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Buika. c7

«El público es mi tribu y mi jefe y me dice qué hacer»

entrevista a buika ·

La cantante mallorquina protagoniza el próximo 6 de noviembre el concierto del ciclo Jazz Otoño, en el Teatro Cuyás de la capital grancanaria.

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 1 de noviembre 2021, 01:00

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-¿Qué le espera al público que acuda a su concierto en el Teatro Cuyás?

-Pues ni idea, eso quisiera saber yo (risas de la cantante). Soy una incógnita hasta para mí. No acostumbro a preparar los conciertos, porque entonces tendría que tirar de memoria y tengo una memoria horrorosa. Prefiero no tener nada en la mochila y llenarla en vez de vaciarla, 'papi'. Ya me entiendes...

-Imagino entonces que la conexión que se establezca con el público será capital para el desarrollo del repertorio...

-Ellos me guían. Siempre he tenido a la tribu como directora de orquesta. El público es mi jefe y me dice qué hacer. Son nuestros jefes, tanto para mí como para ti. Saben mucho, saben más de música que yo. Salgo al escenario como el toro que sale a la plaza. No sé qué voy a hacer, qué va a pasar... salgo libre. Además, tras lo que ha pasado, son casi dos años sin verme con mi gente. Dos años de encierro, de susto, de miedo, por eso no voy a prepararme nada.

-¿No le da vértigo enfrentarse así al público, a la torera, nunca mejor dicho?

-Me da más vértigo no hacerlo. ¿Tú escribes, verdad?

-Sí.

-Si ahora te dijeran que si no escribes un 'best seller' o no vuelves a comunicarte con tu público... ¡coño! te lanzas al vacío y que salga lo que salga. Ahora son tiempos de reunión y de reencontrarnos con nuestra tribu y nuestros jefes. Tú y yo tenemos los jefes más guais del mundo. No podemos quejarnos.

-¿Cómo lleva ese reencuentro con su tribu y sus jefes y que ellos lleven mascarillas, estén separados y no puedan levantarse de sus asientos?

-Con las ganas que teníamos de juntarnos, ni una mascarilla ni nada nos puede quitar el goce. Te lo garantizo. Cuando estás gozando como un perro, hasta de la mascarilla te olvidas. La llevas puesta, pero ni te enteras.

-¿Ha percibido en el público un plus de ganas por volver a disfrutar de la música en directo?

-En los conciertos, en la calle, en el médico... en todas partes. Hace unos días estuve en tu tierra y las calles ardían 'papa', la gente está divirtiéndose después de mucho tiempo. Volviendo a disfrutar de tomarse algo, de salir, de estar con la familia y amigos. Ahora, nos ofrezcan lo que nos ofrezcan, si tiene la palabra entretenimiento, nos lo tragamos con patatas. Estamos hartos de comunicarnos a través de los 'black mirror'. En cierta manera, ponerse delante de un cuadro o ver una obra de teatro o una danza significa que te tocan y tú tocas a los demás.

-¿Abre esto una puerta al optimismo en el sentido de que si la lucha contra la covid-19 se sigue ganando la música en directo va a vivir unos años de esplendor con un público volcado?

-¿Sabes una cosa, 'hermano'? Una de las cosas que nos ha traído el regreso tras el aislamiento es que nos ha hecho ver lo mucho que nos queremos. Los últimos años existía una especie de división entre la humanidad, con muchas cosas raras. Ahora, la gente coge con mucho amor decirse cosas cariñosas, hasta con los desconocidos. Te pongo un ejemplo, con lo que sucede ahora en La Palma. Soy isleña, de Mallorca. Parece que entre los mallorquines y los de Ibiza y Menorca parecía que no hay unión. Pero con que suceda algo, aunque sea pequeño, todos nos volcamos. Eso demuestra que no estamos solos. Al principio de la erupción nos juntamos un montón de artistas en la tele para hacer un acto de colaboración. En Palma yo sentía que estábamos aislados, que el mar era como un muro. Pero para nada. ¡Qué pena que haya tenido que venir una pandemia y llevarse a tanta gente por delante para recordarnos lo mucho que nos queremos!

-¿Cree que la mayoría saldrá reforzada y mejor de esta pandemia?

-Sí, mucho más fuertes. Desde mi punto de vista, antes estábamos en una crisis de debilidad humana. Esto nos ha demostrado lo fuerte y maravillosos que somos. He regresado con el orgullo en la Nasa y ningún satélite me lo va a bajar.

-¿Ha vuelto también con un poco de 'Melancolía', tal y como canta en su reciente tema con Jacob Gurevitsch?

- Melancolía, 'papi', por haber superado de todo. No te conozco, pero por tu voz, no eres un chaval.

-No, no lo soy, un cuarentón.

-(Risas) Tras pasar por tanto, espero que no haya sido en vano y lo que me genera melancolía es todo lo que se nos ha quedado atrás. Pero siento que lo mejor estar por venir y no es algo gratuito. Lo que nos queda tras pérdidas tan grandes es para gozarlo de verdad.

-¿Miami se quedó atrás y vuelve a residir en España?

-Soy una hoja al viento, 'papi'. Miami sigue allí y España, aquí. Sigo allí y este año estoy aquí porque la gira es por Europa. Al cerrarse las fronteras tienes que escoger. España es un país que tendrá sus cosas, pero te puedes marchar cuando quieras para nutrirte en muchos lugares del mundo y regresar y devolverle todo lo que ha hecho por ti con lo que has aprendido lejos. Eso es un ejercicio que en España se hace con una alegría tremenda. Nos encanta recibir cosas nuevas. El español de coco es un personaje inquieto. Si vuelvo a la vida quiero ser española y negra. Negra y española.

-¿Esa inquietud es la que también ha plasmado en su música, bebiendo de muchas fuentes?

-Soy un monstruo fruto de las conquistas, hermano mío (risas). Me crié con la fusión, vivo de la fusión y lucho por la fusión. Es lo que soy. Me pasé toda la infancia escuchando: «¡Niña! ¿de dónde eres, de África? No, porque naciste aquí, me decía mi familia». En la calle decía que era española y me decían que no, que era africana. Lo que digo es que si entras al desierto con medio vaso de agua estás jodido. Pero si llevas 50 años caminando por el desierto con ese medio vaso de agua, ya estás curtido. Nunca tuve identidad y a estas alturas de mi vida no voy a ir a buscarla.

-¿Musicalmente también?

-Fue la única manera que encontré de tener algo mío, de generar un estilo propio y no tener que subirme a un carro, sino al mío propio. Siendo hija de inmigrantes y una larga lista de cosas más, lo tenía difícil y no he nacido para ser del montón. Soy inmune a las críticas y a la hora de trabajar necesito tener esa libertad.

-Por eso imagino que le gusta que le llamen 'la voz de la libertad'...

-Eso sí que me gusta. No lo entiendo, pero sí (risas).

-¿Esa libertad le permitió conectar fácilmente con Carlos Santana para temas como 'Yo me lo merezco'?

-Sí. Sé diferenciar entre lo que pienso, lo que sé y lo que creo. Eso es importante para tratar con los demás. Pertenezco a un mundo de gente con muchos egos. Yo no soy estrella y convivo con estrellas, maestros y animales muy salvajes. Hay que saber lidiar con eso y si trabajas con ellos desde la persona que realmente eres te lo pasas muy bien, porque son personas muy divertidas.

-Sobra hablar del talento musical de Carlos Santana...

-Es una maravilla. Disfrutas de ver cómo actúa, cómo trabaja y cómo habla. Ya no se compone así, es de otra época. Es una 'master class' maravillosa.

-¿Nos puede adelantar algo de sus próximos retos y discos?

-Delante tengo la eternidad (risas). Soy una soñadora. No planeo nada, soy una hoja al viento.

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