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Carmen Delia Aranda y / Las Palmas de Gran Canaria
Jueves, 1 de enero 1970
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¿Es una novela? ¿Es una sucesión de relatos? ¿Qué demonios es este artefacto narrativo ideado por un Antonio Orejudo en estado de gracia? Nos referimos a Ventajas de viajar en tren, una obra sorprendente que dejará sin aliento al lector durante sus intensas 152 páginas.
En este libro, que obtuvo el premio Andalucía de novela en el año 2000, Orejudo se lo pasó pipa jugando con las estructuras narrativas y conduciendo al lector, de forma tremendamente natural, por un laberinto de espejos, que a veces toma la forma de muñeca matrioska, insertando un relato en el interior de otro.
Sin embargo, a pesar de la complejidad, no hay forma de perder el hilo de una historia delirante salpicada de reflexiones existenciales y de perogrulladas de lógica tan aplastante que parecen sacadas del más vulgar de los libros de autoayuda. Y es que la historia, que arranca cuando un hombre se lanza a contar su vida a su compañera de vagón, transita por el género negro, la fantasía y el realismo mágico con una facilidad pasmosa y sin abandonar el tono sarcástico y humorístico.
Para que se hagan una idea de cómo se las gasta Orejudo, una cita sobre el poder de la palabra: «La personalidad no es otra cosa que lo que nos cuentan de alguien, lo que alguien nos cuenta de sí mismo, lo que nosotros nos contamos de alguien o lo que nosotros nos contamos de nosotros. Lo que hacemos, lo que sentimos, lo que experimentamos es simplemente un impulso electromecánico que solo adquiere sentido cuando lo contamos». De ahí que le saliera una obra tan electrizante.
Título. Ventajas de viajar en tren.
Autor. Antonio Orejudo.
Editorial. Alfaguara.
Año. 2000
Páginas. 152.
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