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«Con mi personaje he realizado un viaje emocional y físico muy intenso»Francesc Zanetti
Las Palmas de Gran Canaria
Martes, 3 de octubre 2023
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Su risa incomoda y resuena desafiante en Osel, el territorio que gobierna en los confines de la devastadora guerra. El actor Luifer Rodríguez es uno de los tres protagonistas de la volcánica producción escénica de unahoramenos y el Teatro Pérez Galdós, 'Protocolo del quebranto', que será estrenada en el coliseo capitalino los días 5, 6 y 7 de octubre. A las órdenes de Mario Vega interpreta a Crezk, un odioso y turbio 'señor de la guerra' cuya visceral voluntad se impone siempre en sus destartalos dominios que habitan los otros dos actores con los que comparte montaje, Marta Viera y Mingo Ruano.
El actor, que formó parte del reparto de la serie 'Las noches de Tefía' e imparte la docencia en el Instituto de Cine, aguarda el próximo estreno de la película 'Lo carga el diablo', del valenciano Guillermo Polo. «La personalidad de Crezk es fruto de una transformación vital que el público desconoce, pero va intuyendo durante el transcurso de la función. Vive en la guerra y vive de la guerra que ha provocado un profundo y brutal cambio en su humanidad. Osel es su casa y su territorio, y en él establece su ley. En las guerras se mezclan las víctimas con los victimarios, aunque en los conflictos bélicos todos y todas podríamos convenir en que todos somos víctimas de una misma catástrofe moral», explica el actor cuyo papel en el transcurso del arco narrativo de esta obra parece advertirnos de que no hay nada más allá del horizonte plano de violencia, intimidación y opresión que enmarca su reino devenido en un no-lugar. «Su vida interior es extrema y sobrevive acorralado por su pasado presentándose como un ser enfrentado a un proceso infernal. Para un actor Crezk es un diamante en bruto que me permite explotar toda una amplia gama de registros que tienen que ver con el lado sádico de la existencia. Es uno de los personajes más duros que jamás haya representado sobre un escenario. Lo rico para un actor es representar personajes con múltiples aristas y éste, sin duda, tiene muchas», agrega. «Con él he realizado un viaje emocional y físico muy intenso. Defenderlo me permite explotar desde la honestidad todo un abanico de posibilidades y potencialidades naturales, sacar lo mejor de mí, si bien he descubierto registros que nunca había trabajado con anterioridad en ninguna otra ocasión como la crueldad extrema o el sadismo».
Muy pocos se atreverán con historias como 'Protocolo del quebranto'. Es un montaje duro, turbador, atravesado por el concepto mismo de la violencia, visceral en su discurso y pliegues propuesta escénica, pero la sustancia de la guerra no admite ambages ni rodeos. «Lo importante es que el público se plantee las razones que nos llevan a acometer atrocidades, cuando la esencia de la epopeya humana sigue siendo la bondad, aunque en situaciones extrema seamos capaces de llevar a cabo los actos más execrables e insospechados. Es necesario que el teatro reactive nuestra capacidad crítica, de asombro y sorpresa. La guerra se plantea como un concepto genérico –jugamos incluso cuando somos niños a la guerra- que siempre ocurre lejos de nosotros. Esta obra no habla de la guerra en sí, sino de sus efectos en los seres humanos. El drama de la guerra se instala como un cáncer en el seno de las personas que la padecen, deshumanizándolas, turbando su estado de ánimo, agotando sus existencias en el abismo sórdido de la sinrazón… El teatro debe seguir siendo hoy más que nunca un medio que agite conciencias y puede también hacerlo creando poesía desde la pesadilla».
Luifer Rodríguez pone en valor el legado documental que sostiene la dramaturgia creada por Mario Vega en 'Protocolo del quebranto'. El director de escena viajó junto al periodista Nicolás Castellano a Ucrania hace unos meses para realizar unas treinta y cinco entrevistas a distintas personas que había sido víctimas de alguna manera u otra de la invasión rusa del país. El actor escoge de su interpretación un instante sugerente y otro sobrecogedor: «el monólogo 'Valerie' deja entrever las razones de ese ritual de crueldad que somete a Crezk, mientras que la más tensa se produce en una secuencia del montaje en la que canta junto a Nadia (Marta Viera) una canción de Tom Waits en la que se evidencia el abuso de poder que ejerce sobre esa desvalida mujer. Es de un desagarro emocional conmovedor», sostiene.
Es la primera ocasión en la que trabaja con la actriz Marta Viera y colabora con Mario Vega y su factoría unahoramenos (si bien lo había hecho hace ya varias décadas siendo Producciones del Mar). «Uno de los retos de Vega ha sido modular la sobreactuación de los actores a la que nos exponíamos de manera natural al tratarse de un drama de temperatura incendiaria. La monstruosidad había que combinarla con la naturalidad de la verdad de la vida de los personajes para que llegara de manera creíble al público. Lo que me gusta es crear y contar personas sobre el escenario para sentirme cómplice de sus humanidades».
Otro de los elementos más simbólicos que pueblan la escenografía de 'Protocolo del quebranto' es el agua. Su regular utilización por los actores en muchas de las escenas los ha obligado a familializarse con un recurso que puede llegar a complicar su interpretación. «El agua se asocia al concepto del frío y genera sobre el escenario unos reflejos que con el efecto de la luz llega a veces a parecer un espejo que crea mundos de ensoñación en los que los personajes también se ven reflejados. El agua agudiza nuestras presencias sensitivas y ese efecto desagradable de la humedad en nuestras ropas nos ayuda a entender la incomodidad como recurso interpretativo», indica Luifer Rodríguez.
El actor valora positivamente el proceso de experimentación escénica del Laboratorio Galdós Internacional. «Implicarme en un proyecto de esta envergadura es un privilegio. La producción teatral en su conjunto siempre está presente en esta manera de entender el teatro. En Canarias no hay parangón con esta concepción que posee unahoramenos, porque la productora tiene muy clara su línea editorial. Disfrutar del fondo y trasfondo de este montaje, de su ejercicio y proceso de investigación te permite descubrir que el error forma parte del avance», concluye.
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