Pepe Viyuela será Tartufo la próxima semana en el Cuyás

Viyuela, que actuará en el Cuyás los días 29 y 30 a las 19.30 horas, regresa a las tablas del teatro grancanario tras éxitos como 'Esperando a Godot'.

En la obra de Molière, Orgón ha caído bajo la influencia de Tartufo, el personaje al que da vida el popular actor, un falso devoto que busca quedarse con todos los bienes de aquel buen burgués.

El impostor, que exagera su devoción para convertirse en director espiritual de Orgón, con cuya hija también pretende casarse.

Al mismo tiempo, Tartufo trata de seducir a la segunda esposa de su benefactor, Elmira, mucho más joven que su marido. No contento con eso, una vez desenmascarado, el personaje interpretado por Viyuela tratará de echar a Orgón de su propia casa, llegando incluso a recurrir al rey que, finalmente, ordena la detención de Tartufo.

En el montaje, acompañan a Pepe Viyuela los intérpretes: Paco Déniz, Silvia Espigado, Germán Torres, María Rivera, Estíbaliz Racionero, Javier Mira y Jorge Machín.

Según el director del montaje, Ernesto Caballero, «la intención de la obra es la crítica de los falsos devotos, de los hipócritas que se presentan bajo la apariencia de personas con fuertes valores cristianos y que esconden otros intereses».

«El tema principal es, pues, el de la hipocresía, aunque la pieza suscita también otras cuestiones no menos relevantes», añade el director, que cita como subtemas «la obstinada e irracional resistencia para reconocer la evidencia de los hechos, la superioridad moral o la justificación de la mentira como recurso natural del superviviente».

Para el que fuera máximo responsable del CDN, Tartufo es hoy «ese narcótico vendaval» que hace que el público se decante «por lo verosímil, antes que por lo veraz» y «por las reconfortantes y, nunca mejor dichas, mentiras piadosas» frente a «la inevitable y, en ocasiones, incómoda realidad».

«Nuestro Tartufo se presenta, antes que nada, como un radical y festivo juego teatral sin trampa ni cartón porque, paradójicamente, en el teatro todo es trampa y cartón», y es ahí donde radica «su grandeza» y «su verdad», concluye Caballero.