Un viaje emocional y operístico con Juan Negrín
El Teatro Pérez Galdós acoge los días 6, 7 y 8 de noviembre el estreno de una ópera sobre el médico y presidente grancanario de la Segunda República
En el médico, científico y presidente del Gobierno de la Segunda República Juan Negrín López (Las Palmas de Gran Canaria,1892-París, 1956), el compositor madrileño Gonzalo Díaz Yerro, afincado desde hace años en Gran Canaria, encontró a su «Orfeo contemporáneo», en alusión al mito clásico y a la pieza operística del alemán Christoph Willibald Gluck.
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Cuando conoció de primera mano en la Fundación Negrín algunos de los entresijos más significativos de su existencia tuvo claro que sería el protagonista de la ópera que quería componer desde hacía tiempo. Los días 6, 7 y 8 de noviembre, siempre a partir de las 20.00 horas, verá la luz en el escenario del Teatro Pérez Galdós 'Negrín, la ópera', cuya música y libreto ha creado Díaz Yerro.
«Está siendo un trabajo enorme, las casi 80 personas que participan en el apartado artístico han trabajado a favor de obra. Si contamos el equipo técnico, son muchas más personas. El ensamble está funcionando muy bien y estamos apretando los últimos tornillos para que todo funcione. Es una ópera cercana para todo tipo de público. Aunque se catalogue como ópera contemporánea, no deja de ser una composición clásica, bastante cinematográfica, lo que la hace muy llevadera para cualquier tipo de espectador», avanza José Guadalupe, responsable de la dirección artística de esta propuesta de 2020 Producciones con el Teatro Pérez Galdós.
Gonzalo Díaz Yerro rememora los orígenes de este proyecto. «Empecé la casa por el tejado. Me puse a componer sin tener ningún tipo de esperanza ni compromiso de que se fuera a estrenar algún día. Pero hice una visita a la Fundación Negrín en el año 2016, que me dejó impactado. Todos conocemos un poquito sobre Juan Negrín, pero no que tenía esa personalidad tan poliédrica, rica, dramática y compleja. Ni que su vida fuera tan intensa. En ese momento estaba pensando escribir una ópera y lo tuve claro. Tenía delante un Orfeo moderno, que intenta salvar su visión de España, que es su Eurídice, pero lo pierde todo. Trató de salvar su visión de España, porque dentro de la Segunda República había muchas visiones. Entonces vi que era un personaje muy operístico... un héroe o un antihéroe, según se mire, de nuestros tiempos», apunta el compositor durante un descanso de uno de los ensayos.
El punto de partida
«El punto de partida fue su Fundación, que me abrió el archivo y me facilitó mucha documentación. Después tuve la suerte de conocer a Carmen Negrín, a la que interpreta en la obra Carolina Sosa, porque ella vivió entre los 4 y 9 años con su abuelo y su hermano Juanito, al que llamaban Juanete. Su abuelo los acogió en su apartamento de París porque su madre estaba muy enferma. Muchas de las escenas de la ópera comienzan con anécdotas que ella me contó y que no están publicadas en ningún sitio, porque pertenecen a su vida familiar. A partir de ahí vemos a un Negrín muy humano, tiramos del hilo y lo descubrimos en los últimos años de su vida, donde aparecen todos los fantasmas del pasado. Sufría una depresión muy severa, aunque lo disimulaba delante de los niños», subraya el artista.
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Díaz Yerro da su visión personal de Juan Negrín, que refleja en este proyecto artístico que, aclara, no es un documental ni un ensayo musicado sobre la figura de este personaje histórico. «Fue el mayor incomprendido. El bando franquista lo convirtió en el enemigo público número uno tras la Guerra Civil, pero también lo fue para los republicanos y por eso fue apartado del partido socialista. Es un personaje trágico por excelencia y al mismo tiempo lo vemos transmitiendo sus valores en el ámbito familiar, mientras tiene los distintos recuerdos de su pasado. Se genera así una fábula o sueño, porque esto no es un documental. Lo que hemos tratamos de hacer ha sido poner el foco artístico sobre un personaje fascinante de la historia de España y de Canarias. Si tras la ópera la gente se anima a leer sobre su figura, nosotros tan felices, pero lo que tratamos es de hacer una ópera, una ficción a partir de su vida y construir un viaje emocional. Eso es lo que vivimos cuando vamos a la ópera. Desde Mozart y hasta Verdi lo que se hace es reflejar emociones humanas muy profundas para que el público se mire en ese espejo y se sienta identificado, aunque las rechace en muchos casos», defiende el compositor.
«Este proceso artístico me ha permitido descubrir muchas cosas y anécdotas en torno a Juan Negrín. Se cuenta todo de una manera cercana y certera para que el público saque sus propias conclusiones y descubra cómo fueron aquellos años tan convulsos que le tocó vivir a Negrín», puntualiza José Guadalupe a la vez que reconoce que el espectador encontrará paralelismos entre aquel clima histórico y la convulsa actualidad.
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Hitler, Stalin y Franco
Mientras Juan Negrín está en su casa parisina con sus nietos, entre los personajes del pasado que cobran vida ante sus ojos en esta ópera hay tres que son fundamentales. Se trata de Adolf Hitler, al que da vida Manuel Gómez Ruiz, Iósif Stalin, al que encarna Héctor de Armas. y el dictador español Francico Franco, en cuya piel se pone Víctor Ramírez Acosta.
El elenco lo encabeza el barítono tinerfeño Fernando Campero, que asume el rol de Juan Negrín, Blanca Valido, que encarna a Feli, su compañera de vida en aquellos años, y Carolina Sosa y Mario Méndez, como sus nietos Carmen y Juanete.
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Se completa con la bailarina Selam Zapater, que representa con su baile de una forma metafórica la España de aquellos tiempos, los 30 miembros del coro Súbito Koral, dirigido por Víctor Ramírez Acosta, el pianista Nauzet Mederos y en el foso la Orquesta Inegale, con 30 músicos y dirigida por el propio Díaz Yerro.
El compositor madrileño reconoce que Fernando Campero sostiene sobre sus hombros el grueso de 'Negrín, la ópera'. «Con su magnífica voz lleva el mayor peso de la ópera, los demás son importantes también, pero más secundarios. Él está todo el rato sobre el escenario durante las dos horas y media que dura la ópera», avanza el compositor y libretistas que contó con el apoyo de Carmen Negrín para pulir los detalles históricos y del ámbito personal de su abuelo que trascienden durante la representación.
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La escenografía
Israel Reyes firma la dirección escénica de esta ópera, mientras que el diseño escenográfico corre a cargo de Carlos Brayda. «La escenografía se asemeja un poco a la fachada del Gabinete Literario, pero realmente evoca a la de un ministerio y a su vez nos sirve para representar la casa parisina de Juan Negrín. En el segundo acto se incluyen algunas sorpresas y se transforma», avanza Guadalupe sobre una propuesta que incluye también retroproyecciones de Daniel Barreto, un trabajo de iluminación diseñado por Ibán Negrín y un vestuario creado por Mónica Armas.
«Intentamos trabajar entre la modernidad y lo histórico para jugar con un lenguaje cercano que llegue a todos los públicos», concluye el director artístico sobre una ópera que, añade, pone de manifiesto «el enorme talento artístico canario» y que, confía, tras su estreno en el Pérez Galdós gire por las islas y salte incluso a los escenarios de la península.
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Una música para todos los públicos y con aroma cinematográfico
La música clásica y operística contemporánea suele generar pavor entre el público. Gonzalo Díaz Yerro advierte que la que ha compuesto para 'Negrín, la ópera' no debe generar miedos entre los espectadores.
«Estudié composición en Viena. Después me especialicé en medios audiovisuales, pero siempre he seguido componiendo música sinfónica. De alguna manera me di cuenta de que toda la música cinematográfica bebió de las mismas fuentes que yo. Desde Max Steiner hasta Erich Wolfgang Korngold lo hicieron en su momento. Los códigos quese trabaja en el audiovisual son los mismos que me han apasionado siempre como público de la ópera. He tratado de fundir esas dos tradiciones que parten de la misma fuente y buscar guiños operísticos que todos conocemos, basándome en un lenguaje que tiene algo de cinemático porque la historia la construyo mucho con 'flaskback' dentro de las ensoñaciones. Hay momentos dramáticos que requieren una música más atonal y después se cambia y aparecen melodías muy bellas», explica el compositor.
Asegura que disfrutará de esta pieza tanto el publico asiduo a la ópera «como aquel que suela escuchar bandas sonoras de cine y series».
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