
Pedro Pastor. Cantautor
«Sé que soy músico desde niño. No fui a la universidad, nunca intenté ser otra cosa»Secciones
Servicios
Destacamos
Pedro Pastor. Cantautor
«Sé que soy músico desde niño. No fui a la universidad, nunca intenté ser otra cosa»A Pedro Pastor Guerra (Madrid, 1994) la música le corre por las venas. No se trata de una frase hecha, sino de una realidad, pues es hijo y sobrino de cantautores: del cacereño Luis Pastor y del canario Pedro Guerra, uno de los artistas más internacionales del archipiélago, con el permiso de Quevedo.
«Hay muchísimas canciones de Pedro Guerra que claro que hubiera firmado yo encantado; por ejemplo, 'Cerca del amor', que tal vez no es tan popular, pero que me encanta desde dónde está escrita. Pedro tiene una sensibilidad, desde la sencillez, que a mí me representa», confesó el compositor madrileño, con ojos vivarachos y sonrisa imperturbable, desde la Cafetería San Telmo, en la capital grancanaria.
Con Pedro Guerra comparte, según consideró, el lugar desde el que escribe, desde «una sensibilidad muy fuerte, muy a flor de piel, pero desde lo sencillo». Pese a ello, no suele experimentar ese deseo de haber creado las canciones de otros artistas. «Me encanta que las hayan compuesto otros, que haya gente viva que compone y canta lo que hace. Yo, de hecho, las canto y ni siquiera me distancio de ellas, porque las canciones de los demás también son mías, nuestras. Mis canciones también son tuyas», apostilló.
Pedro Pastor guarda, así, un vínculo de sangre «inevitable» con el archipiélago. Una tierra de la que no tiene herencia, sino «presente». «Hay una pulsión, un magnetismo que me trae. Tengo a mi abuela en esta tierra, lo que es valioso, hermoso, pues vivo en península y no la veo lo que me gustaría. Tengo una gaveta entera de recuerdos de mi infancia en el Puertito de Güímar (Tenerife), tengo una conexión con el mar, lenguaje, música... un cordón umbilical con las Canarias», reparó.
Las islas, además, le han servido de puente para desarrollar su música, claramente influenciada por los sonidos latinos. «Aquí, en Canarias, tenemos una conexión cultural y musical muy fuerte con América Latina. La salsa, la cumbia, el merengue o la bachata son músicas que hemos escuchado de siempre en la verbena», confesó. Si bien, esta conexión con el otro lado del charco se consolidó «con el propio viaje».
«Con 20 años decido recorrer el continente por primera vez y empiezo a generar un lazo. Empiezo a ir y a ir, y a beber incontroladamente de esos ríos de una manera orgánica, no intencionada, como sucede cuando se conoce un lugar y apasiona lo que se descubre», contó, a la par que señaló a Rubén Blades y Juan Luis Guerra como dos de sus «pilares musicales».
Lo cierto es que a Pedro Pastor la vocación de músico le «llegó» desde bien joven, a los 13 o 14 años, tras interpretar una canción propia en un concierto de su «viejo». «Parece ser que me bajo del escenario, porque yo no me acuerdo, en un pueblo perdido de Soria y le digo a mi viejo 'yo músico, yo cantante'», detalló.
Más tarde, a los 17, prendió la mecha de su carrera. Dejó su casa, alquiló una habitación y recorrió España de punta a punta y de sala en sala. Operación que repitió después, incansable, en Latinoamérica. «Desde que soy niño sabía que soy músico, y soy músico. No fui a la universidad, no he tenido una vía de escape, por suerte mi familia me ha permitido no tenerla. Nunca intenté ser otra cosa», expresó.
Tras más de una década en la carretera, la ambición del cantautor sigue palpitando a latidos altos: «Aunque se ha visto un poco mermada por mi empeño en ser el dueño de mi propia obra y de mis tiempos, tengo delirios de grandeza, sueño con tocar en sitios enormes, pero soy bastante consciente del privilegio que supone llevar 11 años viviendo de mis propias canciones y tener público en cada ciudad a la que voy, que paga una entrada para verme aquí y al otro lado del océano. Esto ya es muchísimo, la suerte es toda».
Hace tan solo unos días colgó el 'sold out' en casa, en Madrid, concretamente en la Sala La Paqui, y no ha dejado de agradecerlo. Acaba de finalizar, a su vez, la grabación de su próximo trabajo junto a Los Locos Descalzos, que promete, entre otros, aires más roqueros y más savia de la música popular latinoamericana.
«Siempre dando vueltas» reza el estribillo de una de las canciones de Pedro Pastor. Hace apenas un mes -el pasado septiembre- estuvo en Gran Canaria ofreciendo un concierto, lugar al que volvió para el mismo fin recientemente, el 19 de octubre. Entonces, puso música al encuentro Gran Canaria Solidaria en el Parque de San Telmo, con motivo del Día Internacional por la Erradicación de la Pobreza.
Un ambiente en el que el cantautor no desentona, y es que su obra exuda compromiso social por los cuatro costados. «Un evento como este, con carácter solidario, reivindicativo, de visibilizar las desigualdades, es algo que me interesa, que me interpela», apuntó ese mismo día en la citada cafetería.
Se trata de un interés de esos que traspasa la piel, que se vuelve físico, pues, tal y como él mismo entona en una de sus composiciones, a Pedro Pastor le «duele el mundo». «Lo que más me duele ahora mismo es lo que está sucediendo en Gaza. Me sensibilicé con la causa palestina desde que tengo uso de razón», confesó sobre una situación por la que se siente «atravesado», porque no puede «hacer nada y la comunidad internacional jamás va a tener el valor de pararle los pies a Israel porque le interesa, única y exclusivamente, los acuerdos económicos que tienen», agregó.
Sobre el conflicto, abundó en que le «aterra la facilidad con la que se reconstruyen y destruyen los relatos históricos y la fragilidad de los mismos, debido al exceso de información y a la dificultad para contrastar los datos que llegan». De hecho, la memoria histórica es otra cuestión que remueve al artista hasta el punto de «hacerle hueco» en sus letras.
Pastor, además, ha sufrido el repunte de la censura que se ha dado en los últimos tiempos en el ámbito cultural. Tanto es así que en julio de 2019 le cancelaron un concierto firmado en Aravaca, Madrid, con el cambio de gobierno. «Creo que la censura es una bala en el pie del censor, no del censurado, pues es posible que genere el efecto contrario, que haya gente que descubra mi música a través de eso o que haya otros lugares que quieran programarme a raíz de ahí», apostilló.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.