Borrar
«En el ADN de Los secretos no está acomodarnos»

«En el ADN de Los secretos no está acomodarnos»

El veterano músico habla de cómo será el concierto que ofrecerá Los secretos este domingo en el auditorio Alfredo Kraus a partir de las 19.00 horas. Durante el recital, de más de dos horas, la legendaria banda repasará su cancionero más conocido y ofrecerá algunas de las canciones de su nuevo disco, ‘Mi paraíso’, un álbum con temas originales sacado después de ocho años sin grabar.

Jueves, 1 de enero 1970

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

— ¿Cómo será el concierto que ofrecerán en Gran Canaria?

— Hemos sacado un disco hace unos meses Mi paraíso, un trabajo con canciones originales nuevas y estamos enseñándolo a nuestro público. Ahora hay que hacer así las cosas. Siempre fue así, pero ahora no hay programas de televisión para mostrar tu música. Las redes sociales están bien, pero funcionan tangencialmente. No porque seamos Los secretos y tengamos disco nuevo va a llegar a la gente. La forma de hacerlo llegar es a través de los conciertos. Mejor, tocarlo ante gente. Las nuevas canciones, donde más se valoran, es en la comparativa con las viejas. Si la ves dentro de un contexto de canciones históricamente respaldadas por el público y sobreviven bien dentro del espectáculo, es que funcionan. Es una forma de enseñar al mundo nuestros trabajos.

— Llevan 40 años en la música, ¿han transitado muchas veces por el bulevar de los sueños rotos o ha sido un camino de rosas?

— De todo ha habido. Aunque hayamos tenido grandes tragedias –tres miembros muertos, incluido mi hermano– accidentes horrorosos, momentos depresivos y de vacío, eso no quita para que, en conjunto, haya sido un regalo para cualquiera. Nadie decide sobre el futuro y nadie puede verlo. No podíamos pensar que esto iba a ser la profesión que ha sido para nosotros. Éramos unos chicos aficionados a tocar la guitarra y a hacer canciones. Que les guste a la gente es lo principal y estamos agradecidos de seguir gustando a la gente, llenando sitios, que nos permite, no solo vivir de la música, sino hacerlo con éxito, difusión y admiración. Esto anula todo lo negativo que pueda tener mi vida en cuanto a la música. Todo se olvida en cuanto escuchas cómo te aplauden cuando haces un trabajo y quieres presentar a los nuevos miembros en esa familia que formas con el público. En esta parte estamos. Tocaremos temas de otros discos, además de las nuevas canciones. En dos horas y cuarto de concierto, con unas 29 canciones, da tiempo a hacer un repaso enorme de nuestra trayectoria y tocar siete u ocho canciones nuevas. Ayer leía que Sabina y Serrat –les quiero mucho– están de gira también. Casualmente tienen 29 canciones. Su concierto es más largo, pero sí, con unas 28 o 30 canciones tienes tiempo de sobra para que todo el mundo se quede contento; los que quieren escuchar una canción determinada y los que quieren escuchar algo nuevo.

— La industria musical ha cambiado. ¿Están más cómodos ahora o antes?

— No sabría decirte, es una cuestión de adaptación. Los músicos llevamos, desde nuestros orígenes con las primeras grabaciones fonográficas, aguantando cambios. Dime un año donde no haya habido un cambio tecnológico: de mono a 32 pistas, luego, los magnetofones, las 24 pistas... En el ADN de la música está la adaptación a los tiempos. Tengo un cuarto lleno de aparatos que no sirven para nada. Mi estudio ahora es un ordenador. Eso está al alcance de todos los bolsillos. No podíamos imaginar que pudiéramos tener en la mano un aparato para ver la televisión, escuchar la radio, conectar con el mundo y hablar por teléfono... Es increíble. Y todo va a seguir cambiando. Adaptarse es lo normal, te puede costar más o menos. Hay gente que no ha hecho ni un concierto, pero tiene millones de visitas en su canal Youtube. No pertenecemos a ese mundo pero lo usamos para la difusión. Antes no tenías tanta información del público. Toda esta tecnología tiene una parte buena.

— ¿Por qué ?

— Por varios motivos. Llevo 24 años comprometido con el medio ambiente. Mis amigos piensan que estoy loco. He conseguido que mi casa desprenda cero emisiones. He evitado toneladas de CO2. Soy consciente de que el paraíso es este; esta canica en el sistema solar, con estas casualidades, que nos permiten tener tantas calidades de vida y nos lo estamos cargando. Gracias a Dios hay mucha gente concienciada. Y en el estribillo digo; quiero encontrar puerta de atrás del paraíso. Lo que digo son dos cosas: Esto es el paraíso y hay que cuidarlo. Pero en un mundo lleno de noticias catastróficas hay que tener una pequeña zona de confort, una puertecita que te lleve a tu casa y tu rincón. Habla de eso, de lo afortunados que somos de tener lo que tenemos: el planeta, el trabajo con Los secretos y una vida personal que a veces echo de menos.

— Ocho años sin sacar temas nuevos, supongo que Los Secretos tampoco los necesitan. ¿Por qué arriesgar?

— Honestamente, no puedo vivir de las rentas o de lo que has hecho en pasado. Eso está genial y te garantiza que vas a trabajar. Tienes 12 o 15 canciones que conoce todo el mundo. Un hombre de 80 y pico años me dijo: traje a mi nieto al concierto pero resulta que conozco todas vuestras canciones. La popularidad no es tener followers, simplemente que tu música se difunda de forma natural. Nosotros no necesitábamos esto, pero en nuestro ADN no está acomodarnos. Tardamos ocho años en sacarlo, porque hemos tenido decencia de ser exigentes y, hasta no tener el material de calidad que queríamos, no lo hemos sacado. El disco representa el momento del grupo, con cada apéndice de las características de Los secretos y no todo lo que sabemos hacer; power pop, rancheras, country... Todas las calidades que han marcado nuestra historia. Desde que las escuchas, sabes que son Los secretos.

— Este disco tiene algo de homenaje a su hermano, ¿su ausencia siempre está presente en el grupo?

— No te quepa duda. Cuando empiezas a trabajar con alguien, creáis un estilo, y esa persona deja de estar, porque esa persona no esté, no vas cambiar de estilo. Sí, Enrique está presente en cualquier rasero u opinión sobre nuestra forma de hacer pensamos igual que él. Cuando tomamos una decisión, pensamos: seguro Enrique hubiera tomado la misma. Esa hermandad, que no consanguinidad, la tuvimos desde muy jovencitos los dos. Teníamos muy claro cómo queríamos que sonara. Probablemente, con él, hubiéramos dado los mismos pasos. Siempre antepusimos la música a todo. El dinero era secundario. No hay que preocuparse por los beneficios sino por la calidad. Esos principios lograron que el grupo se convirtiera en un clásico.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios