«Una pelea y una escena de sexo son, en el cine, pura coreografía»

-¿Qué le exigió David Victori para interpretar a Daniel, el personaje al que encarna?

-Durante los ensayos trabajé en la construcción del personaje con el director y un 'coach' que me acompaña desde hace tiempo. Me daban sorpresas para que no mecanizara la actuación.

-¿Puede un tipo corriente llegar a matar?

-Creo que sí. Generalmente no sabemos todo lo que hay dentro de una persona. Daniel, a quien doy vida, es alguien que lleva sometido muchísimos años por su padre, un tipo que está enfermo y al que cuida. Daniel arrastra una timidez excesiva, no sabe decir 'no' y vive con muchos miedos, y ya se sabe que el miedo es el mayor enemigo que uno puede tener.

-Por cierto, la crisis de la covid ha demostrado que al final es más importante un cuidador que un especulador en bolsa. ¿Lo comparte?

-Ostras, madre mía. No tengo ni idea de cómo es un especulador en Bolsa, pero si tengo que elegir me quedo con un cuidador, con uno como el que interpreto, que cuida a su padre hasta la muerte.

-'No matarás' tiene un ritmo frenético. ¿Es frecuente en el cine español este tipo de películas?

-Sí, hay de todo, desde la comedia familiar de Santiago Segura hasta el cine de autor. 'No matarás' es un filme salvaje y entretenido, con un ritmo trepidante. Además es muy sensorial. Una película ideal para ver en la pantalla grande.

-¿Por qué pide en los rodajes que le llamen con el nombre del personaje al que interpreta?

-Siempre lo hago, es la típica cosa de los actores, que somos unos intensos. Es una manera de sumergirme en el personaje. Que me llamen por mi nombre me saca a veces de la escena.

-¿Hay algo que le haya hecho identificarse con el personaje?

-Me gusta cuidar de los míos, protegerlos.

-Hay mucha trifulca en la cinta. ¿Una buena pelea en el cine es como una coreografía?

-Completamente. Una pelea e incluso una escena de sexo en el cine son pura coreografía. En las escenas violentas todo está muy calculado. Los productores siempre temen que te hagas daño, porque entonces no puedes trabajar al día siguiente. Yo soy muy intenso, voy muy al límite. Alguna vez he salido un poco magullado. Los días de rodaje en que toca pelea hay mucha más tensión, muchos más nervios.

-¿Cómo ha sido la experiencia de rodar por la noche?

-Es matador. A partir de las tres de la mañana suena mi alarma. Uno está mucho más cansado y el cuerpo te pide dormir, de modo que has de hacer un esfuerzo para no desactivarte. Por eso no me gusta la noche.

-¿Cuáles son sus actores de referencia?

-Un referente enorme para mí es Javier Bardem, que es extraordinario no solo por lo que ha conseguido sino por la manera que tiene de transformarse. Del extranjero, admiro a Tom Hardy, Shia LaBeouf, Joaquin Phoenix, Robert de Niro, Marlon Brando... Son actores que huyen todo el rato de su zona de confort. Te pueden gustar más o menos sus películas, pero arriesgan constantemente.

-¿Ese cambio de piel y de alma trastoca el equilibrio mental algunas veces?

-Sí, los personajes de una manera u otra siempre te trastocan. 'El practicante', mi filme anterior, de Carles Torras, me trastornó mucho. Adelgacé bastante y estuve dos meses en una silla de ruedas y eso, claro, te afecta. Si tu físico cambia, tu estado emocional también.

-Hay una escena, un primer plano, que me suscita curiosidad. Llora de forma muy auténtica. ¿En qué pensaba cuándo la hacía?

-El 'coach' y el director habían grabado un audio con testimonios de toda mi familia y mis amigos. Era una canción y de fondo se escuchaba cómo cada uno iba diciendo su frase. No me lo esperaba. Cuando entré a rodar y oí lo que estaba sonando... Es una escena única.

-He leído que le gustaría dirigir.

-Sí, me apetecería algo que tirara al drama y al cine de autor. Una historia pequeña.