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En este ensayo, la autora vuelca «el jugo gástrico» con el que ha digerido el #MeeToo, la carta en la que un grupo de francesas blanquearon el acoso sexual y la histórica huelga feminista del 8M. En sus páginas sintetiza, desde una visión personal, el debate de los últimos meses a través de artículos y ensayos recientes, echando mano de su fondo de armario teórico y feminista.
El resultado, un compendio de razones -apuntaladas con datos- que justifican el hartazgo de la mitad de la población ante la dolorosa evidencia de que «nos han encerrado en estereotipos humillantes y nos han relegado al cuarto de atrás de las sociedades y al papel secundario de todas las escenas». Y, cuando una mujer se acerca al techo de cristal, debe demostrar que su posición no tiene que ver con sus dotes amatorias ni con su cara bonita o fea. El relato, repleto de citas y referencias bibliográficas, también es muy personal porque cualquier mujer, en mayor o menor medida, ha sentido la opresión de un sistema que, para colmo, está inscrito en nuestro pensamiento.
Así, Sanz habla en su nombre y en el de todas sus antepasadas para decirle a las mujeres que no están locas como algunos quieren hacerles creer; los que temen el feminismo por desestabilizar una forma de organización económica, social y política del todo injusta y violenta.
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