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El eslabón pictórico perdido

El eslabón pictórico perdido

El investigador Roberto García de Mesa abrió el miércoles una veta en el casi desconocido universo como pintor de Benito Pérez Galdós. Lo hizo, en el marco del 11º congreso internacional sobre el autor de Fortunata y Jacinta, al analizar un óleo que el escritor regaló a Claudio de la Torre, a comienzos del siglo XX.

Lunes, 21 de septiembre 2020, 12:22

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En la casa familiar castellonense del escritor Claudio de la Torre se guarda como un tesoro un pequeño óleo que retrata la bahía de Santander, a finales del siglo XIX. La pintura cuenta con una firma muy especial, la del novelista grancanario Benito Pérez Galdós.

Roberto García de Mesa, profesor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, presentó ayer este óleo, junto a Claudia Hernández de la Torre, nieta del autor de Tic–tac (1925), durante una conferencia en el marco del 11º Congreso Internacional Galdosiano, celebrado en la Casa de Colón de la capital grancanaria.

Roberto García de Mesa aclara que este óleo «no es una obra menor» dentro del prolífico y variado terreno creativo del autor de los Episodios Nacionales.

«Hay que tomar este cuadro como una parte más de su creación. Detrás de este cuadro no solo hay el divertimento de un novelista. Recrea una idea. Esa idea es el avance tecnológico que representaban los barcos de vapor como los que aparecen en esta imagen de la bahía se Santander. En su época fueron las máquinas más rápidas», apunta el investigador durante la disertación que ofreció en la mañana de este miércoles.

En la pintura de Galdós aparecen varios navíos, pero resulta difícil, explica, saber si era uno concreto o si éstos no fueron más que el punto de partida para la inspiración del novelista.

Benito Pérez Galdós pasó largas temporadas en Santander y a finales del siglo XIX el puerto de la capital cántabra tenía una importancia capital. «Esa bahía era de las más importantes de la época en España. El desarrollo de la marina era muy importante y ese puerto era esencial», explica.

García de Mesa data esta pieza en el año 1898 y cree que Galdós se lo regaló a Claudio de la Torre «entre 1915 y 1920». El segundo comenzó a frecuentar las tertulias galdosianas en la casa de Hilarión Eslava cuando recaló en Madrid.

«La huella que tenemos es por mi abuela Mercedes. Ella nos hablaba de la relación con Galdós. Hablábamos de él como un autor ya consagrado, más que como parte de la familia. Sabemos que el cuadro fue un regalo que le hizo a mi abuelo», apunta Claudia Hernández de la Torre sobre el origen de esta pieza.

Tanto Roberto García de Mesa como Cristina Galván, directora de la Casa Museo Pérez Galdós, confían en que esta pieza pictórica ayude a localizar otras creaciones en la misma disciplina del autor de Tormento, más allá de sus conocidos dibujos y caricaturas.

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