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20 años preservando el habla canaria

20 años preservando el habla canaria

El 21 de diciembre de 1999 un grupo de intelectuales decidió crear la Academia Canaria de la Lengua (ACL) para poner sobre el tapete el español hablado en las islas y estimular el estudio de nuestra variedad.

Lunes, 21 de septiembre 2020, 13:18

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Antonio Lorenzo Ramos, Marcial Morera, Manuel Padorno, Francisco Navarro, José Antonio Samper y Ramón Trujillo, quien sería el primer presidente de la entidad, fueron sus académicos fundadores.

Tras su constitución, la Academia Canaria de la Lengua quedó inscrita en abril del año 2000 en el registro de Fundaciones Canarias con el objetivo de estudiar, describir, legitimar y dignificar la variedad regional canaria de la lengua española y su literatura.

Desde entonces, además de recopilar el léxico canario y de resolver las dudas de los hablantes, la academia ha contribuido a difundir la literatura hecha en las islas a través de distintas publicaciones, como la colección Biblioteca Manuel Padorno o el glosario de autores Archipiélago de las Letras, que ya reúne alrededor de 60 fichas dedicadas a otras tantas figuras de la literatura canaria. «Fui profesor y, si tuviera que dar Lengua y Literatura, con estas fichas me encontraría medio trabajo hecho. Contienen estudios sobre los autores, información bibliográfica y una selección de textos de cada autor», dice orgulloso el actual presidente de la ACL, Humberto Hernández.

En su opinión, estos 20 años de la academia han sido «bastante fructíferos y no es autocomplacencia; ahí están los hechos», comenta acerca del casi medio centenar de publicaciones editadas bajo el paraguas de la ACL, incluidos dos diccionarios: el básico de canarismos, que se puede consultar en la web y descargar en teléfonos y tabletas a través de una aplicación; y el de dudas sobre el español de Canarias, que va creciendo a medida que los internautas van formulando sus preguntas sobre el uso de ciertas palabras.

«Estamos a punto de publicar un diccionario de canarismos más amplio que dobla el corpus del anterior, con unas 10.000 entradas», abunda Hernández.

La elaboración de este diccionario y ofrecer respuestas colegiadas a las dudas formuladas por los hablantes canarios son dos de las actividades que reclaman más atención por parte de los académicos. «Las dudas más frecuentes se recogieron en un libro muy interesante publicado en 2018 que se tuvo que reeditar este año», explica Hernández.

Además, desde la ACL se han mantenido encuentros con periodistas y con el profesorado para explicar criterios relacionados con la enseñanza del español en Canarias y cómo incluirlo en los programas curriculares. «Nuestra modalidad lingüística está infravalorada por los propios, aún más por los extraños, así que tenemos que seguir defendiendo que la papa es la voz general en el español en Canarias y que la magua es tan válida como la nostalgia», explica Hernández sobre el propósito de la ACL conferir a nuestros usos del habla el «carácter de una modalidad lingüística más. No hay ninguna peor o mejor, aunque, si me pongo en plan defensor de lo propio, a la nuestra habría que tratarla mejor porque ha desempeñado un papel importantísimo en la maravillosa historia del español» porque se extendió tempranamente por el continente americano, apostilla Hernández.

Este aspecto del español de Canarias fue abordado por el sociolingüista, dialectólogo y académico de la Real Academia de la Lengua, Francisco Moreno, en unas jornadas celebradas en mayo con motivo del 20 aniversario de la ACL que también contaron con el secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Francisco Javier Pérez, el catedrático y miembro de la RAE, Manuel Alvar Ezquerra, y la periodista Cristina García Ramos, quien jamás renunció a su acento canario.

Retos

Los académicos de ACL no cobran. «Lo hacemos porque queremos, porque amamos este asunto y creemos que vale la pena defender, estudiar y promocionar nuestra modalidad lingüística, es una parte principal de nuestro patrimonio», comenta el presidente de la Academia, Humberto Hernández, quien reconoce la escasez de medios de la sociedad para acometer sus objetivos.

«Aparte de afrontar nuestros retos de defensa y promoción de la modalidad lingüística, un aspecto que deberíamos reforzar es nuestra visibilidad para llegar más a la sociedad. Hay gente que no tiene plena conciencia de que existe una página web de la ACL a la que se puede acceder libremente para consultar el diccionario o formular preguntas», lamenta.

El lingüista también se queja de que la influencia de la academia sobre los centros educativos es limitada.

Otro aspecto a corregir en la ACL es la ausencia de mujeres, solo cinco de sus 37 puestos los ocupan académicas.

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