Un viaje poético y didáctico de la mano de Pedro García Cabrera
La Academia Canaria de la Lengua acerca al poeta gomero a los estudiantes con la publicación del volumen 'A Vallehermoso fui por las islas'
El universo poético y vital de Pedro García Cabrera (1905-1981), uno de los referentes literarios del archipiélago, se adapta a los nuevos tiempos para facilitar el acceso a los estudiantes de Secundaria y Bachillerato. Este es el objetivo con el que la Academia Canaria de La Lengua, dentro de la Colección Materiales para la lectura, ha publicado el volumen 'A Vallehermoso fui por las islas', realizado por el filólogo Felipe García Landín.
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En el ejemplar, además de abordar de una forma amena y cercana los aspectos clave del mundo poético del escritor gomero, se incluye un buen número de ilustraciones y referencias mediante códigos QR que permitirán a los jóvenes lectores acceder a «fuentes documentales e información complementaria», explica García Landín.
«Todas las personas nos educamos en familia y en sociedad por lo que lo cotidiano y próximo forman parte de nuestra cultura. En este contexto, se plantea un recorrido poético y emocional por las islas de la mano de Pedro García Cabrera. Las propuestas que se plantean están abiertas a la concreción que el profesorado establezca en función del contexto social y educativo del centro escolar así como el nivel curricular del grupo al que van dirigidas», explica el autor, licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de La Laguna y catedrático de Enseñanza Secundaria hasta su retiro.
'A Vallehermoso fui por las islas' aspira a que los jóvenes lectores no sean pasivos y se despierte en ellos la curiosidad y una vertiente analítica. «El planteamiento inicial es que el alumnado sienta la necesidad de investigar, indagar y descubrir la vida y la obra de Pedro García Cabrera a través de esta selección de poemas. Las actividades propuestas pretenden incentivarlos en la búsqueda de información y elaboración de su propio discurso sobre la obra de nuestro poeta, la realidad de las islas que habitamos y nuestro lugar en el mundo. En definitiva, la poesía como otra manera de mirarnos y conocernos», subrayan.
Con estos mimbres, se ha trazado un objetivo claro, avanza García Landín: «Utilizar la lectura literaria y la escritura con vocación estética como fuente de enriquecimiento personal y de placer, apreciando lo que el texto literario tiene de representación e interpretación del mundo».
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Aclara que en el libro «se ha huido conscientemente del lenguaje normativo reglamentado en las leyes de educación que acostumbran a cambiar cada cierto tiempo. Es una propuesta abierta que encaja en cualquier ley educativa, ya que fomenta la autonomía del alumnado motivándolo a buscar y seleccionar información. Le permite trabajar de manera independiente, a su propio ritmo, y desarrollar habilidades de autoaprendizaje. Se promueve el trabajo en equipo y la interacción entre compañeros para fomentar el aprendizaje social y la construcción conjunta de un proyecto final expuesto públicamente. Así se convierte el aula en un taller de creación literaria, plástica y musical en el que podría decirse que la lectura es un oficio con el que se desarrolla el arte de escribir. El hilo conductor es la poesía de Pedro García Cabrera», señala.
En este libro, cuya edición ha sido desarrollada por Oswaldo Guerra y José Miguel Perera, cada isla del archipiélago tiene su poema. «El viaje se inicia en La Gomera y finaliza en la isla de San Borondón. Antes ha pasado por el islote de Lobos y por supuesto se detiene en La Graciosa con el poema 'Mi isla, mi sueño', de Inocencia Páez, ya que Pedro García Cabrera no escribió sobre esta isla», puntualiza el autor.
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Felipe García Landín reconoce que este viaje poético y emocional no estaría bien perfilado sin la isla de San Borondón. «También conocida como la Non Trubada y representada como una gran ballena en los mapas antiguos. Una cita de Oscar Wilde da pie para hablar de la utopía en el libro: 'Un mapa del mundo que no incluya la utopía no merece mirarse, pues deja por fuera al país en el que la humanidad está siempre desembarcando. Y al desembarcar allí la humanidad y ver un país mejor, vuelve a poner proa hacia ella. El progreso es la realización de las utopías'».
La música, con el folclore de cada isla, la lengua hablada y «una poesía para ser dibujada, pintada, cantada, bailada y filmada completan este viaje», concluye García Landín.
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