Hans Zimmer, música de película con vida propia
El compositor puso en pie al publico en el Wizink Center de Madrid
Al fin pasó Hans Zimmer por España. Primero por Bilbao, este martes por el madrileño Wizink Center y le queda Barcelona. Y lo hizo con un espectáculo de sonido (qué menos, siendo compositor), luces, alguna pirueta en plan Circo del Sol e incluso bandera de Ucrania al final.
Pero para ser justos, hay que decirlo cómo fue: mucho sonido, hasta atronar en ocasiones, y un despliegue de luminotecnia que lo mismo convertía el Wizink en el agujero negro que se zampaba a Cooper en 'Interstellar' que hacía que el público se sintiera el pirata Jack Sparrow surcando los siete mares.
Zimmer ha conseguido convertirse en una especie de franquicia de sí mismo. No solo triunfa que bandas sonoras que sobreviven a las películas de las que forman parte, sino que a la gira con su banda va otra en paralelo en formato de gran orquesta y coros en la que él sale en vídeo hablando de las piezas que se van a escuchar. En algún momento le debe quedar tiempo para seguir componiendo y sumando éxitos, como su segundo Oscar con la étnica y casi experimental banda de 'Dune'.
En esta ocasión, está de paseo por Europa con su banda de amigos -impagable como show escénico y musical la chelista Tina Guo-, el acompañamiento de unos músicos de Ucrania y un cuerpo de baile que lo mismo sorprenden entre el público como secundarios de 'Dune' que se ponen a baile en plan caribeño en la pieza incluida en la aportación de Zimmer a la saga de 007.
Por supuesto no faltan 'Gladiator' (con el vozarrón de Lisa Gerrard), 'El rey león' (con desafiando Lobo M. el paso de los años), 'El caballero oscuro', 'El último samurai' y una versión de 'Piratas del Caribe' que quizás es la más rica del espectáculo desde el punto de vista musical.
Al final, para poner la guinda al pastel de luces y sonido, Zimmer se sienta al piano e interpreta 'Time', de 'Origen'. No se puede pedir más: la peonza va dando vueltas en la pantalla de fondo y el público va deseando que no se pare. Pero se para. Es entonces cuando cada uno sale del Wizink y se retira tarareando alguna de las muchas musiquillas de Zimmer que van teniendo vida propia. Incluso más allá de las películas para las que fueron compuestas.