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Cuando un artista fallece, sus creaciones permanecen en el espacio y el tiempo. Juan Antonio Giraldo «deja una gran huella en la isla», ya que sus vidrieras y esculturas están repartidas por algunos lugares de Gran Canaria.
Franck González, crítico de arte, destaca la presencia de Giraldo en el desarrollo del sur grancanario. El experto comenta que el artista, afincado en la isla desde 1968, siempre tuvo en mente ayudar en el avance económico y social de la zona. «A raíz de ese momento comienza a elaborar diferentes piezas que, para mí, son bastante significativas y reflejan de una forma brillante la modernidad que se buscaba para Canarias en aquellos momentos», asegura.
En ese sentido, el crítico hace alusión al trabajo que Giraldo realizó en las vidrieras del Templo Ecuménico El Salvador, ubicado en Playa del Inglés. A través de ellas, pudo transmitir su «vocación de modernidad, europeidad y de fraternidad, además de la idea de acoger a todas las culturas, algo que formaba parte de su planteamiento de vida», destaca González. La obra, comenta, «también es prueba de su necesidad de encontrar un entorno más abierto que el que tenía en su tierra natal, Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, y que halla en Gran Canaria cuando se muda».
Antonio Pérez, coleccionista y amigo de Giraldo, lo califica como un «artista con letras mayúsculas» que realizaba homenajes a otros creadores a través de sus esculturas y vidrieras y que contaba con un bagaje cultural muy amplio. También subraya su compromiso con el arte elaborado en las islas, ya que comenta que en su última residencia, en Tafira, «coleccionaba diversas obras creadas en las islas». En este domicilio tenía su propio taller.
Por otro lado, Pérez da valor al aprendizaje autodidacta de Giraldo, ya que, considera, fue «un artista que se hizo a sí mismo».
Franck González apunta que la gran ventaja del trabajo de Giraldo es el «haber estado ligado a la obra pública, por lo que así sus creaciones pueden estar al alcance de todos y todas». Ejemplo de ello es el Monumento a la Vela Latina, situado en la avenida Marítima de la capital grancanaria. Por ello, destaca que «de alguna manera, Giraldo seguirá presente gracias a todas las piezas que ya forman parte del tejido urbano de la ciudad, y que también están presente en iglesias, templos o edificios privados».
Además, el artista estuvo unido a las vanguardias, le interesaban los referentes internacionales y tenía una vocación «cosmopolita», lo cual marcó su vida personal y sus trabajos. Franck González remarca su conocimiento sobre la escultura, un trabajo «que requiere horas de taller, producción de formas y controles de peso y volumen», aptitudes que el crítico considera que Giraldo dominaba.
En los últimos años de su trayectoria desarrolló su pasión por la fotografía, lo que le permitió exponer en diversos lugares.
La vida del artista estuvo marcada por «su pasión por el arte, su curiosidad y por descubrir nuevas técnicas», comenta Antonio Pérez. Su legado permanecerá en cada una de sus obras.
Por su parte, la portavoz del PP en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Pepa Luzardo, se reconocía este viernes «impactada» al conocer el fallecimiento de un artista que definió como «una persona muy inquieta» con el que trató por última vez «poco antes de las navidades», en un acto celebrado en la Fundación Martín Chirino.
Destacó la predisposición que siempre mostró a colaborar con la ciudad y de la que fue testigo directo en su etapa como responsable municipal de Cultura, primero, y posteriormente desde su responsabildiad como alcaldesa de la capital grancanaria. «Colaboró mucho con la cultura de la ciudad y siempre que le llamé estuvo dispuesto a ayudar», apuntó. Luzardo resaltó la calidad humana de un artista que fue «muy amigo de Martín Chirino» y cuyo legado salpica muchos puntos de Las Palmas de Gran Canarias, ya que recordó que hay obras suyas en zonas como La Minilla, Carvajal o la Avenida Marítima pero también fue el responsables de la restauración de las vidrieras de la Catedral, «una obra muy importante», sin olvidar que es el autor del cartel anunciador del carnaval capitalino del año 2002.
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