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Rushdie muestra un ejemplar de 'Los versos satánicos' en 1992. AP
La 'furia' contra la razón en el caso Rushdie

La 'furia' contra la razón en el caso Rushdie

El autor de 'Los versos satanicos' es agredido en público más que por un solo libro por el conjunto de una obra que defiende la libertad

Viernes, 12 de agosto 2022, 21:36

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Salman Rushdie lleva décadas condenado a muerte por Irán bajo la acusación de blasfemia. Este viernes, vestido de blanco para participar en un acto literario cerca de la ciudad de Nueva York, fue herido con arma blanca en el cuello. Según la información facilitada por la Policía, cuando Rushdie se disponía a tomar la palabra fue apuñalado en el cuello por un agresor que saltó por sorpresa al escenario. Su estado de salud por ahora se desconoce y el atacante, que no ha sido identificado, ha sido arrestado.

Conocido a nivel mundial como escritor acosado por una fatua emitida por el iraní ayatolá Jomeini en 1988, debido al tratamiento poco respetuoso con la religión musulmana, Salman Rushdie (Bombai, India, 1947) ya cultivaba una literatura que reunía un género realista fantástico con fuertes tintes y temáticas de la India, la denuncia social entremezclada de política religiosa, la exploración de sagas familiares como las novelas típicamente occidentales y un estilo en ocasiones experimental en el lenguaje aunque de tramas claras.

Antes de 'Versos satánicos', que le granjeó una amenaza de muerte que le mantuvo aislado y protegido por una década, debutó con la magnífica e hiperbólica obra 'Los hijos de la medianoche', con la que obtuvo varios premios (por ejemplo, el Booker, 1981) y traducciones.

Le siguieron libros 'Vergüenza' y 'El último suspiro del moro', también galardonadas con premios anglosajones. Ha practicado el relato y la crónica periodística, como un viaje que hizo a Nicaragua, apenas hubo triunfado la revolución sandinista, causa con la que simpatizaba. De esa experiencia escribió 'La sonrisa del jaguar'. Ya con fama internacional ha continuado su carrera literaria, siempre con la defensa de esa libertad que él mismo perdió en todo el conjunto de su obra.

'Versos satánicos' sigue la estrategia de sus historias anteriores a su publicación, pero su fondo se encuentra también en obra posteriores contra el fudamentalismo islámico. La más representativa es 'Furia', que escribió tras los atentados del 11S en Estados Unidos, donde ya residía, y que fue publicada ese mismo año, 2001.El Gobierno de Irán acabó distanciándose de la 'fatua' de Jomeini, pero, en 2012, una fundación religiosa iraní semioficial elevó la recompensa por Rushdie de 2,8 millones de dólares a 3,3 millones de dólares.

La condena de Jomeini

El 14 de febrero de 1989, un periodista de la BBC marcó el teléfono de la vivienda de Rushdie en Londres. Era interesante saber qué pensaba el escritor sobre la «fatwa» que acababa de lanzar contra él Jomeini, el líder supremo iraní, y en la que instaba a todos los musulmanes del mundo a ejecutar al autor de 'Los versos satánicos', una obra que el ayatolá consideraba blasfema contra el islam. No solo había que matar a Rushdie. También a todos los «cómplices» editoriales que se atrevieran a difundir el mensaje herético. Jomeini ofreció una jugosa recompensa: si alguien moría en el intento, se reuniría directamente con Mahoma en el paraíso en calidad de mártir, con sus correspondientes huríes (mujeres vírgenes). Por si no sonaba demasiado convincente, también había una jugosa recompensa en metálico.

Desde entonces, Rushdie ha mantenido afilada su pluma contra los extremismos en sus columnas periódicas, por las que se pelean 'The New York Post' o 'The New Yorker'. También en Twitter y Facebook, donde condenó el brutal atentado contra «Charlie Hebdo» y defendió la libertad de expresión: «Las religiones, como todas las otras ideas, merecen críticas, sátiras y sí, nuestra falta de respeto sin miedo». Incluso ahora se atreve a contestar a radicales islámicos como los que asesinaron a nueve empleados de la revista, un visitante y dos policías. Casi siempre con buenas dosis de humor, que se sigue revelando como una de las mejores armas contra las amenazas de la «yihad». Lo demostró en una fiesta de Article 19, un grupo de presión internacional contra la censura: «Sabiendo lo tiesos que estáis de dinero», les dijo, «os agradezco que no intentéis cobrar la recompensa».

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