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La actriz grancanaria Ruth Sánchez, en la playa de Las Canteras. Cober

El frenazo mental de Ruth Sánchez

La actriz grancanaria lleva desde abril de 2022 fuera de los escenarios tras sufrir una crisis de ansiedad cuando representaba 'Moria' en Madrid

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 26 de marzo 2023, 02:00

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El coche iba como la seda. Pertenecía a la mejor escudería posible, donde se mimaba hasta el último detalle. Se estrenaba en un circuito de campanillas y en las dos primeras vueltas se había cumplido de sobra con las altas expectativas generadas. Pero llegó el viernes 22 de abril de 2022 y la cosa comenzó a torcerse, hasta que al día siguiente el motor gripó y apareció el inesperado y brusco frenazo. Esta metáfora automovilística se inspira en el propio relato de los hechos que realiza su protagonista, la actriz grancanaria Ruth Sánchez sobre la crisis de ansiedad que sufrió mientras coprotagonizaba junto a Marta Viera el montaje escénico 'Moria', en una carpa de 6x6 metros instalada en el hall del Teatro Fernán Gómez de Madrid.

Desde aquel suceso, la actriz no ha vuelto a actuar. Ni siquiera lo ha intentado, aunque advierte que «volverá» a hacerlo cuando se sienta preparada mentalmente. Para ello trabaja con una psicóloga, con el apoyo de su familia, de sus amigos, de la productora Unahoramenos con la que actuaba cuando sucedió todo, y con los profesionales del sector canario que están al tanto de lo que sufrió en sus carnes cuando su carrera atravesaba por uno de los momentos de mayor proyección. Dice el refranero que «mal de muchos, consuelo de tontos», pero a raíz de su crisis de ansiedad la propia actriz confiesa que se ha topado con una realidad más común de lo que ella misma pensaba. «Tras hablar con los compañeros creo que no es una cuestión del propio oficio, pero sí que me he encontrado con más profesionales que lo han sufrido. Ni una ni dos personas, sino que han sido más las que me han dicho que han sufrido lo mismo o han estado junto a compañeros que lo han tenido antes o después de una función», asegura mientras se toma un café en La Puntilla y con toda la playa de Las Canteras a su espalda.

Ruth Sánchez no duda en rememorar lo sucedido, entre otras cosas porque tiene muy claro que «hay que normalizar las cuestiones referidas a la salud mental» y que la mejor fórmula es «hablando en público» sobre la misma.

El montaje ha iba rodado

Cuando 'Moria', premio Max a la mejor labor de producción, aterrizó en Madrid para hacer temporada en el Fernán Gómez entre el 20 de abril y el 14 de mayo del pasado año, este montaje impactante e inmersivo inspirado en unos hechos reales 'capturados' del campamento de refugiados del mismo nombre en Grecia, los responsables de Unahoramenos ya llevaban a cuesta unas sesenta funciones. «Había rodado mogollón. Habíamos estado ya antes en la península con el montaje, también en México y en Colombia, así como en institutos con funciones para estudiantes. Tengo claro que lo sucedido no fue por el tipo de montaje. Si tuviese que sintetizar en una palabra por qué hago teatro, esa palabra sería 'Moria'. Estábamos muy cómodas haciéndolo, aunque es cierto que se sufre, porque hay mucha implicación», subraya.

Ruth Sánchez y Marta Viera, en una escena de 'Moria'. c7

Las dos primeras jornadas de representaciones fueron muy bien. Pero «el viernes fue un mal día», recuerda, «un muy mal día porque empezaron los síntomas». «No conectaba con el personaje. No entraba en la función. Mi cabeza empezaba a pensar. En un momento dado te puede pasar, pero cuando estás en el trabajo, estás en el trabajo. Yo me preguntaba qué me pasaba. Hasta ese momento, yo era de las que pensaba que las crisis de ansiedad no existían. Era muy escéptica en esto. La primera función fue muy mala para mí y la segunda también. No había emoción y mi mente estaba... 'pum, pum, pum'», rememora sobre aquellas dos funciones -'Moria' se desarrollaba en dos funciones consecutivas diarias-.

Esa noche, Ruth Sánchez se fue para el hospedaje con la idea de que era una mala actriz revoloteando constantemente en su mente. «El famoso síndrome del impostor, que hasta ese momento yo tampoco conocía», apunta con una sonrisa irónica.

Y llega el sábado

Aquel sábado se abrió la caja de Pandora desde que se despertó. «Tenía una presión en la cabeza, taquicardia, me sudaban las manos, la boca seca... Entro en internet y veo que son los síntomas propios de una crisis de ansiedad. Cuando llego al teatro para las dos funciones previstas veo a Marta [Viera] y me pongo a llorar con ella. Le estaré agradecida toda la vida, porque es una jabata dentro y fuera del escenario. Me dijo que estaría conmigo en todo momento y que fuéramos a por ello. Antes del espectáculo tuve que salir de la carpa y le digo que no puedo hacerlo. No sé si fue algo parecido al miedo escénico, pero fue una sensación de terror absoluto. Y con todos los síntomas disparados. Finalmente hice la función soltando el texto como podía y tratando que todo pasara lo antes posible. Cuando estás hiperventilando tienes una sensación como de mareo, por lo que tuve que salir disparada en cuanto acabó la función. En el camerino empecé a llorar y ya no podía parar», confiesa.

Como es natural, la segunda función se tuvo que suspender. Ruth Sánchez sigue con su relato: «El personal de sala del Fernán Gómez estuvo maravilloso. Se llamó al Samur. Vinieron, me atendieron y me dijeron de ponerme una pastilla debajo de la lengua para calmarme. Les dije que no. También me dijeron de llevarme al hospital. Les respondí también que no. Me dijeron que lo que tenía era una crisis de ansiedad con todos los niveles saturados». Mientras se estabilizaba, la actriz se vio sorprendida. «El jefe de sala del Fernán Gómez, que curiosamente es de La Isleta, me dijo que el público lo había entendido perfectamente. Que me calmara, que lo que me pasaba era más común de lo que me podía imaginar y que no era el primer caso que veía. Estuvo maravilloso conmigo», destaca.

Ruth Sánchez y Marta Viera, en una escena de 'Clara y el abismo', de Unahoramenos c7

El productor y director de Moria, Mario Vega, y su mano derecha en la compañía, Valentín Rodríguez, estaban en Madrid durante aquellas funciones. «Me dijeron que estuviera tranquila, que me viniera a casa, que estuviera con mi hija y mi pareja y que ya el martes hablaríamos. Ahí ya les dije que no sabía si iba a poder volver. Aquel domingo, a las cinco de la mañana ya estaba saliendo del hostal para coger el primer vuelo a Gran Canaria», recuerda con emoción.

Regreso a casa

A su regreso a su isla natal, el panorama se complicó aún más. «Me puse malísima. Me dio un virus que no me dejaba mover. Se me inflamaron las articulaciones, me dolían y perdí movilidad. Fue como una gripe, pero en vez de fiebre y tos, sufrí esas inflamaciones dolorosas. Tuve que tomar corticoides para recuperarme. Fue parar y el cuerpo cayó por completo», recuerda.

Mientras tanto, 'Moria' siguió adelante en Madrid sin ella. «Desde el principio se montó una especie de elenco B, porque para algunas funciones escolares Marta y yo no podíamos. Por suerte, Saray Castro pudo irse ese mes a Madrid y cubrir mi baja en lo que restaba de temporada. Ella es una actriz como la copa de un pino», destaca sobre su compañera.

Ruth Sánchez acudió en busca de ayuda médica a la Seguridad Social. «El médico me preguntó qué tal dormía. Le dije que desde que era madre no dormía igual y que solía desvelarme y tenía algunos episodios de insomnio. Me dijo de recetarme una pastillita y darme el parte de baja. No lo culpo, porque seguramente no tienen medios para más. Tardé un tiempo en conseguir la ayuda de una especialista privada. Por suerte me lo he podido costear», explica en referencia a la psicóloga Paula Cañeque.

El origen del problema

Las razones de esta crisis de ansiedad que ha obligado a que frene en seco durante una temporada son variadas e interconectadas. «Esta es una profesión en la que se está muy expuesto. Yo soy muy perfeccionista y autocrítica al máximo. Pero tengo que asumir que una parte de este trabajo es que me lo pase bien. Cuando la autocrítica supera los niveles de diversión, significa que algo no está funcionando. Yo los había superado muchísimo. Mandaba el miedo al fracaso, el tener una expectativas muy altas, el perfeccionismo, la presión quizás de estar en Madrid, el esfuerzo enorme de la compañía hasta conseguirlo», confiesa la actriz.

Reconoce que desde 2019 llevaba en busca de un psicólogo, pero no encontraba el momento de parar para acudir a su consulta. «No era por algo concreto, sino porque creo que todos debemos ir alguna vez. Yo lo llamo pasar la ITV. En mi profesión lo considero importante. Y no lo digo por eso de que te llevas el personaje a casa. Sino porque para poder trabajar con perspectiva se tiene que tener la cabecita bien amueblada», apunta entre risas.

Otro motivo pudo ser el ritmo de trabajo. «Me he dado cuenta de que me había absorbido. Mi hija Aitana tenía cinco años cuando la crisis de ansiedad y por el trabajo llevaba casi todo ese tiempo sin verla de verdad. Me había perdido cumpleaños, la primera vez que la llevé al parque ya tenía dos años. Mi familia y mis amigos tenían el tiempo que me sobraba. No me arrepiento, pero tengo claro que ocupar todo mi tiempo trabajando es algo que no debo hacer. Primero porque no está bien, segundo porque no es justo y tercero porque no es sano. Creo que una parte de todo este episodio viene por ahí. Demasiado trabajo y la culpa, el no priorizar. Porque no solo son los ensayos y las funciones. También está el estudio, el análisis en casa, ver cosas, buscar. Es maravilloso y me encanta, pero hay que establecer límites y yo los sobrepasé», dice con pesar.

Reconoce que esa realidad que describe sin ambages tiene su punto contradictorio. Se considera una privilegiada por trabajar con Unahoramenos, la compañía canaria con mayor trascendencia local, nacional e internacional. «Para mí es jugar en la Premier League, una lotería, no por la cantidad de trabajo, sino por la calidad y por cómo entienden el trabajo. Son súper generosos. Las condiciones de trabajo son muy buenas y tienen el mismo compromiso con el oficio que yo y eso espero que no se borre cuando vuelva. Es algo que no siempre está. Que haya solo diez bolos no significa que se tomen a la ligera. Nuestra aspiración tiene que ser siempre ser Blanca Portillo, con la realidad y la humildad de saber hasta donde puedes llegar. Tenemos que aspirar a la excelencia, hacerlo lo mejor posible por respeto al oficio, al público y a los contribuyentes, ya que todos los proyectos están subvencionados porque aquí no existe teatro privado», aclara.

La otra cara de la moneda está en la precariedad que reina en el sector. «Con Unahoramenos la estabilidad laboral existe. No trabajar te hace estar en una constante ansiedad por la inseguridad económica. Muchos compañeros, técnicos incluidos, reconocen que están al límite, pero no pueden parar porque se quedan sin ingresos con los que mantener a sus familias», asegura con pesar.

Presente y futuro

En su camino hacia la recuperación plena, Ruth Sánchez ha acordado con su psicóloga un camino del que desvela algunas pinceladas. «Lo primero es tener paciencia, no generar expectativas, porque eso sería un 'nopresente' y significa ponerte en un lugar del que no tienes ni idea. Y siempre genera frustración», explica. «También tengo que tener un lenguaje amable conmigo misma. Antes, mi autoconversación siempre era negativa, por mi alto nivel de exigencia y crítica. Algo que me viene de viejo, de siempre. Nunca salía de una función diciendo: ¡qué guay! Siempre me decía que lo podía haber hecho mejor, aunque todos a mi alrededor me felicitasen. Yo no lo terminaba de creer», explica.

Desde el frenazo mental de la primavera pasada en Madrid, la actriz ha ido en muchas ocasiones a ver funciones teatrales. En todas ha sucedido lo mismo. «He ido a muchas, porque trato de ver todo lo que puedo. No hay una de la que no haya salido llorando», desvela.

La actriz Ruth Sánchez, en la sesión de fotos para este reportaje. cober

Su pareja, su hija Aitana, la lectura y el deporte, en concreto el kárate que practicó antaño y ahora ha recuperado, han cimentado una mejoría que resulta evidente. Un punto de inflexión se avecina. «En abril comienzo a trabajar como ayudante de dirección en 'Mararía', con Unahoramenos. Es como un primer gran test para mí. Me testearé y estoy muy ilusionada», apunta quien sabe que volverá a actuar frente al público. «La crisis de ansiedad me dio cuando mejor estaba. O cuando yo así lo creía. Fue como el frenazo de un camión que va a toda velocidad. Fue lo que pasó. Hay que normalizarlo, tenemos que trabajar la salud mental, aunque no seamos enfermos mentales. Volveré a actuar, eso seguro». Palabra de Ruth Sánchez. Quienes la conocen saben que lo cumplirá.

La actriz Ruth Sánchez pasea por la playa de Las Canteras durante este reportaje. cober

Paula Cañeque: «La crisis de ansiedad no avisa, surge cuando no tiene que surgir y es devastadora»

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Una crisis de ansiedad como la que ha obligado a parar desde hace casi un año a la actriz Ruth Sánchez es imprevisible. Llega sin avisar. «Surge cuando no tiene por qué surgir. Puedes estar en un gran momento profesional y de repente te da mientras estás hablando con alguien o conduciendo. Previamente no has tenido que pasarlo mal para que aparezca», advierte la psicóloga Paula Cañeque, con la que se trata la actriz isleña para superar este bache mental.

Esta profesional advierte que Ruth Sánchez se gana la vida en un oficio que está «especialmente expuesto» a este tipo de trastornos mentales pasajeros. «Puede que tenga relación con el miedo escénico, porque se trata de un oficio en el que los profesionales están expuestos a la evaluación de los demás. Entre los actores, el nivel de exigencia es muy alto y en algunos casos el nivel de perfeccionismo que se autoexigen es elevadísimo. Están en un estado de alerta constante que hace que pete el sistema nervioso en un momento determinado», subraya Paula Cañeque.

Esta psicóloga define las crisis de ansiedad como «un semáforo en rojo al que llega el cuerpo y que te obliga a parar de repente». «En ese momento lo que hay es que apostar por unas fórmulas de autoconocimiento. Se llega porque el sistema nervioso está sobreexcitado, porque los tiempos de descanso no han sido los suficientes. Se trata de una situación mucho más común de lo que pensamos. El estrés es una realidad que está a la orden del día. Todos vivimos abrumados, con la sensación de que no llegamos a tiempo a las cosas de nuestro día a día», alerta.

Este tipo de situaciones, cuando llegan, tienen unos efectos «devastadores», según Paula Cañeque. «Quienes lo sufren piensan que se van a morir, porque se tienen síntomas como el ahogo y no se sabe qué es lo que está ocurriendo de repente. Incluye una serie de síntomas muy similares a los de un infarto, porque se siente asfixia, una enorme presión en la cabeza y en el pecho. Son síntomas muy exagerados. La sintomatología es aversiva. Son ataques tremendamente violentos, se siente dolor, la persona queda abrumada y se genera un miedo a ese lugar donde ocurre, porque el cerebro está adaptado para evitar el dolor. Se genera de forma natural una autoprotección frente a ese enclave», lo que explica por qué Ruth Sánchez necesita un tiempo para poder volver a actuar sobre un escenario.

Lo que tiene muy claro es que de situaciones mentales como las descritas muy difícilmente se sale en solitario. «Existe mucho miedo a afrontarlo y a pedir ayuda. La gente cree que puede hacerlo sola y se pasa toda la vida parcheando como puede la situación en vez de buscar ayuda en un profesional. Si acuden a uno con el que tengan una buena sintonía encontrarán luz donde hay oscuridad. Encontrarán esa luz necesaria que les ayudará a superarlo y a desarrollarse como persona».

Ruth Sánchez hace hincapié en normalizar la salud mental a nivel social. «Existe un tabú muy grande con la salud mental. Incluso, si digo que voy al psicólogo delante de algunas personas me doy cuenta que en seguida hay mirada extrañas. Se tiene que normalizar, hay que trabajar la salud mental, aunque no se sea un enfermo mental», comenta la actriz.

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