Un viaje de cine hasta el alma de la Sanità
El cineasta tinerfeño Domingo de Luis estrena este domingo su largometraje 'Pizza Fritta' en la Sección Oficial de La Mostra de Valencia –Cinema del Mediterrani, una ficción inspirada en la realidad del popular barrio napolitano estigmatizado por sus vínculos con la Camorra
El barrio de Rione Sanità, en el corazón de la bulliciosa ciudad italiana de Nápoles, busca desde hace unos años superar el estigma de ser un enclave fundamental de la temida Camorra mediante una serie de movimientos sociales que aspiran a llevar por caminos más saludables a sus habitantes, sobre todo a los jóvenes, mediante el teatro, la música y el arte. Esta realidad fascinó al cineasta tinerfeño Domingo de Luis cuando visitó este barrio, junto a los artistas urbanos Tono Cruz y Giulina Conte para el rodaje de un futuro largometraje, hasta tal punto que aparcó en parte aquel proyecto para lanzarse a rodar 'Pizza Fritta' en la Sanità, un híbrido entre documental y ficción que ve la luz este domingo dentro de la Sección Oficial de la 40ª edición de la Mostra de Valencia –Cinema del Mediterrani.
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El director canario ha rodado una ficción inspirada en la realidad de este barrio napolitano, en la que los propios personajes del mismo se convierten en actores frente a la cámara. «Creo que la película refleja el alma de la Sanità y cómo intenta superar el estigma de la Camorra. El tema de la mafia está de fondo en la película, pero no se aborda directamente, como sucede en el propio barrio, donde nada más entrar, te das cuenta de que estás siendo controlado», explica desde Valencia.
«Allí han conseguido sacar a muchos pibes de caer en manos de la Camorra a través del arte y del teatro. Cuando el escritor Roberto Saviano visita de incógnito Nápoles, va a ver a esos jóvenes que salen adelante mediante este proyecto social, sobre todo en un teatro en el que nosotros también hemos rodado», añade De Luis.
La sinopsis
La sinopsis de 'Pizza Fritta' es la siguiente: «Carlo, un joven director y actor que ha crecido en sus calles, quiere crear un espectáculo en el que dar voz a la gente del barrio a través de las numerosas recetas que conforman la cocina napolitana. En su búsqueda, encuentra a Iván, un joven que sueña con ser el mejor chef de Nápoles. Carlo no dudará en incluirlo en el espectáculo». Y es que la rica tradición gastronómica de esta ciudad del sur de Italia, las artes escénicas, la música y el arte clásico y contemporáneo emergen durante el desarrollo de una historia donde la realidad y la ficción difuminan sus fronteras. Para lograrlo, Domingo de Luis tuvo claro que tenía que rodar con un equipo técnico pequeño. «Venimos hablando de la democratización del cine desde hace más de 20 años gracias al desarrollo tecnológico. Esta tecnología moderna permite que grabemos con una cámara relativamente pequeña con una gran factura, con un 'look' de cine. He trabajado en distintos proyectos sociales y tengo mucha mano para entrarle a la gente y me fui ganando la confianza de la gente para que nos abrieran las puertas de sus casas, sus cocinas y sus almas. Rodamos con un equipo muy reducido y con unos micros muy potentes», rememora el cineasta.
Al aterrizar junto al artista urbano Tono Cruz, que ha realizado distintos murales en Nápoles, el equipo de 'Pizza Fritta', encabezado por la productora María Santana, tenía mucho ganado. Un sacerdote que trabaja para encauzar los caminos de los jóvenes hacia las actividades culturales y alejarlos de la delincuencia fue un cicerone fundamental para que el largometraje se pudiese filmar durante un mes en las calles y las casas de la Sanità.
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«La primera vez entré con Tono, que es muy conocido allí, y me di cuenta de que a la entrada del barrio había alguien controlando lo que hacíamos. Cada vez que revisábamos lo que rodábamos veíamos que en todos los planos siempre había alguien al fondo o cerca observando. Pero en todo momento me dejaron contar y hacer lo que quería. A través del cura hicimos una comida y Carlos, que es director de teatro en el barrio, se sumó a mi locura y logró abrirme las casas de la gente. La película tiene muchas capas y la Camorra está en la del fondo. Nos centramos en la poética del barrio y en tratarlos como personas, porque todos son víctimas de lo que ha sucedido allí antes. La película muestra cómo el arte puede ser una gran herramienta para transformar al ser humano, más hoy, donde la guerra está por todos lados. También refleja que Nápoles es arte, allí toda la gente respira arte y el que menos te lo espera sabe diferenciar un cuadro de Tiziano, porque lo han mamado desde niños», subraya.
Un homenaje
De Luis confiesa que su película es también «un homenaje al Neorrealismo italiano» y sobre todo a una película, 'El oro de Nápoles' (1954), de Vittorio De Sica, en la que nació el mítico payaso Totó y que coprotagonizaron Sophia Loren y Silvana Mangano.
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El título también bebe de aquellos tiempos. La 'pizza fritta' fue un invento de las mujeres napolitanas a la hora de cocinar para superar los estragos sociales y económicos tras la Segunda Guerra Mundial.
Domingo de Luis apunta que este largometraje lo ha realizado sin ayudas públicas, de «forma artesanal y colectiva gracias a la implicación desinteresada de muchas personas». Ahora empieza su recorrido por festivales y muestras de cine nacionales e internacionales, entre los que espera que figure el certamen que dirige Luis Miranda en la capital grancanaria.
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