'Lo que cantan los grillos', el peso de la culpa y el ocaso de una generación

Las residencias artísticas de la Sala Insular de Teatro se abren este fin de semana al estreno de 'Lo que cantan los grillos', un texto de Abián de la Cruz en el que se enfoca sobre la deriva de una generación y el peso de la culpa en sus decisiones, y que está comandado en escena por Ruth Sánchez. María de Vigo, Toni Báez y Andrea Zoghbi son los interpretes que dan cuerpo a esta obra cruda y realista que ilumina las zonas oscuras de unos personajes en los que muchos podrán verse representados.

Así lo sintetiza Ruth Sánchez, referencia interpretativa del teatro de las islas como actriz que aquí recoge la propuesta de Ángulo Producciones para tomar la tutela del reparto. «Es la historia de personajes como Donny, que está a punto de suicidares y no sabemos muy bien los motivos. Por otro lado tenemos una relación entre dos hermanos y una amiga, que es muy tóxica. Todos están sumidos por alguna razón en la culpa. Es como una pequeña radiografía de la condición humana y de esta generación de finales del siglo XX, los nini y los mileuristas. Hemos aprovechado todo esto que cuenta la historia para contextualizarlos estéticamente», expone.

El guion teatral de Abián de la Cruz es fronterizo con el epígrafe de la Generación X. Al menos eso se desvela en las palabras de Sánchez, en la mirada sobre un asunto y en el trasfondo de sus frases. «La generación que vivió su juventud en los noventa está como a medio camino entre las tecnologías y lo que venía del pasado. Tiene mucho de ese toque Nirvana de lo grunge. De lo sucio, de la generación perdida. Y es que los personajes están muy perdidos», indica la directora.

Por el escenario de la SIT pasarán drogas y violencia. Todo bajo ese contraste ambarino de las madrugadas desiertas que solo pueblan las almas errantes. «El texto de Abián es muy cinematográfico. Porque no tiene un texto técnico, porque podríamos llegar a decir que estamos ante un guion literario de una película o de un capítulo de una serie. Por ese tipo de lenguaje que utiliza está como muy dividida; algunas escenas suceden en compartimentos estancos que después van tomando forma. Abián lo define muy bien, porque tiene unas acotaciones muy específicas que nos llevan directamente al universo de lo obra. A todo esto que el cuenta de la nocturnidad, de lo que pasa por debajo y no se ve ni se cuenta», comenta la responsable del montaje.

'Lo que cantan los grillos' no encripta el mensaje. Las líneas de texto y lo visual en escena tienden a remover las entrañas. Es, en palabras de su directora, una obra claramente enfocada para un público adulto. «Hay algo de crudeza en el lenguaje, con personajes que son muy rudos hablando y utilizan muchas palabrotas. Tiene su punto de violencia y hay algo de revolver un poco. Por ese peso de la culpa. Cuando nos sentábamos a hacer los primeros trabajos de mesa, y hablábamos de esa educación que a esta sociedad le ha llevado a pensar desde la culpabilidad y no tomarlas desde la responsabilidad, le dimos ese enfoque», asevera.

Y por supuesto, cuenta con un poderoso subtexto que nos invita a reflexionar sobre la conducta humana. «Sobre cómo nos relacionamos con los demás. Esto de lo que por suerte ahora se habla bastante de las relaciones tóxicas. Que antes estaban más estereotipadas y decíamos que es que tal persona es así, cuando no son comportamientos normales y no debemos vivir con gente así. Por eso esta obra habla de cómo enfrentarnos a las cosas y de cómo nos relacionamos con los demás y con nosotras mismas», concluye Ruth Sánchez.

Un aprendizaje.

Ruth Sánchez está al frente de 'Lo que cantan los grillos' pero se apresura a matizar que no es ni pretende ser directora teatral. Algo que le merece mucho respeto. Como actriz, Sánchez es una de las interpretes del momento. Su trabajo en la actualidad con Unahoramenos y Mario Vega apenas le deja tiempo en su agenda, pero no ha renunciado a lanzarse a este reto. «Lo hago con pies de plomo.Cuando estamos en el ensayo siempre le digo al elenco que yo soy actriz. Puedo tener una visión objetiva de un espectáculo, pero no quiero ser una intrusa.La dirección es una labor muy seria y como tal me la he tomado. Con la responsabilidad que implica ya la seriedad que conlleva. Ángulo ha tenido este gran ofrecimiento de ser la directora de este espectáculo pero insisto en que soy actriz», subraya.

Para Sánchez esta obra es una lección infinita. Situarse al otro lado de la escena le está aportando otra visión sobre el apasionante mundo de la interpretación. «La dirección es un camino largo, una carrera de fondo en la que hay que formarse, ver y hacer mucho teatro. Y para mí ha sido como ir a la escuela de nuevo. He aprendido mucho del elenco, del equipo creativo, de todos los que conforman este espectáculo», manifestó.

Y es que enfrentarse a la dirección de un montaje es una puerta a todas las entretelas de un oficio que sobrevive en tiempos confusos más vivo que nunca. «De la maquinaria teatral en todo su amplio espectro, desde lo técnico hasta lo más profundo de cómo abordar un personaje. Cómo nos planteamos los actores las preguntas para abordar la construcción de un personaje. Verlo desde nuestra posición casi de espectadora en este caso ha sido una gran lección de teatro», aseveró.