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‘Canarias oculta’ reúne mitos y leyendas sobrenaturales isleñas

‘Canarias oculta’ reúne mitos y leyendas sobrenaturales isleñas

Lunes, 21 de septiembre 2020, 12:23

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Monstruos marinos, corsarios, monjas que pactan con el diablo o tibicenas se pasean por las páginas de Canarias oculta, un libro en el que seis autores recogen diferentes mitos y leyendas que coquetean con lo sobrenatural. «Ponemos el énfasis en los aspectos curiosos y enigmáticos de estas historias», explica José Gregorio, uno de los autores.

Mitos, leyendas, tradiciones y hechos insólitos de las Islas Canarias. Canarias Oculta es el título completo de este volumen que acaba de ver la luz en la Biblioteca Crónicas de San Borondón. Se trata de un libro estructurado en ocho capítulos independientes dedicados a diferentes temas. Así, se puede encontrar desde un capítulo dedicado a los tibicenas, una especia de perro espectral cuyas apariciones, según Luis Javier Velasco, autor de este capítulo, se puede rastrear desde los aborígenes canarios hasta nuestros días, hasta el juicio de una monja acusada por la Inquisición de hacer un pacto con el diablo. Un hecho histórico en el que su autor, José Gregorio González, pone el énfasis en lo que llama «aspectos curiosos».

«El libro, evidentemente, tiene un público objetivo muy definido, aquel al que le gustan los temas de misterio, que sigue a Iker Jiménez o nuestro programa, Crónicas de San Borondón, o que lee Año cero o la revista Enigma. Pero el planteamiento es también muy abierto para que cualquier persona pueda encontrarse con temas impolutamente abordados desde el punto de vista informativo», añade González.

De hecho, explica, la historia sobre Sor Juana, o los capítulos dedicados al corsario Amaro Pargo o a la pintora Georgiana Houghton y a los tibicenas podrían estar «en un libro de etnografía o de folclore», la diferencia en Canarias oculta es «la referencia a las creencias, a la letra pequeña. Nosotros le damos notoriedad que creemos que tiene esos elementos distintivos sin exagerarlas», afirma.

Precisamente, desde el punto de vista etnográfico, Fernando Hernández constata la existencia de «animeros» en las islas occidentales, mientras en Gran Canaria ese rol lo ejercían mujeres, al menos hasta que la medicina moderna vinculó el mal de ojo con los gases infantiles.

«Las prácticas de los animeros se remonta en Canarias prácticamente a la finalización de la Conquista», explica Hernández, que ha recuperado la historia de Agustín Alegría, el Majorero, para este volumen.

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