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La teoría es fundamental, pero cuando toca subirse al podio y llevar las riendas de una orquesta son muchas las variables que se escapan a lo que figura en la partitura y las anotaciones previas. Eso han confirmado o descubierto los participantes, procedentes de distintos enclaves de la geografía nacional e internacional, en las clases magistrales de dirección de orquesta que hasta este viernes y durante dos semanas se han desarrollado en la sede de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (OFGC), con la participación de los músicos de esta formación y bajo la supervisión directa de su director titular y artístico, Karel Mark Chichon.
«Cuando tienes que dirigir a una orquesta, solo tienes una oportunidad para convencer y que vuelvan a confiar en ti para otra ocasión. Es muy cruel. Ya me gustaría ver a cualquier instrumentista si tiene una sola oportunidad de demostrar su valía cuando de él dependen 80 o 100 personas juntas. Los directores jóvenes o en formación tienen muy pocas oportunidades de formarse con una orquesta profesional, como les ofrecemos aquí. Le echamos una mano a la nueva generación de directores y por eso les ponemos el listón muy alto para tocar muy bien. Al principio intimida y agobia, pero es lo que se van encontrar», explica el director británico por teléfono minutos antes de desarrollar una de las sesiones previstas dentro de estas dos semanas de magisterio.
Daniel Ros, que se ha desplazado desde Murcia para aprender en estas jornadas, ya tomó parte en la primera convocatoria, desarrollada antes de la pandemia. «He vuelto porque son clases que, hoy en día, no se ofertan como tal en España. Tener a una orquesta profesional a plena disposición, a un maestro como Chichon, y trabajar una ópera como 'La bohème'. No hay 'master class' que traten una ópera completa como sucede aquí», apunta este asistente de la Sinfónica de la Región de Murcia, entre otros cargos.
«La semana pasada trabajamos la 'Sinfonía nº9' de Beethoven y en esta segunda 'La bohème', una de las óperas más complicadas de dirigir. Este tipo de cursos no está disponible en ningún otro sitio. En España, seguro que no. Les ofrecemos algo singular y los propios participantes así nos lo dicen», reitera Chichon.
El director británico dice estar muy «satisfecho» sobre el desarrollo de estas clases magistrales, que han contado con 15 participantes cada semana. «Me alegra mucho que sea algo atractivo. Este año hemos tenido más solicitudes que en la primera ocasión y eso que se anunció la convocatoria con menos antelación que en 2019. Eso creo que dice mucho del nombre de la OFGC y mío», apunta Chichon.
La pandemia de la covid 19 ha sido una invitada incómoda pero ya prevista cuando se puso en marcha estas jornadas. Algunos de los inscritos y que habían superado la criba previa realizada por el director de la OFGC no pudieron finalmente llegar hasta Gran Canaria. Así ocurrió, por ejemplo, con dos jóvenes, uno procedente de Corea del Sur y el otro de Japón.
«Hice la solicitud para esta segunda convocatoria porque es la primera vez que me enfrento a una ópera concreta. Antes sí que había trabajado con arias concretas, pero no con una ópera al completo y con solistas de este nivel», dice Daniel Ros, que alude a los cantantes Eva Marco, Enrique Ferrer, José Julián Frontal, Celia Muñoz, Rajiv Cerezo, Manuel Fuentes y Alexis Marsepoil. «Me ha llamado mucho este mundo, por lo que no descarto en un futuro dedicarme a la dirección lírica, sea ópera o zarzuela», añade.
Este joven director reconoce que le ha «sorprendido» el nivel de sus compañeros. «Es bastante alto, se hizo una selección previa bastante ardua y exigente por parte del maestro, al que le enviamos vídeos junto con el currículum. Esto es de agradecer, ya que aprendemos unos de otros. No podemos caer en el error de imitar al maestro Chichon, sino que cada uno tiene que tener su estilo. Lo que sí aprendemos son recursos y puntualizaciones técnicas que nos da», añade Ros, de 29 años de edad.
«Me ha inspirado mucho que todos hayan crecido durante la semana. Han ganado confianza. La mayoría no se esperaba una orquesta de gran nivel y con tanta implicación y generosidad. Generalmente suelen poder trabajar con orquestas de bolos o de estudiantes. Aquí han disfrutado de una oportunidad real de lo que harán en un futuro cuando dirijan a una orquesta profesional», subraya Karel Mark Chichon.
Considera el máximo responsable de la formación grancanaria que el aprendizaje ha sido generalizado. «También yo aprendo. Veo cosas que pueden funcionar de otra manera. El ambiente es más relajado que el habitual y también me ha permitido acercarme más a la orquesta. Los integrantes de la OFGC también se han dado cuenta de lo difícil que es la dirección, cómo el sonido cambia de un participante a otro y cómo un gesto es capaz de generar un cambio en la atmósfera y el ambiente de la obra», explica.
Como regalo extra, Chichon seleccionará a uno de los participantes para que sea su ayudante directo en los conciertos que la OFGC acometerá el 2 y 3 de febrero dentro del 38º Festival de Música de Canarias.
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