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Un torrente escénico rodeado de amigos

«Me van a perdonar si, al contarles esta historia, no sigo el curso de los acontecimientos tal y como sucedieron. Cuando miro hacia mis recuerdos, éstos se atropellan en el cerebro...». Así arranca Donde mueren los ríos (2003), segunda novela de Antonio Lozano, que hoy y mañana cobra vida en forma de espectáculo escénico, como tributo a este escritor tangerino de nacimiento y grancanario de adopción, que falleció a comienzos de este año en Agüimes, un municipio donde residía y que siempre llevaba en el corazón.

Jueves, 1 de enero 1970

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Donde mueren los ríos, que esta noche se representa en el Galdós, a partir de las 20.00 horas, y en Agüimes, a las 20.30 horas, transcurre en el escenario junto a cuatro toneladas de sal. «Quería un espectáculo con una doble vía. Por un lado, donde mueren los ríos es en la orilla del mar y por otro lado está la historia del crimen de una mujer senegalesa, que es fundamental en la novela. Contamos para la escenografía con cuatro toneladas de sal, formando una gran duna, junto a la que participan todos, tanto los actores profesionales como los nueve músicos y los que se encargan de narrar la historia», explica el productor y director escénico Mario Vega.

La puesta en escena se completa con la participación de «un ilustrador a medida», rol que asume Juan Carlos Cruz. «A medida que avanza la historia, tanto en una pantalla de gran formato se verá lo que ilustra sobre la marcha. También en la propia duna de sal se proyectarán cosas», adelanta el director isleño durante uno de los descansos de los ensayos desarrollados ayer, en el teatro de la desembocadura del barranco del Guiniguada.

Vega llevó a la escena tres obras nacidas de la creatividad escénica de Antonio Lozano –El crimen de la perra Chona (coescrito con Alexis Ravelo), Me llamo Suleimán y Los Malditos–. Reconoce que esta producción cuenta con un componente de «lectura dramatizada», que convive con la realidad de una gran producción, «con actores profesionales de gran calidad y nueve músicos extraordinarios», para un espectáculo cuya duración rondará los 75 minutos.

Donde mueren los ríos ha tenido un origen y un final marcado por la enfermedad que en 2019 acabó con la vida del autor de Harraga y El caso Sankara, entre otras publicaciones.

«Antonio y yo estábamos pensando en hacer algo para el ciclo Música y Literatura del Teatro Pérez Galdós, dentro del que al final se estrena este espectáculo. Pensábamos hacer algo en torno a la música y la literatura africana. Pero su enfermedad estaba avanzada y el propio Antonio me dijo que no tenía capacidad para hacerlo, por lo que optó porque adaptáramos Donde mueren los ríos. Dijo que le gustaría que lo hiciera Julio Salvatierra. Tras su fallecimiento, lo hemos transformado, manteniendo la esencia del original, en un homenaje con amigos cercanos de los tres continentes. Julio dice que no es una adaptación al uso, sino una aproximación a la novela», explica.

Comparten escenario más de 60 personas, que Mario Vega ha dividido en distintos niveles, ya que el peso de la función lo asumirán los profesionales escénicos y musicales, mientras que los amigos del homenajeado leerán pasajes de la novela como si fueran parte de un coro griego.

La música tiene mucha importancia dentro de esta apuesta teatral. «Tiene la función de acercarnos al universo personal de Antonio, que era un gran melómano. Además, asume la función de balance, que entra en la historia que se cuenta», comenta.

Carlos Oramas lleva las riendas de este apartado, en el que conviven canciones francesas, africanas y de Taller Canario. Sobre el escenario estará el propio Oramas, junto a Germán López, Andrés Molina, Rogelio Botanz, Ibrahima Diabate, Manolo Benítez, Goretti Peña, Víctor Batista y Marta Viera.

El escritor grancanario Alexis Ravelo es uno de los amigos de Lozano que participa en Donde mueren los ríos.

«Somos más de cincuenta amigos y no estamos todos. Es una pequeña representación. Antonio tenía una habilidad fantástica. Además de tener un don especial para hacer amigos, sabía quiénes casaban bien. Tengo muy buenos amigos gracias a él», explica el autor de la reciente La ceguera del cangrejo (Siruela).

El novelista considera muy acertada la elección de la novela Donde mueren los ríos como punto de partida para este espectáculo y tributo.

«Es una obra que recoge dos componentes fundamentales de su obra. Por un lado está la coralidad. Es una novela con muchos personajes y cada uno con realidades muy diferentes. Lo segundo es el componente social y la mirada a África. Además, se trata de una novela negra, género por el que transitó también con la saga de García Gago, unos libros muy divertidos», apunta quien escribió junto a Antonio Lozano la obra teatral El crimen de la perra Chona, que se estrenó, en el teatro Cuyás, en el año 2014.

Destaca que los ensayos de Donde mueren los ríos han sido muy placenteros. «Nos lo estamos pasando muy bien. Mario Vega es un muy buen director y con él se trabaja muy bien. Es delicioso verlo trabajar», asegura.

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