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Un poema de raíces y alas

Un poema de raíces y alas

El teatro Cuyás de la capital grancanaria acoge hoy, a las 20.30 horas, el estreno absoluto de Todas las noches de un día, «un poema de raíces y alas» , tal y como lo define poéticamente su autor, Alberto Conejero. Ana Torrent y Carmelo Gómez protagonizan esta obra, que se repite mañana a la misma hora.

Jueves, 1 de enero 1970

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Cuando en la presentación de un montaje escénico se asegura que se trata de «algo distinto», conviene ponerse en guardia. Tras escuchar ayer a los responsables de Todas las noches de un día en la presentación mediática celebrada en el teatro Cuyás, las dudas y los temores se esfuman y se transforman en expectación ante lo que supone el primer estreno absoluto nacional de la temporada en este recinto de la calle Viera y Clavijo de la capital grancanaria.

El dramaturgo Alberto Conejero es un torrente poético cuando escribe y cuando habla, siempre sin altanería y sin ese postureo que tanto impera en estos tiempos. Va a contracorriente, como esta pieza escénica, donde «la poética» es uno de los puntos neurálgicos de una trama con forma de «thriller».

«Es un sortilegio poético, donde todo está bañado de misterio y donde se navega por aguas procelosas. La obra transcurre con dos personas incapaces de amarse y como un tratado de botánica», apunta el dramaturgo, ganador del Max al Mejor Autor con La piedra oscura.

Este «poema de raíces y alas», apunta Conejero, entra en el espectador «por la razón y por los sentidos». «Es un fragmento de la poesía que tanto hace falta en nuestra sociedad. No subestima al espectador, sino que mira al corazón. Vivimos en unos tiempos cínicos, donde se confunde el sentimiento con la sentimentalidad. Este es un texto de claroscuros, de fantasmas buenos y malos, que se presenta con una puesta en escena artesana y con ambición poética», añade.

La trama policial es importante en Todas las noches de un día, pero Alberto Conejero propone que el espectador «se pierda gozosamente» durante su desarrollo, ya que, apunta, a veces «es bueno no entenderlo todo».

Carmelo Gómez, que da vida al jardinero Samuel al que interroga un policía que no aparece sobre el escenario, considera que es un función «para corazones que si no se han roto están a punto de hacerlo».

El actor leonés se siente muy identificado con esta historia, ya que «está a punto de irse». «Me estoy yendo y a gusto de irme. Mi personaje es un jardinero que habla de una reliquia y buena parte de sus mensajes son los silencios. Habla de mí y habla de muchos», apunta.

Su compañera sobre el escenario, la actriz Ana Torrent, explica que se trata de una «obra difícil de hacer, en la que hay que dejarse llevar» para llegar a buen puerto.

Carmelo Gómez señala que el texto de Conejero «es como una ola marina» que lo arrastra y a la que está «supeditado». «Aún estoy dominándolo o él me domina a mí. Se me resiste y me deja en blanco», apunta a la vez que lanza que le gustaría que al final de la gira nacional, este proyecto regrese al Cuyás.

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