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Betancor lleva a la fotografía la pasividad ante las injusticias

Betancor lleva a la fotografía la pasividad ante las injusticias

Javier Betancor no podía comprender por qué la gente no salió a la calle hace siete años, cuando la crisis provocó un empobrecimiento de la población cuyos efectos aún perduran. Esa pasividad es la que transmite a través de las 15 fotografías que exhibe en la sala S/T de la capital grancanaria.

Jueves, 16 de julio 2020, 19:52

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En los primeros años de este siglo Javier Betancor (Las Palmas, 1952) no paraba de preguntarse por qué la gente no salía a la calle a protestar para defender unos derechos pisoteados por la crisis económica. «La gente estaba amordazada por los problemas y las deudas», explica el creador que en ese momento tuvo la necesidad de plasmar esa perplejidad a través de una serie fotográfica titulada Amordazados que expresa la impotencia de una ciudadanía que parecía estar atada de pies y manos.

La rabia, las preocupaciones, la incapacidad para sobreponerse, el suicidio, la parálisis o la ansiedad son algunas de las sensaciones que transmite Betancor a través de quince imágenes en blanco y negro protagonizadas por distintos modelos cuyos rostros y manos aparecen atrapados por cuerdas de esparto.

En su momento, confiesa el artista, quiso exponer el proyecto pero la dureza de las fotografías no sedujo a los gestores culturales. «Me dijeron que no era el momento de exhibirlas. Son fotos fuertes y a no todo el mundo le gusta», comenta Betancor que ahora, casi siete años después, protagoniza con este trabajo su primera muestra individual en el espacio S/T que él mismo dirige. «Siempre pensé que por ser el dueño de la sala no debía exponer aquí, pero los amigos me animaron», confiesa el autor que entiende que aquella pasividad incomprensible se ha instalado en la sociedad española. «La gente no reacciona. Se ha acostumbrado a aguantar. No se organiza ni sale a la calle. Sigue parada, sobre todo la juventud. No veo que responda al estado de las cosas ni a las políticas gubernamentales», sostiene el fotógrafo que considera que este sistema «funciona bien para cuatro, el resto está oprimido».

Dramatismo.

«Hay mucha precariedad. Hay quien trabaja con contratos por horas o días, ni siquiera por meses», se lamenta el creador cuyas imágenes están cargadas de dramatismo. «He buscado la fuerza en el negro de los fondos», abunda el autor que ha intentado cargar de expresividad cada imagen aproximándose a los rostros y cuerpos atados de distintas maneras.

En algunas obras elude el enfoque en favor del movimiento, en otras capta con precisión los detalles de la piel, mientras que en algunas piezas los rostros salen borrosos para ceder el protagonismo a las madejas de cuerda o simplemente desaparecen al estar solarizados. «Es el conjunto lo que me interesa», relata este fotógrafo de formación autodidacta cuyos trabajos se han podido ver en Cuba, Argentina, en la Bienal de Arte de Dakar de 2016, en Colombia y, principalmente, en salas de arte canarias.

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