Cuatro mujeres y un sueño desde la cuna: revolucionar el fútbol femenino

Hay muchas maneras de sentir el fútbol. Una directora deportiva, una delantera, una utillera y una capitana de la máxima categoría del fútbol femenino español reflejan cuatro historias de sueños que llevan impulsando el fútbol femenino desde la infancia.

En la Primera División Femenina conviven proyectos con pocos años de vida con otros que atesoran una trayectoria dilatada en la élite. El Levante UD es el mejor ejemplo de esto último. Referente de la competición nacional en la segunda mitad de los 90 y la primera década del nuevo siglo, ha conquistado el torneo en cuatro ocasiones. Aquellas campañas históricas siguen muy presentes a través de figuras como Maider Castillo Muga, Coordinadora General del Levante UD Femenino desde hace cuatro años y desde este año también directora deportiva, recogiendo el testigo de Rosa Castillo, otra histórica del club. Licenciada en Educación Física, es hija de Jesús María Castillo ‘Txitxia’, jugador mítico de la SD Eibar de los años 60. Sin embargo, su relato se ha escrito en otro club. Formó parte de la defensa del Levante de 2001 a 2015. Colgó las botas, pero no su amor por el fútbol.

“Abrimos el camino para que muchos clubes apostasen por una sección femenina”

“Por las mañanas veo los entrenamientos y después trabajo en el despacho”, expone Maider. “Hemos hecho una apuesta muy fuerte para volver a pelear con los mejores. Somos un club muy familiar, con Quico Catalán, el presidente, muy comprometido. Buscamos jugadoras que crean en nuestro proyecto, que formen un vestuario fuerte para superar los momentos complicados, que siempre llegan”. Es precisamente el ambiente en el vestuario lo que más echa de menos Maider de sus años como futbolista. “Fue un club pionero y abrimos el camino para que muchos clubes apostasen por una sección femenina. Eso es un orgullo”.

En su primer año en la plantilla, Maider fue campeona de Primera División. Disputó tres ediciones de la Liga de Campeones Femenina (el Levante fue el primer equipo español que participó en el torneo). “Cuando jugábamos contra equipos de otros países, se notaba una gran diferencia en lo físico. Eso ha mejorado mucho, con cuerpos técnicos muy preparados”, asume. Y proporciona otro factor a considerar: “Ahora hay una cobertura mediática que antes no existía. El fútbol femenino está adquiriendo valor”.

Quico Catalán, presidente del Levante UD, hace una lectura en ese sentido: “Llevamos más de 30 años apostando por el fútbol femenino. Es un hecho del que nos sentimos tremendamente orgullosos”, y continúa: “Para nuestro club el equipo femenino no es una sección más. De hecho, los mayores logros de la historia de nuestro club han sido suyos”.

Por eso, no pasa “un día” sin que se ocupe de algún asunto relacionado con el fútbol femenino. “Como presidente del Levante UD, estoy pendiente del mismo modo del femenino y del masculino. Y lo hago por convicción. Por ejemplo, estos días hemos estado trabajando para abrir al público el estadio el domingo, contra el Santa Teresa. Queremos que vengan 4.000 abonados”. La consigna está clara: “Al margen de pelear por los títulos, buscamos ser un referente dentro del fútbol femenino español, que está en constante crecimiento”.

Antes de cumplir los 20 años, Cecilia Marcos ya ha alcanzado dos sueños de su niñez: jugar en Primera División con la Real Sociedad e ir convocada con la selección española (estuvo a finales de 2020 concentrada con la Sub-20). Esta delantera de 19 años vive su campaña de asentamiento en la Real Sociedad, equipo con el que debutó en diciembre de 2019. En febrero de 2020 ya sumaba tres goles. “Ha sido muy importante para mí llegar a un equipo muy joven. Soy tímida y estar con jugadoras de una edad similar, como Nerea (Eizagirre) o Amaiur (Sarriegi), me ha ayudado a integrarme rápido en el vestuario”. Y es que la Real Sociedad -que se estrenó en Primera División en el curso 2006/07- lleva tiempo apostando por el talento joven con una plantilla que tiene de media 23 años.

Cecilia se aficionó al fútbol entre recreos en el colegio y actividades extraescolares: “Jugaba mucho con mis amigos en Marianistas. En mi familia no son muy futboleros, aunque siempre me han apoyado”. El primer paso importante en su carrera fue la incorporación al Añorga KKE, uno de los numerosos clubes de la región que tienen un convenio con la Real Sociedad. Cecilia llegó con 11 años y debutó a los 15 con el conjunto principal. Después vendría el salto a la Real Sociedad B y las primeras incursiones con las ‘mayores’. “Cuando realicé mi primera pretemporada con el equipo principal me di cuenta de que podía llegar a Primera División. Veía que podía dar la talla”, confirma Cecilia, que estudia Administración y Dirección de Empresas en Deusto: “Los entrenamientos son por la mañana y eso me complica la asistencia a clase, pero mis compañeros de carrera me ayudan todo lo que pueden”.

“Llegar a un equipo con jugadoras de mi edad me ha ayudado a integrarme rápido”

Futbolistas como Nahikari García marcan el camino a seguir dentro de un grupo que derrocha juventud. En el reciente 2-2 ante el Real Betis Féminas (24 de abril), Lucía Rodríguez (21 años) y Amaiur Sarriegi (20) salieron en el XI inicial, y desde el banquillo entró Nerea Eizagirre (21). De las 14 futbolistas que participaron, solo 6 superaban los 25 años, y ninguna llegaba a la treintena. El círculo virtuoso en el que está inmerso el club con sus canteranas está lejos de quebrarse. En mayo de 2020, la Real Sociedad B consiguió su segundo ascenso consecutivo. Ahora compite en Primera Nacional.

El sueño de Ana Petit Pacheco siempre fue jugar en el Real Betis Féminas. Pero a veces los sueños no se cumplen y hay que buscar otras alternativas. Ella encontró la perfecta: “Comencé como utillera del equipo femenino en la temporada 2016/17. En junio de 2016 viví el ascenso del Real Betis a Primera División como aficionada y poco después era la utillera del equipo”, cuenta.

“Cada año las chicas que vienen de abajo son mejores”

La pasión de Ana por el conjunto verdiblanco viene de cuna, ya que es hija del exjugador Joaquín Petit. “En mi casa había un ambiente muy futbolero. Mi padre no llegó a debutar con el primer equipo, pero estuvo en la cantera del Real Betis Balompié y pasó por varios clubes de Segunda B y Tercera”, asevera Ana, que también es maestra de Educación Física. “Trabajó durante 12 años en el fútbol base del Betis. Mientras tanto, yo siempre estaba con el balón de un lado para otro, dando guerra”.

Así, recuerda con ilusión que su primer partido fue uno que jugaron contra el RCD Espanyol de Barcelona en casa. “También empecé a trabajar con equipos masculinos de la cantera”, narra. De este modo, su implicación con el club fue en progresión, en paralelo con el crecimiento de la institución: “Al principio solo estaba con el equipo en los partidos que jugábamos como locales. Mi primer viaje fue para un partido contra el FC Barcelona”, rememora. Fue en la temporada 2017/18 cuando ya estaba en todos los entrenamientos y partidos, y desde la 2018/19 se ocupa de los cinco equipos femeninos del club andaluz.

“Cada año las chicas que vienen de abajo son mejores”, afirma, demostrando que el nivel sube año tras año. Ella, de todas las experiencias vividas, se queda con una muy especial: “El partido que jugamos en el Benito Villamarín contra el Santa Teresa CD”. Un 3-0 que contó con el apoyo de nada menos que casi 7.000 aficionados en el coliseo bético.

Logroño es una plaza histórica del fútbol nacional. Asociada en el pasado al CD Logroñés y al mítico campo de Las Gaunas, ahora el testigo ciudadano en la élite del balompié español lo han recogido la UD Logroñés –que milita en LaLiga SmartBank- y el Escuelas de Fútbol Logroño, un equipo que compite en la Primera División Femenina. Los tiempos han cambiado en la capital riojana. Como en tantos otros lugares.

Ana Velázquez tiene solo 22 años, pero es la capitana del EDF Logroño. Esta joven centrocampista cuenta con una trayectoria poco convencional, como la historia de la entidad que disfruta de su talento. El Club Deportivo Escuelas de Fútbol Logroño se creó en febrero de 2008 para acoger dentro de una estructura federada a equipos de fútbol y fútbol sala vinculados a colegios de la ciudad. Ahora mismo arropa a 75 conjuntos. “Uno de los colegios que formaban parte de la estructura inicial era el mío. Empecé a jugar con ocho años. Compartí equipo con chicos hasta la categoría cadete (14-15 años). A esa edad la normativa ya no permitía conjuntos mixtos”, recuerda la riojana. Para ese momento, sin embargo, Ana tenía las espaldas cubiertas: “Se había creado la sección femenina del Escuelas de Fútbol Logroño. Durante un tiempo ‘doblaba’: entrenaba y jugaba con el equipo de chicas y también con el de chicos. Hasta que llegué a cadete”.

“La Primera División Femenina cada vez es más competitiva”

En 2018 se produjo el histórico ascenso a Primera División. “Fue el momento más bonito que he vivido en mi carrera. Ganamos en el play-off al Real Oviedo Femenino y al CD Tacón y subimos a la máxima categoría”, reconoce Ana. “Cuando empezamos con el equipo no pensábamos en la posibilidad de subir a Primera División Femenina. Solo buscábamos crecer poco a poco”, asegura Ana.

Al margen de sus dedicaciones futbolísticas, la centrocampista realiza un curso a distancia de nutrición deportiva: “Somos profesionales, pero hay que pensar en un futuro para cuando acabe nuestra carrera”. Una carrera que, por otro lado, permite pocas distracciones: “La Primera División Femenina cada vez es más competitiva. El nivel sube año tras año”.