Schweppes, la tónica perfecta para Marc Álvarez, el Nº1 de Europa en los 50’s Best Bars

En coctelería, hay decisiones que determinan la excelencia de una copa: el hielo, el cristal, la técnica, el espíritu del bartender… y, sobre todo, el mixer. Para Marc Álvarez —cofundador de Sips, proclamado Mejor Bar del Mundo en The World’s 50 Best Bars 2023 y tercero del mundo y primero de Europa en 2025— no hay margen de duda: la elección de la tónica determina la arquitectura completa del cóctel. «La burbuja es una de las cosas que más influye en la experiencia final: aporta aroma, frescor y equilibrio a lo largo de toda la duración del consumo».

Lo dice alguien que ha viajado medio planeta, ha competido en los escenarios más exigentes de la industria y ha trabajado con los mejores. La máxima institución en mixología en nuestro país que, sin embargo, tras décadas de investigación, pruebas, mezclas y servicio, regresa siempre al mismo mixer: la Tónica Schweppes. No por costumbre, sino por convicción técnica. «La burbuja de Schweppes es técnicamente superior», afirma. Y no es una opinión. Es un hecho: a los diez minutos mantiene el doble de burbujas que otras tónicas del mercado, una característica demostrada científicamente que cambia por completo la experiencia de consumo. Una copa con Schweppes llega viva hasta el final. Una copa elaborada con otra tónica, no.

La burbuja más duradera del mercado

Que Schweppes mantenga el doble de burbujas tras diez minutos no es casualidad, es el resultado de una obsesión perfeccionista. Una que combina tres pilares: ingredientes, proceso y carbonatación. En el corazón está su ingrediente más valioso: el aroma de tónica, un concentrado exclusivo que no se compra en ningún lugar del mundo. Se elabora internamente mediante un proceso de maceración único, con hierbas, frutas y especias seleccionadas que se sumergen bajo tiempos y condiciones controladas. Solo cuatro personas en el mundo conocen su fórmula exacta.

A ello se suma un sistema de carbonatación calibrado al milímetro para lograr una burbuja fina, elegante y persistente. Es esa burbuja la que sostiene el aroma, la que ordena dulzor, acidez y amargor, la que mantiene el trago fresco y equilibrado hasta el último sorbo. Marc señala: «La capacidad de mantener la bebida en perfectas condiciones es clave. A nadie le gusta que a mitad de consumo el cóctel quede plano: la palatabilidad se desploma. Con Schweppes, eso no ocurre», asegura.

La visión del Nº1: técnica, emoción y una elección inevitable

Para Marc Álvarez, existe una relación íntima entre la técnica y la emoción cuando se habla de Schweppes. «Además de su proceso de carbonatación, es una marca que representa momentos muy sociales, parte de la historia y cierta nostalgia», afirma. Lo explica con naturalidad: «Es una marca icónica. Ha marcado la evolución del sector y ha seguido innovando. Lleva en la nevera de mi casa desde que tengo uso de razón; mi abuelo ya bebía gin-tonic con ella hace más de 40 años. El tiempo pasa, Schweppes mejora». Marc no habla solo de recuerdos. Habla de rigor. «La burbuja y la calidad de los aromas son pilares básicos para un mixer. Schweppes cumple los dos».

Para él, hay dos tipos de cócteles: los voluminosos, donde la tónica representa la mayor parte del contenido y su burbuja domina la experiencia; y los cócteles más cortos, donde la tónica actúa como top up, aportando lift, frescura y estructura. «En los cócteles tipo highball, la burbuja persistente y elegante hace que el consumo sea más agradable y prolongado y en los de menor volumen, aporta ese fizz crucial para elevar el cóctel», cuenta. En ambos, la burbuja de Schweppes es determinante. Su discurso conecta directamente con los valores de la marca. «Tanto Sips como Schweppes trabajamos con la misma obsesión: generar el mejor momento posible para el cliente», afirma.

Una experiencia que ocurre en cinco sentidos

La burbuja Schweppes está diseñada para disfrutarse de forma multisensorial. Su sonido —el icónico “schhh” al abrir la botella— anticipa frescura. Su aroma eleva la fase cítrica y botánica. Su efervescencia constante es casi coreográfica. En boca, su textura delicada equilibra dulzor, acidez y amargor con precisión. Y, por encima de todo, activa un territorio emocional: celebraciones, sobremesas, encuentros que se alargan. Marc lo resume en una frase: «La burbuja aporta sabor, aroma y equilibrio. Es técnica. Pero también es emoción».

España, territorio Schweppes

En el país donde la sobremesa es casi una institución cultural, Schweppes tiene un papel protagonista. La durabilidad de su burbuja permite que una copa resista conversaciones largas sin perder frescura ni estructura. Marc Álvarez lo formula de forma contundente: «Una sobremesa inolvidable necesita un cóctel que aguante hasta el final. Y eso lo da la burbuja». Aunque la también acompaña el auge del aperitivo y del tardeo, donde los cócteles ligeros encuentran en la marca un aliado natural».

Por qué Schweppes sigue siendo la favorita

En una industria en la que cada año aparecen nuevas tónicas, nuevos sabores y nuevos conceptos, Schweppes mantiene una fidelidad que atraviesa generaciones y barras. «Se está produciendo un regreso a la autenticidad y la sencillez: una buena ginebra, hielo macizo, un cristal de calidad y la tónica Schweppes de siempre siguen siendo la fórmula perfecta», afirma Marc.

Quizá porque pocas marcas combinan historia, técnica, consistencia y emoción de una forma tan equilibrada. Quizá porque ninguna otra ha conseguido una burbuja que resista tanto tiempo. O quizá porque la elección del n.º 1 de Europa —y de los mejores bartenders del país— no es casualidad. Marc lo resume con una frase que funciona como manifiesto: «El tiempo pasa. Schweppes mejora».