Cambiar el uniforme de vendedor por la bata blanca de auxiliar de enfermería

Universae brindó a Israel la posibilidad de estudiar a distancia y hacer prácticas en un hospital. Su profesionalidad y su amable carácter le llevaron a firmar un contrato indefinido pocos meses después

El reloj aún no marca las 6 cuando el estridente sonido de la alarma saca a Israel de su sueño. Sin remolonear, llega hasta la cocina evitando hacer ruido (el resto de la familia todavía duerme) y prepara café. Con el móvil, consulta el estado del tráfico y decide ir en coche al trabajo. El trayecto es tranquilo, las noticias suenan de fondo y los primeros rayos de sol empiezan a colarse entre los grandes edificios de oficinas que dibujan el cielo de Madrid. Para Israel empieza un nuevo día, pero para las personas que aguardan su llegada en el hospital, termina una noche que quizás ha sido larga. 

Israel Díaz Arenas es auxiliar de enfermería en el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, situado en Pozuelo de Alarcón y procura llegar veinte minutos antes del cambio de turno. «Así los compañeros que llevan toda la noche pueden ponerme al día y marcharse a tiempo a descansar a sus casas», explica Israel. Aunque la vocación le corre por las venas desde que recuerda, no siempre se ha dedicado a este trabajo. De hecho, hasta hace pocos meses, Israel trabajaba de cara al público en unos grandes almacenes.

El giro en la vida de Israel

Cansado de un empleo con mucho estrés y pocas satisfacciones, Israel se planteó girar el timón de su propia vida y empezar a formarse en lo que siempre había deseado: la rama de las ciencias de la salud. No lo hizo solo, contó con todo un arsenal de apoyos: su madre, sus hermanos y su pareja, quienes además de acompañarle y motivarle a perseguir su sueño, se ocuparon de sus dos hijos pequeños en los momentos en los que él tenía que estudiar, y también los propios niños, de 11 y 9 años, que entendieron a la perfección que su padre debía renunciar a planes sociales y familiares para destinar ese tiempo a la formación. Lejos de enfadarse, empezaron a hacer los deberes del cole al lado de Israel mientras él también hincaba los codos.

Y si su familia se convirtió en su gran aliada, Universae fue la institución gracias a la cual pudo alcanzar su objetivo. Israel estudió FP de Auxiliar de Enfermería en Universae en 2023. «Universae me permitió estudiar de manera cómoda y sencilla, porque yo necesitaba compaginar mi formación con mi trabajo. Otros centros requerían la presencia física y para mí era imposible. Universae se adecuó a mis necesidades y no al revés: me permitieron desenvolverme con total libertad, tuve acceso a una plataforma con los temarios y videoclases, los tutores se ponían en contacto conmigo de manera constante, especialmente un tutor llamado Fran, del que guardo gran cariño porque me acompañó durante todo el proceso», recuerda Israel. 

Universae, institución de educación superior universal e integral con ADN internacional, cuenta con la mayor oferta educativa a distancia y semipresencial de más de 110 títulos universitarios y de Formación Profesional. La posibilidad de estudiar y formarse junto a expertos y realizar prácticas en empresas reales, permite a los alumnos una rápida inserción laboral, como le ocurrió a Israel, a quien contrataron en el mismo hospital donde hizo las prácticas, y lo que en principio iba a ser un contrato de meses, cuando apenas llevaba uno, se convirtió en indefinido.

Los contenidos, los vídeos de los profesores y especialmente las prácticas, permitieron a Israel acceder a una formación de calidad: «Siempre tenía los contactos de los profesores a los que podía llamar si me surgían dudas, disponía de pdf’s con todos los temarios resumidos, no tenía que buscar nada por mi cuenta, me lo daban todo», cuenta Israel, que también reconoce que no es lo mismo hacer prácticas en un escenario ficticio con una camilla que simula un hospital, que hacerlas en un hospital de verdad, con todo el equipo médico, como le posibilitó Universae.

La vocación que le corre por las venas

«Desde pequeñito me ha gustado el tema sanitario, y no poder dedicarme a ello era una espinita que tenía clavada», reconoce Israel. Desde el área de Urgencias, Israel disfruta día a día del ritmo frenético del hospital. «A mí me gusta estar de aquí para allá, no parar, y sobre todo, aprender de cada paciente que viene», asegura Israel, quien también reconoce que le gusta ‘meter la cabeza’ cuando llega un caso más extraño o una enfermedad que apenas conoce, porque para él la formación sigue y su trabajo requiere estar constantemente actualizado. 

«Cuando llego a casa me gusta contarle a mi pareja lo que he hecho durante el día, o si voy a casa de mi madre y a visitar a mis hermanos, me apetece contarles las cosas que he visto y aprendido en el hospital. Mi hermano mayor se está preparando el MIR y todo el tiempo estamos hablando, debatiendo y sacando temas relacionados con la medicina», cuenta Israel.

«No es lo mismo trabajar que dedicarte a algo que te gusta, y eso lo he aprendido muy tarde», sostiene el auxiliar de enfermería. «Mi madre y mi pareja me insistían en estudiar, pero al final uno aprende las cosas cayéndose». 

Israel va al trabajo tranquilo, contento y motivado: «Puedo salir muy cansado, porque efectivamente es un trabajo que requiere que esté de pie y activo 8 horas seguidas, pero al final el estado mental es lo que cuenta, y salir feliz significa que estás en el lugar adecuado». Así que a Israel le gustaría animar a otras personas a estudiar lo que les apasione: «Que tengan ganas, actitud y paciencia, porque yo recuerdo tardes de estar en la biblioteca en la que me daban ganas de dejarlo todo, pero si te enfocas en el final y sabes que esto es un proceso y que vas a llegar a ello, lo llevas mucho mejor». Y es que como él recalca, lo importante es comprender que «el sacrificio vale totalmente la pena».