No somos bien conscientes de hasta qué punto casi todo lo que hacemos en nuestro día a día depende de unos satélites que dan vueltas al planeta a más de 20 mil kilómetros de altura. La medición precisa del tiempo y la orientación exacta en el espacio nos caen del cielo. Sin el buen funcionamiento de toda una infraestructura de satélites y de sus centros de control en tierra no serían posibles muchas de nuestras actividades cotidianas. Según la Comisión Europea, en torno al 7% de la economía europea depende de la navegación por satélite. Un fallo en sus sistemas, o un ciberataque contra los mismos, puede tener consecuencias fatales para la economía y para la seguridad de nuestro continente.
Juan Jesús León Cobos es un ingeniero experto en ciberseguridad que trabaja para GMV, una de las empresas que vela por la seguridad del sistema europeo de navegación por satélite Galileo. Gran parte de la sociedad desconoce la vulnerabilidad de estas infraestructuras, y el propio León Cobos reconoce estar “fascinado con la cantidad de Apps que dependen de la navegación por satélite”: "Un ciberataque que afectase a esos sistemas impediría utilizar buena parte de los servicios que ofrecen los smartphones, los automóviles y, por supuesto, cualquier servicio de geolocalización".

“Un ciberataque que afectase a los sistemas de navegación por satélite impediría utilizar buena parte de los servicios que ofrecen los smartphones, los automóviles y cualquier servicio de geolocalización”.
Juan Jesús León Cobos, ingeniero experto en ciberseguridad de GMV
Esta situación también podría generar problemas para hablar por teléfono, e incluso las transacciones financieras podrían verse perjudicadas. Buena parte de las infraestructuras que permiten la vida en sociedad y que garantizan la seguridad sufrirían un apagón masivo. No es casualidad, explica León Cobos, que la invasión rusa de Ucrania fuese precedida de un ciberataque contra una operadora de satélites: “Ese ciberataque consiguió desactivar todas las telecomunicaciones en Ucrania e impidió la coordinación para repeler el ataque”. Y esta es la clave de todo lo que hay que saber al respecto: “La ciberseguridad en estos sistemas está diseñada para no ser visible. Es como un seguro, si tienes suerte nunca lo usas. Pero cuando hablamos de ciberseguridad espacial no hablamos de que haya un ataque contra un cohete que va a la Luna, sino de que hay un porcentaje importante de la economía que depende de la navegación por satélite y, si se produjera un ataque, las consecuencias podrían perdurar mucho tiempo”.
Tomarse en serio la ciberseguridad espacial
Los ciberataques, detalla el especialista en ciberseguridad de GMV, buscan por lo general ganar dinero mediante la extorsión o el robo, pero no solo. “Hay otro tipo de ciberataques cuya pretensión es generar grandes trastornos y dañar la reputación”, explica, “y quien está detrás son organizaciones potentes, incluso Estados”. En este aspecto, los ciberatacantes siempre van un paso por delante: sus capacidades evolucionan rápidamente mientras que las plataformas espaciales no mejoran sus defensas al mismo ritmo. Y ahí es donde entra GMV, la empresa española posicionada como una de las compañías europeas más punteras en el incierto panorama tecnológico y geopolítico de nuestros días.
Las administraciones públicas empiezan a comprender la relevancia de la cuestión, y en 2023 comenzó a funcionar la Agencia Espacial Española, que tiene en la Seguridad Nacional una de las principales líneas de acción. El sector público pone los medios y la financiación, pero es GMV quien aporta el conocimiento y la tecnología punta. Los sistemas de la empresa analizan de forma constante las amenazas a sistemas de navegación por satélite, generan informes de inteligencia para las administraciones y diseñan infraestructuras mejor protegidas.

“Nosotros podemos proporcionar seguridad a los centros de control de satélites que nosotros mismos desplegamos”, explica León Cobos, y eso no es poca cosa, puesto que más de 40 operadores de telecomunicaciones en el mundo utilizan algún elemento software desarrollado por GMV en sus centros de control. Siendo esto relevante, si se compara con el desarrollo y mantenimiento del centro de control de Galileo, adjudicado a GMV por varios cientos de millones de euros, el reto es aún más grande. “Los sistemas espaciales tienen que ser tremendamente fiables y no puede fallar nada”, cuenta el ingeniero, “y una de las claves es actualizar y eliminar las vulnerabilidades en cuanto se detecten. Para ello, hemos desarrollado una tecnología específica para prevenir intrusiones, porque no siempre se pueden utilizar tecnologías clásicas para proteger infraestructuras espaciales”.
GMV: la mejor tecnología que se adapta a cada cliente
¿Qué distingue a GMV de otras empresas del sector?, ¿por qué es la responsable de desarrollar, con el apoyo de INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad), los proyectos más ambiciosos para la protección de infraestructuras críticas? “Tenemos un conocimiento muy profundo del entorno espacial porque trabajamos en este sector desde los años 80 y en ciberseguridad desde los 90. Conocemos mejor los problemas, y por eso creemos que ofrecemos las mejores soluciones”. Javier Zubieta, director de marketing de la sectorial Secure e-Solutions de GMV presidente de la comisión de ciberseguridad de AMETIC, añade a este respecto: “En ciberseguridad, los clientes perciben que los proveedores van con su solución y que son los clientes los que tienen que adaptarse al proveedor. Esto es algo diferencial en GMV, donde nos adaptamos completamente al cliente y no al revés”.
Otro punto clave para comprender la peculiaridad de GMV es que no compite en el mercado español, sino en el global. Y, en ese terreno de juego, es llamativa la escala de la empresa en comparación con la competencia: Aunque GMV tiene más de 3.300 empleados, sus competidores directos superan los 50.000. “Hemos trabajado para la agencia espacial japonesa o para la NASA: aunque tengamos menor tamaño, tenemos vocación de empresa grande”.

“Tenemos un conocimiento muy profundo del entorno espacial porque trabajamos en este sector desde los años 80 y en ciberseguridad desde los 90”.
Javier Zubieta, director de marketing de la sectorial Secure e-Solutions de GMV
Tanto es así que GMV es la única empresa que recibió la adjudicación del desarrollo de tecnologías de gestión de la seguridad para el sector espacial dentro de la Iniciativa Estratégica de Compra Pública Innovadora del INCIBE. La empresa tiene en marcha diversos contratos en los que, a su vez, subcontrata pymes y universidades para desarrollar aspectos concretos de sus proyectos.
“Y ese es el beneficio de invertir en estas tecnologías”; concluye Juan Jesús León Cobos. “La gente no es consciente de que su día a día depende tanto de sistemas espaciales, y de que la protección de esos sistemas requiere mucho esfuerzo e inversión. Esto puede no entenderse inicialmente porque no parezca una prioridad, pero si no lo hacemos nos quedaremos atrás y al albur de otros”, reflexiona el ingeniero.
Y aunque la inversión en programas espaciales sea cara, no lo es más que otras inversiones en infraestructuras: “Es cierto que el programa Galileo ha costado varios miles de millones de euros, pero proporciona al conjunto de los ciudadanos europeos una capacidad de posicionamiento precisa y gratuita sin la cual ahora no sabríamos vivir. Como comparación, cada 100km de construcción de vía de AVE cuesta unos 1.500 millones”. El problema, lamenta, “es que nos resulta más sencillo entender las ventajas del AVE, mientras que la capacidad de localización de cualquier persona u objeto en el mundo y de manera gratuita de alguna forma la damos por descontada”.