?


Contenido desarrollado para

BBVA

Deportistas perseverantes que triunfaron tras superar la adversidad

En la vida se suceden historias reales de deportistas que saborearon las mieles del éxito, después pasaron por un momento de dificultad y, lejos de tirar la toalla, comenzaron su carrera casi desde cero para cosechar nuevos éxitos.

Álvaro Piqueras

Compartir

Michael Jordan o Bill Gates son ejemplos de grandes personajes de la historia reciente que tuvieron que superar adversidades en algún momento de su vida para volver a la senda del triunfo.

Levantarse y perseverar. Ese principio de constancia y superación acontece de manera muy frecuente en la vida y es sin lugar a dudas parte indispensable del proceso que conduce al éxito. Al igual que sucede en otros ámbitos, la historia del deporte está salpicada de ejemplos de hombres y mujeres que, tras saborear las mieles del éxito, pasaron por un momento de dificultad y tuvieron que sobreponerse para triunfar de nuevo.

Un momento de crisis personal, una lesión o una simple mala racha nunca les llegó a apartar definitivamente del sendero hacia la gloria y sus casos representan una inspiración para millones de personas que tratan de aplicar sus enseñanzas. Porque nunca arrojaron la toalla. Porque siempre mostraron determinación. Porque siempre se dejaron ayudar.

Quizá el caso más representativo de todos, que además supone un buen punto de partida, es del de la leyenda del baloncesto Michael Jordan. Tras un complicado periodo en el que falleció su padre, en 1994 perdió la motivación que le había llevado a lograr tres anillos de campeón de la NBA con los Chicago Bulls, dejó a un lado el balón y decidió coger el bate de béisbol para jugar en dos equipos de ligas menores: Birmingham Barons y Scottsdale Scorpions.

Su andadura en la nueva disciplina fue más bien discreta, lo que le empujó a desandar el camino para conseguir tres campeonatos más y protagonizar uno de los regresos más asombrosos de la historia del deporte. Hubo tiempo para que se volviera a retirar en 1998 y para un nuevo retorno en 2001 con la elástica de los Washington Wizards, franquicia de la que era propietario. Y, aunque en esta ocasión no hubo campeonato, Jordan promedió más de 20 puntos por partido rondando la cuarentena durante los dos años que duró la aventura en la capital estadounidense.

Pero el jugador de baloncesto no es el único ejemplo. Su compatriota Tiger Woods también sabe lo que supone tener que empezar prácticamente de cero para reencontrarse con la victoria. Durante cinco años, de 2013 a 2018, el golfista estuvo lastrado por varias lesiones de espalda que le impidieron prácticamente jugar y rendir a su nivel después de haber ganado 14 Majors. De hecho estuvo el equivalente a 1.876 días sin tocar la gloria hasta que logró imponerse en el prestigioso Tour Championship para ya, en 2019, alzarse con el que hasta la fecha es el último torneo mayor de su palmarés, el Masters de Augusta.

Una medalla olímpica casi imposible

Antes, mucho antes de que incluso Jordan o Woods naciesen, una joven atleta protagonizó una gesta que perdurará en los anales de la historia. Su nombre, Betty Robinson, probablemente no le suene al gran público, pero hablamos de una velocista norteamericana que se convirtió en campeona olímpica de los 100 metros lisos en los Juegos de Ámsterdam de 1928 con sólo 16 años.

Sin embargo, lo que parecía que iba a convertirse en una carrera legendaria, se vio truncada por un inoportuno accidente aéreo del que la velocista salió malherida hasta el punto de que estuvo varios meses en silla de ruedas y prácticamente dos años sin poder caminar con cierta normalidad. El suceso coincidió con la celebración de las Olimpiadas de 1932 de Los Ángeles, a las que tuvo que renunciar. Pero lejos de abandonar definitivamente, la atleta siguió preparándose y en 1936, en los Juegos de Berlín, volvió a lograr una medalla de oro, esta vez en la prueba de relevos de 4x100 metros.

Otros ejemplos como el de Niki Lauda, que llegó a recibir la extremaunción tras un accidente compitiendo en Fórmula 1, pero que no le impidió volver a proclamarse campeón del mundo, o el de los ciclistas Greg Lemond -sufrió un accidente de caza y regresó para volver a ganar el Tour de Francia- y Primoz Roglic -probó con los saltos de esquí antes de triunfar en el ciclismo-, constituyen también la prueba de que la resiliencia forma parte de la receta del éxito. Algo de lo que también sabe mucho la esquiadora Lindsey Vonn, que tuvo que sobreponerse a varias lesiones graves de rodilla para seguir acrecentando su leyenda.

Grandes historias de perseverancia empresarial

Pero como comentábamos al inicio, el deporte es sólo uno de los ámbitos de la vida en los que emergen las historias de superación. Y es que el coraje, la dedicación, la ilusión o la paciencia son también algunos de los ingredientes que suelen aderezar las grandes historias de emprendimiento. Porque en el camino hay altibajos y momentos complicados, pero con tesón y la ayuda necesaria, es posible alcanzar las cotas más altas.

Y es que no es nada sencillo concebir, desarrollar y consolidar un proyecto empresarial incluso si en la actualidad estás considerado como un referente. Le ocurrió al mismísimo Bill Gates, que antes de dar con esa tecla llamada Microsoft tuvo bajar la persiana de Traf-O-Data, una empresa creada para leer los datos de los contadores de tráfico de las carreteras y, a partir de ellos, elaborar informes para ingenieros de tráfico.

Algo similar le sucedió a Nick Woodman, creador de GoPro, o a Reid Hoffman, la cabeza más visible de LinkedIn. Ambos tuvieron que dar un paso al lado con otros proyectos previos antes de triunfar con la cámara de acción más versátil del mundo y con la red social profesional de referencia en la actualidad, respectivamente.

Y aquí en España, María Luke y Xandra Etxabe, las ganadoras de la edición 2023 de South Summit, el evento más importante a nivel nacional del ecosistema emprendedor y del que es socio BBVA Spark, el aliado de las empresas de alto crecimiento, también tuvieron que renunciar con la llegada de la pandemia al sueño de implementar FIXME, una plataforma de servicios de fisioterapia bajo demanda. Pero ese contratiempo no las detuvo y perseveraron hasta poner en marcha en 2022 Uelz, una 'fintech' que permite gestionar y automatizar los cobros en línea.

Y es que detrás de toda ilusión empresarial, siempre se encuentran entidades bancarias como BBVA, que permiten que las ilusiones e ideas tomen forma con la financiación necesaria. Además, crean verdaderas redes de seguridad para fomentar el progreso de toda la sociedad y la creación de riqueza, dirigiendo el ahorro hacia la inversión.

Más rápido, más alto, más fuerte

Porque esa es su principal misión, la de actuar como dinamizador de la actividad a través de la concesión de crédito a la economía real. Esta es la forma más importante en la que un banco contribuye a la sociedad y, en el caso que nos ocupa, impulsa el esfuerzo de cientos de emprendedores para los que sería complicado salir adelante sin el apoyo necesario para prosperar.

Además, las entidades bancarias están acelerando startups y fomentando la innovación del sector empresarial no sólo desde la financiación, sino que también asesoran, dotan de habilidades y competencias al emprendedor y ayudan a visibilizar su labor con el objetivo de que sus modelos de negocio sean viables y se conviertan en empresas rentables. En el caso concreto de BBVA, en julio de 2022 nació BBVA Spark, y después de algo más de un año de vida, ya cuenta con más de 700 clientes y ha gestionado más de 200 millones de euros en financiación.

Nadie duda de que el camino del emprendedor es duro y que los desafíos son numerosos, pero con esfuerzo y la ayuda necesaria se pueden sortear todos los obstáculos para llegar, como reza el lema olímpico, más rápido, más alto y más fuerte. Pero siempre teniendo en cuenta que es más fácil avanzar cuando lo hacemos juntos.

Compartir

Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con BBVA. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.