?


Contenido desarrollado para

BBVA

¿Cómo sería el mundo sin la pasión y la emoción del fútbol?

Del mismo modo que es complicado imaginar qué pasaría si no existiera un deporte como el fútbol, resultaría igualmente difícil pensar en un mundo sin otras actividades esenciales como sucede con la banca

Álvaro Piqueras

Compartir

Prescindir de actividades o sectores clave, como un deporte o la banca, afectaría la vida de millones de personas de tal manera que la realidad, conforme la conocemos hoy, no sería posible. Y es que un mundo sin fútbol, o sin otros generadores de riqueza y prosperidad como el sector financiero, sería un lugar diferente en el que vivir porque se renunciaría a mucho más que a un espectáculo deportivo o a entidades que velaran por nuestros ahorros.

En el caso del fútbol, imagina lo inimaginable. ¿Qué pasaría si te vieras en la tesitura de tener que renunciar a la emoción? ¿Y si llegara el fin de semana y no hubiera un estadio al que ir, un equipo al que animar y un club al que sustentar? ¿Qué ocurriría si esa pasión desapareciera, si no pudieras disfrutarla, sufrirla ni compartirla? ¿Cómo sería la vida? ¿Te has preguntado qué pasaría si de manera súbita el fútbol dejara de existir? 

Puede que fueras consciente de la parte que te afecta en primera persona y que sería harto difícil, por no decir imposible, pensar en un mundo sin goles. Pero si se diera el caso, no solamente te verías privado de la pasión por un equipo y el amor por un deporte que hace que tu corazón palpite de emoción. Las implicaciones son más profundas.

De hecho, muchos otros aspectos de tu vida, y de quienes te rodean, podrían verse seriamente afectados porque el fútbol es un espectáculo competitivo, pero también constituye un ecosistema en el que interactúan millones de personas y que genera algo más que excitación.

Más que darle patadas a un balón

Un dato. Según un reciente estudio a cargo de KPGM, cuyo objetivo es determinar cuál es el impacto del fútbol profesional sobre la economía a partir del análisis de los diferentes tipos de efectos (directos, indirectos e inducidos), el deporte del balón ya representa el 1,44% del Producto Interior Bruto (PIB) español. Un porcentaje que además se ha duplicado en la última década y que va in crescendo.

Pero si pasamos a desentrañar las implicaciones de esa realidad y otros datos subyacentes, seremos capaces de comprender en toda su dimensión por qué el fútbol representa un acontecimiento sociocultural de primera magnitud. Y es que es un deporte -y un sector- que permite desarrollar a los diferentes agentes involucrados una amplia variedad de productos y servicios que contribuyen de manera relevante a la economía española.

Sin ir más lejos el fútbol generó, según los cifras recabadas hasta 2022, un gasto total de 18.350 millones de euros, de los cuales 8.316 fueron directos y contemplan aspectos como el gasto del aficionado -quinielas y apuestas online, internet, televisión de pago, taquillas, hostelería o transporte- y de las empresas para potenciar sus estrategias de marketing y publicidad, aprovechando la gran penetración del fútbol profesional en la sociedad española. 

Pero también hubo una contribución indirecta que alcanzó los 7.057 millones de euros, siendo los sectores más beneficiados principalmente los relacionados con actividades culturales, recreativas y deportivas, telecomunicaciones, construcción e inmobiliarias y restauración.

Además hubo una contribución inducida como resultado del gasto privado de las personas empleadas directa e indirectamente por el fútbol profesional en España. Porque ahí radica otra de las claves: la actividad del fútbol generó más de 194.381 puestos de trabajo a jornada completa. Y si contemplamos el beneficio para las arcas públicas, el fútbol permitió ingresar al estado 8.390 millones de euros en impuestos.

Así que efectivamente es posible que fuera insoportable vivir sin la emoción del fútbol desde el punto de vista del aficionado, pero es que además supondría un gran impacto para millones de personas que de manera directa o indirecta se ganan la vida gracias al negocio que representa. Por no hablar de que aquellos servicios que dependen del Estado, que también se verían afectados. 

Pero aún hay más. Porque otros intangibles como la promoción de la actividad física, la igualdad, diversidad e integridad, y el fomento de los valores asociados a la práctica del fútbol como el respeto, el compañerismo, la unión o el afán de superación, tendrían que prescindir de un poderoso aliado. Así que sí, imaginar lo inimaginable sería un ejercicio que debería hacernos refelxionar sobre si le otorgamos la importancia que merece a determinados aspectos de nuestro día a día.

¿Y si tampoco hubiera bancos?

También podemos ir más allá, y especular sobré que pasaría si otras actividades fundamentales tampoco existieran. Como el sector financiero y entidades como BBVA. ¿Imaginas un mundo sin bancos? Pues al igual que sucede con el fútbol las consecuencias también se dejarían notar en muchos ámbitos de la vida porque el sector bancario, entre otras cuestiones, genera empleo y riqueza. 

No en vano es probable que sin las entidades bancarias no hubiera inversión privada, las familias no podrían acceder a la financiación necesaria para acceder a una vivienda y las empresas no tendrían capacidad de obtener recursos para prosperar. Todo sería mucho más complicado, por no decir imposible.

Y es que uno de los principales roles de los bancos es contribuir al crecimiento económico y al bienestar social y posibilitar, así, que las personas alcancen sus metas, que las empresas se internacionalicen o que los emprendedores cumplan sus sueños. 

También trabajan para que los colectivos más desfavorecidos tengan una red de protección, apoyan la innovación, respaldan la investigación, la ciencia y la educación, y luchan contra el cambio climático y la descarbonización de la economía. Ya ves que, como sucede con el fútbol, su importancia es capital y su acción va más allá de salvaguardar nuestros ahorros.

En definitiva, si no existieran entidades como BBVA el mundo según lo conocemos hoy no sería posible. Por ello debemos valorar en su justa medida lo que cada sector o actividad aporta más allá de percepciones que pueden no ajustarse a la realidad. Si no existiera el fútbol, algunos podrían pensar que sería un alivio porque o no les gusta o les resulta indiferente. Y lo mismo podría aplicarse a la banca. Pero si rascamos un poco la superficie podemos llegar a comprender en toda su dimensión por qué es mejor no prescindir de lo imprescindible. Piensa en ello.

Compartir

Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con BBVA. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.