Verdades que ponen fin a las falsas creencias sobre la acuicultura
Controles exhaustivos en el cultivo, protección de los espacios naturales o una calidad de producto excepcional, estos son algunos de sus pilares
De que la acuicultura es un sector en pleno desarrollo no hay duda. Basta echar un vistazo a los informes redactados por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) para inferir tal afirmación. Así lo confirman algunos datos ofrecidos por la institución. De la producción total de animales acuáticos en el mundo, el 63 % (112 millones de toneladas) se capturó o recolectó en aguas marinas (el 70 % procedente de la pesca de captura y el 30 % de la acuicultura) y el 37 % (66 millones de toneladas), en aguas continentales (el 83 % procedente de la acuicultura y el 17 % de la pesca de captura).
A pesar de la rotundidad de las cifras, las cuales nos hablan de un método de cultivo en claro desarrollo, la realidad es que, a día de hoy, todavía circulan creencias confusas, inexactas, incluso, erróneas, acerca de la acuicultura española. De modo que la difusión de información acerca de sus cualidades en el ámbito medioambiental, social, económico y de salud, resulta necesaria.
Este mapa del cultivo de especies acuícolas y sobre todo, el reparto y dispersión de sus instalaciones garantiza, entre otras cosas, una amalgama de beneficios que pueden sintetizarse en tres: sostenibilidad, accesibilidad y calidad nutricional. Un trío, sin duda muy valioso, que constituye la base de la acuicultura española.
Aprovisionamiento sostenible
El modo en que producimos alimentos es tan importante como el producto en sí. Especialmente, en un planeta en el que conviven alrededor de 8 mil millones de personas. Esto hace que la sostenibilidad sea un factor clave para garantizar un mundo sin hambre a medio y largo plazo. En este sentido, en el ámbito de la acuicultura se puede decir, de forma generalizada, que la huella de carbono y los índices de conversión de alimento en el pescado de acuicultura son más bajos que los que producen los animales terrestres (vacuno y porcino), incluso en el caso de los peces omnívoros, según datos recogidos en la reciente Memoria de Sostenibilidad 2022 de APROMAR (Asociación empresarial de acuicultura española).
Por otro lado, en Europa predomina el cultivo de especies omnívoras (dorada, lubina o salmón), para las que todavía hay que mejorar los índices de conversión y reducir materias primas procedentes de pesquerías o de cultivos vegetales que compiten con otras producciones. Para ello, la acuicultura española está haciendo un gran esfuerzo utilizando nuevas fuentes de proteínas y materias primas más sostenibles (harinas de insectos, algas…). Todo ello en un esquema de economía cada vez más “circular” y de crecimiento «azul».
La ocupación de terreno es también baja en la acuicultura, mayoritariamente se lleva a cabo en viveros flotantes, bateas, long lines o parques de cultivo sin ocupación de suelo.
Garantías para un planeta con futuro
Por lo que respecta al consumo de agua, a pesar de que la acuicultura continental se desarrolla en agua dulce, de hecho, se están desarrollando sistemas donde se combina la producción de peces con la de plantas (acuaponía, sistemas multitróficos…) y se recicla el agua en índices muy elevados (sistemas de recirculación). En el caso de la acuicultura marina, el consumo de agua dulce es marginal.
La ocupación de terreno es también baja en la acuicultura, mayoritariamente se lleva a cabo en viveros flotantes, bateas, long lines o parques de cultivo sin ocupación de suelo, y en el caso de instalaciones en tierra, con una menor ocupación que la ganadería o agricultura terrestre.
Además, es importante señalar que hay instalaciones acuícolas que son a su vez proveedores de servicios ecosistémicos, como las algas y los moluscos bivalvos, contribuyendo al secuestro de carbono y al mantenimiento de la calidad de las aguas, retirando nutrientes y bajando la eutroficación.
La confluencia de todos estos factores permite concluir que la acuicultura está provista de las condiciones técnicas necesarias para garantizar el suministro de proteína de calidad a la creciente población en un contexto de sostenibilidad ambiental.
A la disponibilidad y sostenibilidad, se suma la accesibilidad.
Accesibilidad de todo y para todos
A la disponibilidad y sostenibilidad, se suma la accesibilidad. Esto significa, que productos como la corvina, el caviar o el atún rojo, dejan de ser un alimento de lujo, y entran en las despensas de muchas más familias, la acuicultura evita que la especulación tensione aún más los límites sostenibles de ciertas especies .
Las estadísticas pesqueras de 2021 revelan que las especies que se producen en acuicultura siguen llegando a los puertos procedentes de pesca extractiva, por lo que ésta supone un complemento. Estas lo hacen en proporciones similares a los años anteriores, como en el caso de la dorada, incluso con incrementos, como la lubina (15% más que en 2020). La producción acuícola de estas especies supone más del 95% del total.
En el caso de los mejillones y ostras, la práctica totalidad provienen de cultivo. Las macroalgas, sin embargo, se obtienen todavía en gran medida de la cosecha de ribazón, aunque en este sector se verán cambios importantes.
La seguridad alimentaria como identidad
La transformación azul que está liderando la acuicultura española se lleva a cabo sin menoscabo de los ecosistemas acuáticos, evitando la contaminación, protegiendo la biodiversidad y garantizando la igualdad social y la seguridad alimentaria.
Respecto a esto último, la gestión sanitaria de las granjas es una condición básica para asegurar la salud de los peces y, en consecuencia, su bienestar. Para controlarla, las granjas acuícolas se integran en las Agrupaciones de Defensa Sanitaria de acuicultura. La función de estas organizaciones es promover, redactar y hacer cumplir políticas sanitarias comunes que garanticen el estado sanitario del sector, además de realizar acciones de vigilancia epidemiológica. Por ejemplo, las granjas de cultivo de rodaballo, que se gestionan a través del Cluster de Acuicultura de Galicia, tienen implantado un sistema de control y gestión biosanitaria.
Complemento a la pesca extractiva
Es importante resaltar que la acuicultura española no ha venido a sustituir a la pesca extractiva, sino a complementarla. Ya que la pesca para que sea sostenible, está limitada y regulada por cuotas en todo el mundo desde hace más de 30 años. Razón por la que cada uno de los métodos cuenta con un valor diferencial. Así, mientras la pesca extractiva ofrece la variedad, que a día de hoy, no proporciona la acuicultura española, ésta, por su parte, garantiza disponibilidad de los productos que cultiva durante todo el año y la conservación de los recursos naturales.
Altos niveles nutricionales
Dejando a un lado el método de cultivo, y poniendo el foco en el producto, los expertos aseguran que la calidad nutricional de los alimentos de origen acuícola es excepcional, tanto de peces como de algas. De hecho, se considera que son una de las fuentes de proteína animal más relevantes. Son portadores de proteína de alta calidad y de ácidos grasos omega 3 (EPA y DHA), vitaminas y oligoelementos, lo que hace de estos alimentos una excelente elección para una dieta completa, equilibrada, y por tanto, de calidad.