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Formación y comunicación… y más oportunidades desde la España vaciada

Empresas como GAPformación han ensanchado su cartera de clientes gracias a la oferta de cursos online que posibilita la conexión a Internet desde un pequeño pueblo de la Sierra Norte de Guadalajara. Porque nadie debe quedar fuera de la foto

Gonzalo Garzón

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España afronta un reto poblacional que apenas tiene parangón en Europa. Según la definición del Parlamento Europeo, se consideran zonas escasamente pobladas aquellas con una densidad de población menor a 50 habitantes por kilómetro cuadrado. Una situación en la que se encuentra el 77% de la superficie total de nuestro país: grandes extensiones de territorio en las que se concentra el 10,4% de la población española, un total de 4.910.638 personas. De hecho, España es el cuarto país del viejo continente, tras Estonia, Finlandia y Letonia, con más municipios en riesgo de despoblación. La mayoría, en provincias como Guadalajara, Soria o Teruel, donde se concentra buena parte de lo que se ha bautizado como la España rural.

Paz Callejo es la fundadora de GAPformación, un proyecto empresarial que surgió en Madrid en 2005 y que, tras el confinamiento, ha trasladado una parte importante de su actividad a La Miñosa, una localidad de la Sierra Norte de Guadalajara que apenas cuenta 29 habitantes. El objetivo de la empresa es sencillo, pero no por ello poco ambicioso: ayudar a la gente a comunicarse mejor.

“Ponemos encima de la mesa factores como las emociones, la educación y el respeto a los clientes, especialmente cuando la relación con ellos se establece a través del teléfono”, explica Paz. “Creemos en una manera distinta de hacer las cosas, escuchando siempre al cliente y dejando que hable y tome las decisiones. Además, en los últimos años hemos incorporado programas relacionados con la gestión emocional o la resiliencia, en los que intentamos algo tan complejo como ser conscientes de que nuestra actitud en el trabajo genera un impacto. Queremos que este sea positivo y optimista: ya que tenemos que trabajar, que el ambiente sea el mejor y los profesionales estén lo más a gusto posible”, cuenta con orgullo. “Es un trabajo que nos reconforta: sentimos que estamos haciendo algo útil y que se percibe como valioso”.

Como para muchos otros, la realidad cambió en 2020. Lo que en principio era un empleo netamente presencial cambió drásticamente con el confinamiento. “Algunos de nuestros clientes nos propusieron dar el salto a la formación virtual algo a lo que en un principio éramos reticentes. Pero nos decidimos a afrontar el reto, gracias al apoyo, empuje y la experiencia del equipo de GAPformación, crucial también para dar este paso. Y contratamos internet en el pueblo, donde desde hace no mucho tiempo tenemos 4G de Telefónica. Y precisamente, junto a una de las integrantes del equipo, que vive en la cercana localidad de Baides, y contando con el apoyo puntual de un espacio de coworking en Sigüenza, el pueblo más grande que tenemos cerca, nos dimos cuenta de que podíamos trabajar perfectamente. No sólo eso, sino que las posibilidades se multiplicaron. Se nos ha abierto un mundo enorme y hemos superado todas las limitaciones que teníamos”, reconoce Paz. Los resultados hablan por sí solos: “Tras un arranque titubeante en 2020, tanto 2021 como 2022, han sido excelentes en cuanto a resultados comerciales”. Todo han sido ventajas.

La soledad acompañada

En ese tránsito hacia el mundo rural, Paz contó con un mentor. O, mejor dicho, con un instigador y colaborador necesario: Manolo Cejudo, su pareja, que trabaja como editor y actor en la compañía Ardite Producciones. “A día de hoy, hay determinados tipos de trabajo que son viables en un pueblo. Trabajos que tradicionalmente se creía que sólo se podían realizar en la ciudad, o incluso en una gran ciudad”, reflexiona Manolo. “Gracias a que poco a poco va llegando Internet a la gran España rural, pude dar el salto (que no la huida), negociar con las empresas con las que colaboraba e instalarme en el pueblo para, desde allí, realizar el mismo trabajo que hacía en Madrid”, cuenta.

El mismo trabajo… pero a otro ritmo. “Aquí el tiempo transcurre de otra manera”, cuenta Paz. “Las horas son más largas y dan más de sí. Duermes infinitamente mejor. Además, estar en un pueblo te permite compatibilizar tu trabajo con otras cosas, como en mi caso la jardinería. Se produce una sensación de tranquilidad constante que yo defino como soledad acompañada, porque en todo momento estás en contacto con otra gente, mucho más que en la gran ciudad, donde paradójicamente hay más soledad e individualismo. Además, las limitaciones de vivir en un pueblo me transmiten cierta paz interior: te das cuenta de que puedes vivir con menos cosas, consumiendo muchísimo menos, y valorando lo verdaderamente importante”, reflexiona.

"Aquí el tiempo transcurre de otra manera"

Para que historias como la de Paz y el éxito de empresas como GAPformación sean posibles, es necesaria una apuesta decidida por una infraestructura que no deje a nadie atrás. Aunque aún queda trabajo por hacer, en España hay ya más fibra desplegada que en la suma de Reino Unido, Italia, Alemania, Portugal y Francia juntas. Además, Telefónica ha desplegado el 10% del total de las conexiones de banda ancha de los 39 países europeos.

La compañía lleva tiempo trabajando cada día para acercar la tecnología a la sociedad con el objetivo de impulsar el potencial de las personas y los actores sociales para avanzar en el progreso de la sociedad consiguiendo que nadie se quede atrás y pueda salir en la foto. Este es el mensaje principal de su última campaña publicitaria que se lanza bajo el hashtag #TodosEnLaFoto.