Arte, deporte y gastronomÃa: Lanzarote es mucho más que playas en invierno
La isla del archipiélago canario más cercana a la penÃnsula ofrece un paisaje único y la oportunidad de disfrutar de unos dÃas de suaves temperaturas durante los meses más frÃos del continente europeo

Al fin parece que se acerca el invierno. Tras un verano de temperaturas excepcionalmente altas, el frÃo, las nubes y la nieve reclaman su espacio en el territorio peninsular anunciándonos además la próxima llegada de la Navidad.
Muchos esperaban ansiosos este momento, pero, sin embargo, ¿a quién no le seduce la idea de escaparse en plena estación frÃa a un paraÃso cercano? Eso es precisamente lo que ofrece Lanzarote, una temporada de otoño e invierno en la que las temperaturas se mueven alrededor de unos agradables 21 grados y en la que sus playas y su orografÃa única en el mundo se nos ofrece como un remanso de paz. La isla sorprende y, una vez que el viajero aterriza en ella, se da cuenta de que las posibilidades son casi inabarcables.Â

Un paisaje único que disfrutar todo el año
No hay en el mundo un lugar comparable a Lanzarote. Surgida del mar gracias a los volcanes hace miles de años, estos siguen muy presentes en la vida de la isla y la han ido esculpiendo, junto con el viento y el agua, dando como resultado un lugar mágico en el que los bosques están bajo el agua, en las profundidades del océano donde se extiende la mayor reserva marina de Europa.Â
Una auténtica tierra prometida para los buceadores que, en lugares como Playa Chica, Punta Mujeres o en la propia Marina de Arrecife, pueden hallar infinidad de especies autóctonas vegetales pero también animales, como las fusas negras, los pejeverdes o las viejas con sus vivos colores que explican por qué en otras latitudes se les llama peces loro.Â
Ya en la superficie, el final del año es un tiempo perfecto para caminar por sus impresionantes playas, como la de Famara, o ascender a la cima de cualquiera de los numerosos volcanes que se extienden por toda la superficie de la isla. En el Parque Nacional de los Volcanes podemos disfrutar de un sendero circular desde el que admirar diferentes tipos de lava, mares de cenizas y el interior de los conos volcánicos, como por ejemplo el mayor de la isla, el de Caldera Blanca, que dejará impresionado al más estoico y le hará pensar al viajero que acaba de aterrizar sobre las lejanas cumbres del planeta Marte.

Una isla también para practicarla
Derivado de su espectacular paisaje, Lanzarote ofrece la posibilidad de realizar multitud de actividades deportivas. En tierra firme podemos elegir entre el senderismo o las travesÃas en bicicleta tanto de ruta como de montaña. El Parque Nacional de Timanfaya o la excepcional zona de viñedos de La Geria son escenarios perfectos para ello.
Ya en el mar, pocos lugares más apropiados para practicar la vela, el windsurf, el kitesurf o, simplemente, el surf, gracias a los vientos y el oleaje que el océano brinda a los lanzaroteños. En cualquiera de los pueblos costeros es muy sencillo dar con un instructor experimentado que nos introduzca en cualquiera de estos deportes si es que somos un poco novatos.
Otra opción es la natación en aguas abiertas, que combinada con todo lo anterior nos lleva directamente al triatlón. En la isla se realizan a lo largo del año varias competiciones de este tipo que atraen a multitud de deportistas debido a sus paisajes únicos. Por los mismos motivos, el maratón de Lanzarote, que se celebra a principios de diciembre, atrae cada vez a más corredores de todo el mundo, que pueden disfrutar aquà de unas condiciones únicas.
Y, por supuesto, disfrutar del relax, la gastronomÃa y el arte
Pero en Lanzarote también hay espacio para la tranquilidad. Se dice que la isla actúa sobre el viajero como un largo masaje descontracturante, como un balneario natural. Ya sea directamente, mediante los servicios de hidroterapia, yoga y terapias repartidos por los establecimientos hosteleros de toda la isla, como indirectamente, a través de su oferta gastronómica.Â
La isla ofrece al visitante una serie de sabores únicos que no dejan indiferente a nadie. El peculiar contenido mineral del suelo lanzaroteño y las ingeniosas técnicas de cultivo, mejoradas durante siglos por sus habitantes, dan lugar a unos productos agrÃcolas prietos, firmes y de sabores delicados y concentrados.Â
Asà pues, como un lugar solo se entiende del todo cuando se prueba su cocina, es fundamental deleitarse con especialidades que van desde el tradicional gofio escaldado con cebolla, hasta el clásico queso fresco de cabra, pasando por propuestas más innovadoras como hamburguesas hechas a partir de cactus aptas para veganos a los nopales con aceite de oliva servidos sobre una hoja de chumbera.

El vino también forma parte de la cultura de Lanzarote. En la imagen, una copa de Bodegas La Florida
Sin duda, hay que dedicar un lugar especial a los vinos de esta tierra, que se reúnen bajo una denominación de origen propia, D.O. Lanzarote. Bodegas conocidas por por su curiosa forma de plantar las viñas en agujeros en los que el verde de las hojas brilla sobre el suelo de color negro. Un tipo de cultivo propio de la zona de La Geria, en la cohabitan 21 bodegas diferentes, cada una con sus caracterÃsticas particulares.Â
Más allá del paladar, en Lanzarote también se alimenta el alma a través de una programación cultural que se extiende durante todo el año y en la que sobresalen propuestas como el festival Arrecife en Vivo, un festival musical que se celebra en las calles de Arrecife y en el que actúan algunos de los músicos más interesantes del panorama nacional y canario.
Pero es imposible hablar de la cultura en la isla sin mencionar a César Manrique, el artista nacido en Arrecife, tras vivir en Nueva York, retornó a la isla en los años 60 para dejar en ella una huella imborrable. Manrique promovió un modelo de intervención en el territorio caracterizado por ser sostenible y muy actual, respetando el patrimonio natural y cultural de la isla. Manrique creó todo un manifiesto estético que él denominó arte-naturaleza/naturaleza-arte y que se concretó en lugares que el viajero no puede dejar de visitar como los Jameos del Agua, su propia casa en Tahiche, el Mirador del RÃo o el JardÃn de los Cactus, entre otros.
Además, actividades sostenibles que cuidan del medio ambiente
Todo esto además transcurre en un entorno que se cuida desde hace más de cincuenta años y que ha ido modelando su turismo para enmarcarlo dentro de los principios de la sostenibilidad. Gestionando de forma integral y respetuosa los recursos naturales de la isla para impactar lo menos posible en un entorno especialmente delicado.
No es por casualidad que Lanzarote fuera declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1993, Geoparque en 2015 por la misma organización y se convirtiera en 2015 en el primer destino mundial en obtener la certificación Biosphere del Instituto de Turismo Responsable.Â
Desde el gobierno local se anima a la industria turÃstica y a los visitantes a comportarse de forma sostenible, consumiendo productos de origen local, minimizando el consumo de agua y energÃa y disfrutando de la naturaleza de la forma más respetuosa posible, haciendo que su paso por los paisajes de la isla no deje huella alguna.
En definitiva, por todo esto y por mucho más, Lanzarote es un lugar único, mucho más interesante y rico que cualquier destino de sol y playa, aunque los suyos son majestuosos. Un destino en el que la naturaleza se mezcla con el arte y donde por cualquier rincón aflora el orgullo y el compromiso con su tierra de los lanzaroteñosÂ