?


Un proyecto con

ICTUS

De profesor de tenis a recuperarse de un accidente cerebrovascular con solo 28 años

Cada vez más jóvenes como Carlos Rivas se ven afectados por este problema, pero nuevas tecnologías como la robótica y la realidad virtual pronto permitirán a los pacientes recuperar la movilidad mucho antes

Juanjo Villalba

Compartir

El 23 de noviembre de 2018, con solo 28 años, a Carlos Rivas, un profesor de la Federación de Tenis de Madrid, le cambió la vida. “Un día, practicando kickboxing en mis horas libres, comencé a notar que se me dormía el brazo”, explica. “La sensación fue en aumento hasta que perdí el conocimiento: pasé dos semanas en la UCI del Hospital de La Paz de Madrid y, aunque solo estuve tres días en coma inducido, del resto no recuerdo nada”. Carlos había sufrido un aneurisma en el lado derecho de su cerebro que, debido a que padece el fenómeno de Kernohan-Woltman, le provocó una parálisis en el mismo lado derecho de su cuerpo y no en el izquierdo, como suele ocurrir en el resto de pacientes.

El caso de Carlos no es aislado. En los últimos años, se ha observado un aumento de este tipo de enfermedades entre personas menores de 45 años a menudo ligados a factores de riesgo cardiovascular. Lo cierto es que la velocidad y la tasa de recuperación también se ha incrementado mucho, entre otras cosas, por la mejora de los tratamientos y de los métodos de rehabilitación.

“La percepción que tenemos es que cada vez hay más casos de ictus en pacientes jóvenes y los datos así nos lo confirman”, afirma Arturo Renú, médico de la Unidad Funcional de Patología Vascular Cerebral del Hospital Clínic de Barcelona. “El ictus en pacientes jóvenes es un problema en aumento que está alcanzando unas magnitudes muy preocupantes debido a su creciente incidencia y a las enormes consecuencias físicas, psicológicas, sociales y económicas que comporta. El ictus en este grupo de pacientes es más heterogéneo debido a la amplia variedad de posibles factores de riesgo y etiologías subyacentes que, entre otros, incluyen factores de riesgo tradicionales como la hipertensión, el colesterol, la diabetes, el tabaquismo y la obesidad, pero también factores novedosos como el creciente consumo de drogas, la inactividad física y/o la contaminación ambiental”.

El ictus en pacientes jóvenes es un problema en aumento que está alcanzando unas magnitudes muy preocupantes debido a su creciente incidencia

El doctor destaca que, de forma paralela, en los últimos años se ha producido un gran avance en el tratamiento del ictus, permitiéndonos aumentar las opciones terapéuticas y el número de pacientes que acceden al tratamiento antes de que las secuelas del ictus se establezcan. A pesar de esto, los accidentes cerebrovasculares siguen siendo la tercera causa de muerte entre la población occidental tras la cardiopatía isquémica y el cáncer.

El ictus es solo una manifestación más de la enfermedad cardiovascular que, tras unos años marcados por la pandemia de COVID-19, ha recuperado su puesto como primera causa de muerte en España y en Europa. En 2020, solo en nuestro país, murieron cerca de 120.000 personas por causas cardiovasculares, un 24,3% de las defunciones. Para mejorar estos datos, no solo podemos confiar en unos tratamientos que mejoran día a día, sino que la prevención es fundamental, con especial foco en la secundaria, es decir, en aquellos pacientes que ya han sufrido un evento cardiovascular.

“Tras salir de la UCI, me trasladaron a planta, donde estuve dos meses ingresado”, recuerda Carlos. Debido al aneurisma, el deportista perdió la capacidad de caminar casi totalmente, tenía que desplazarse en silla de ruedas y su brazo derecho quedó inmóvil. Durante esos dos meses de ingreso en el Hospital de la Paz, Carlos comenzó su rehabilitación. “Intentaba caminar por los pasillos, pero tenía que parar cada muy poco tiempo porque me cansaba muchísimo”, explica.

“Intentaba caminar por los pasillos, pero tenía que parar cada muy poco tiempo porque me cansaba muchísimo”

Carlos Rivas

Tras ser dado de alta en La Paz, comenzó un largo proceso de rehabilitación que le llevó primero dos meses al Hospital Beata María Ana de Madrid y posteriormente un año y medio en el CEADAC, el Centro de Referencia Estatal de Atención Al Daño Cerebral. “Poco a poco fui mejorando”, recuerda. “Además de seguir caminando, realizaba ejercicios de equilibrio sobre la pierna afectada y subía escaleras para ganar fuerza. Las escaleras me costaban mucho. Y con el brazo hacía sobre todo ejercicios de alcance: mover objetos de un sitio a otro, empujarlos… Se trata de volver a aprender a utilizar el miembro y que vaya cogiendo fuerza y habilidad”, cuenta.

No obstante, Carlos afirma que lo que más le ha servido para mejorar su capacidad de caminar ha sido jugar al fútbol. “Me ha ayudado a correr, a no arrastrar el pie. Antes no podía correr ni cinco metros”, explica. “Se trata de fútbol inclusivo, un equipo organizado por la Fundación Segunda Parte. En él participamos personas afectadas por este tipo de enfermedades y otros accidentes cerebrales. Cada uno tenemos nuestras limitaciones, pero se parece bastante a un equipo de fútbol ‘normal’. Entrenamos y competimos a nivel nacional”.

“El brazo y la mano van más lentos. Algo que ya me avisaron que era normal”, explica. “Tengo fuerza para sujetar algunas cosas como un cuchillo, pero a partir de cierto peso me cuesta más. Por ejemplo, para llevar un plato de comida necesito ayudarme de la mano izquierda. Pero es importante seguir ejercitándolo porque, al no poderlo mover bien, es fácil sustituirlo por el izquierdo. Intento abrir puertas, fregar los platos, etc.” El reto para Carlos es volver a aprender a manejar su mano, que haga lo que él quiere. “Yo sé cómo quiero que vaya la mano, pero no terminar de hacer lo que necesito. También depende de los días. Algunos funciona mejor, no sé a qué se deberá”.

“Yo sé cómo quiero que vaya la mano, pero no terminar de hacer lo que necesito. También depende de los días”. Carlos Rivas

Carlos está muy contento con la atención pública recibida a lo largo de su recuperación, pero reconoce que, tras terminar su año y medio de rehabilitación en el CEADAC, ha tenido que continuar su recuperación en el sector privado. “Cuando se te acaba lo público te tienes que ir a una clínica privada o contratar a alguien que te atienda en casa. En mi caso, he podido destinar mis ahorros a mi rehabilitación. Imagino que hay otras personas que no se lo pueden permitir, obviamente”.

“Actualmente, el número de pacientes que se recuperan completamente o con mínimas secuelas de un accidente cerebrovascular es mucho mayor que hace una década”, asegura el doctor Renú. “En ello ha tenido mucha importancia la instauración del Código ictus, un procedimiento diseñado para atender a estos pacientes lo antes posible en las Unidades de Ictus por profesionales sanitarios especializados, así como el gran avance en los tratamientos de reperfusión cerebral y en el manejo del ictus. No obstante, una proporción muy importante de pacientes presentan secuelas graves tras un ictus que les condicionan una pérdida total o parcial de su autonomía y que necesitan un proceso de rehabilitación para intentar mejorar su estado funcional. La rehabilitación se enfoca desde diferentes vertientes con el objetivo de ayudar al paciente a volver a aprender las habilidades pérdidas tras el accidente. La recuperación se basa en diferentes aspectos según los déficits a recuperar y se puede enfocar hacia la actividad física, la actividad cognitiva y emocional, reaprendizaje del lenguaje y la actividad asistida por las nuevas tecnologías (robótica, realidad virtual), entre otras”.

“Cada vez hay más pacientes neurológicos, una incidencia mayor de ictus y otros problemas similares. Los hospitales cada vez tienen más pacientes y no tienen recursos para atenderlos a todos, ya sea a nivel de infraestructuras, camas o personal”, afirma Santiago Brandi, CEO de Eodyne Systems, una empresa ubicada en Barcelona y que está desarrollando RGS@home, un sistema de realidad virtual que puede instalarse muy fácilmente en casa de los afectados por accidentes cerebrovasculares o incluso en su ordenador o su móvil. El dispositivo captura los movimientos del paciente y le permite interactuar con escenarios de rehabilitación del miembro superior y de tronco y de balance.

Se ha demostrado que, al integrarlo con el tratamiento tradicional, se acelera la recuperación de los pacientes y se obtienen resultados en menor tiempo, mostrando efecto clínico en solo tres meses solo con 20 minutos de entrenamiento tres veces por semana.

También se han realizado avances en los tratamientos preventivos, por ejemplo en el control de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ECVA), caracterizada por la acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias en el recubrimiento de las paredes de las arterias, lo que comúnmente se conoce como placa.

La placa provoca un estrechamiento de las arterias que limita el torrente sanguíneo y que durante mucho tiempo puede pasar desapercibida para los pacientes. Si esta placa llega a desprenderse, puede provocar infartos, accidentes cardiovasculares o incluso la muerte. Se calcula que más del 80% de los eventos muertecardiovasculares son prevenibles.

Para prevenirla, es fundamental controlar los niveles de colesterol, uno de los mayores culpables de la ECVA y su principal factor causal y modificable. En ocasiones, no depende solo de nuestros hábitos saludables, sino que tiene causas genéticas. Se habla en esos casos de hipercolesterolemia familiar (HF), un trastorno genético autosómico dominante que produce elevaciones en el colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (LDL). Unos niveles elevados de LDL conducen al desarrollo de aterosclerosis temprana, lo que desemboca en el desarrollo prematuro de enfermedades cardiovasculares y una corta expectativa de vida. En los casos de pacientes que ya han sufrido un evento cardiovascular es recomendable situar el colesterol LDL por debajo de 55 mg/dl.

Entre los últimos avances se encuentra el control de los niveles de colesterol a través de nuevos fármacos fáciles de administrar y que podrían reducir los niveles de colesterol en sangre en un 50% de promedio, reduciendo así las posibilidades de accidentes cardiovasculares.