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Sostenibilidad

La batería de tu coche eléctrico sirve para iluminar ciudades

¿Se puede mantener el suministro eléctrico de una ciudad a base de baterías usadas de coches eléctricos? Se puede y Melilla es el mejor ejemplo

Ana García Novo

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¿Se puede mantener el suministro eléctrico de una ciudad a base de baterías usadas de coches eléctricos? Se puede y Melilla es el mejor ejemplo

Ana García Novo

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Que acabaremos todos en algún momento subidos a un vehículo eléctrico es algo que ya prácticamente nadie pone en duda. De hecho, la Unión Europea acaba de aprobar que a partir de 2035 no se podrán vender más coches de combustión. La electrificación del transporte para desplazar el consumo de carburantes es, por tanto, esencial a la hora de preservar el planeta y garantizar un futuro para las próximas generaciones. Ni más, ni menos. Así que las perspectivas de los automóviles que funcionan con enchufes y baterías son muy halagüeñas.

Según el informe Electric Vehicle Outlook 2022 elaborado por Bloomberg NEF, no habrá que esperar demasiado para vernos al volante —o como pasajeros— de un vehículo eléctrico. Las ventas mundiales de coches enchufables, que emplean baterías para funcionar, pasarán de los 6,6 millones de unidades en 2021 a los 20,6 millones de 2025. En Europa, se espera que para entonces los eléctricos acaparen ya el 39% de las ventas de coches nuevos. Todo esto supone que, en 2025, habrá 77 millones de vehículos eléctricos de pasajeros circulando por todo el mundo, sin contar con otros como los de dos y tres ruedas o los camiones. O, lo que es lo mismo, habrá por lo menos 77 millones de baterías funcionando y, por tanto, cada vez más cerca del final de su vida útil.

Electrificación

El parque de vehículos en 2025: hay que tomar medidas

La electrificación del parque de vehículos es una realidad cada vez más patente. Aunque el peso que tienen ahora los automóviles con enchufe es aún limitado, no será así dentro de unos años. Y menos aún después de que el Parlamento Europeo aprobara el pasado mes de junio el fin de las ventas de coches de combustión a partir de 2035, híbridos incluidos. Antes, tan pronto como en 2025, los coches con baterías ya supondrán casi una de cada cuatro ventas a nivel mundial. Y será conveniente que, para entonces, sus baterías estén ya integradas en procesos circulares que permitan reutilizarlas y revalorizarlas.

20M

Ventas coches enchufables en 2025

23%

Porcentaje del parque en 2025

75%

de las ventas en 2025 serán de coches 100% eléctricos

* Estimaciones globales. Fuente: Electric Vehicle Outlook 2022 Bloomberg NEF.

El de las baterías de los coches eléctricos es un buen ejemplo de que tan importante es desarrollar tecnologías respetuosas con el medioambiente como saber qué hacer con ellas cuando su vida útil se agota. Aquí es donde entran en juego los principios de la economía circular, que priorizan la prolongación de esa vida útil y la reutilización y no solo el reciclaje. También de aquí es de donde salen las ideas más brillantes, como utilizar las baterías usadas de los coches eléctricos para solucionar algunos de los grandes retos que plantea el uso de energías renovables. ¿Es esto posible? Grupo Enel, al que pertenece Endesa, ya busca la manera de hacerlo en Melilla.

Un territorio singular

Melilla siempre ha sido un territorio singular. Para empezar, fueron un par de disparos de cañón los que decidieron el trazado de su frontera. Además, tiene características similares a las de una isla, pero no está rodeada de agua. Y está situada en un continente, pero forma parte de un país que se encuentra físicamente en otro. Estas peculiaridades convierten a Melilla, una ciudad que ronda los 85.000 habitantes, en todo un reto a la hora de dotarla de energía eléctrica ya que cuenta con un sistema eléctrico aislado. No está conectado a otro mayor, como el peninsular, que pueda servir como soporte si ocurre alguna incidencia.

Así lo explica Pablo Fontela, product manager del Área de Innovación de Enel Green Power: “En Melilla nos podemos encontrar con distintos problemas: si se llega a un apagón, es necesario reponer el suministro eléctrico cuanto antes; y, si queremos prevenir ese apagón, debemos establecer medidas de protección que nos permitan mantener ese suministro mientras se soluciona una incidencia. También es importante regular la frecuencia para mantener la estabilidad de la red. En todas estas cuestiones nos ayuda el uso de baterías”.

Por esta razón, Melilla ha sido el escenario elegido para poner en marcha el proyecto Second Life de Enel, basado en la economía circular y seleccionado por el Foro Económico Mundial como member iniciative. Esta iniciativa ha recibido también el premio BASF a la mejor práctica de economía circular en España. En Second Life se utilizan baterías para reforzar la seguridad del sistema eléctrico de Melilla. Y no son unas baterías cualquiera: se trata de 78 acumuladores procedentes de vehículos eléctricos Nissan. De ellas, 48 están en desuso y otras 30 son nuevas.

*Fuente: INE. Datos provisionales Enero 2022.

Este proyecto emplea las baterías de los vehículos para almacenar energía y utilizarlas como fuente si ocurre alguna incidencia en el suministro eléctrico de Melilla. Para ello, se han interconectado y situado junto a la planta térmica que Endesa gestiona en la ciudad autónoma. La capacidad de esta instalación es de 4 MW y puede producir hasta 1,7 MWh. Así que, si la central se desconecta del sistema, Melilla tendría electricidad igualmente durante 25 minutos, un margen suficiente para que los técnicos restablezcan el sistema y reinicien el suministro eléctrico.

Una segunda vida para las baterías de los coches eléctricos

Una solución y un experimento

El proyecto Second Life tiene una doble vertiente. Por un lado, sirve para solucionar un problema energético específico de un territorio singular como Melilla. Por el otro, facilita prolongar la vida útil de unos elementos, las baterías de los vehículos eléctricos, que aumentarán su proliferación y pueden llegar a convertirse en un quebradero de cabeza cuando ya no sirvan para mover automóviles.

En este sentido, Second Life promueve utilizar baterías intactas: no se desmontan para reutilizarlas como acumuladores del sistema eléctrico. Se extrae el pack de baterías del vehículo y se instala directamente en el dispositivo de almacenamiento general. Así se simplifica el proceso, además de hacerlo más seguro y económico. “Cuando la batería de un coche eléctrico llega al final de su vida útil, puede mantener el 70% de su capacidad inicial. Ese es el tipo de baterías que utilizamos en el proyecto Second Life, procedentes de vehículos de la primera generación que se vendió del Nissan Leaf. También utilizamos baterías nuevas de los Nissan Leaf de la última generación para comparar el rendimiento de unas y otras”, indica Pablo Fontela.

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Este experimento permite a Grupo Enel comprobar varias cuestiones fundamentales, como por ejemplo cuánto duran las baterías desde que salen de un vehículo. Responder a esta pregunta es fundamental para plantearse el uso de estos acumuladores en otros lugares donde hacen mucha falta: las instalaciones de fuentes de energía renovables.

Por qué usar baterías de coches eléctricos para dar energía a una ciudad

El uso de baterías de vehículos eléctricos para funciones de suministro eléctrico en un territorio tiene un importante valor, más allá del experimental. Entre las principales ventajas se encuentra su economía: es más barato el uso de baterías de coches eléctricos que el de baterías de almacenamiento de potencia estacionaria convencionales. También es mucho más sostenible: da una segunda vida a las baterías ante el reto de su reciclaje, algo especialmente importante si tenemos en cuenta que su vida útil media ronda los seis años, en función del uso que se haga de ellas.

“La normativa europea obliga a los fabricantes a reciclar las baterías de los coches eléctricos. Con iniciativas como Second Life, les ofrecemos la oportunidad de convertir el coste de su reciclaje en una oportunidad de obtener ingresos al ponerlas a disposición para otros usos”, destaca Pablo Fontela.

Guardar la energía para cuando hace falta

“Las aplicaciones de este proyecto pueden ser infinitas en teoría, pero lo primero que tenemos que averiguar cómo es el uso de las baterías de los vehículos en este tipo de sistemas. Tenemos que entender cómo se comportan y cómo se degradan. Una vez que sepamos esto, ya podremos pensar en sus posibles aplicaciones”, explica el experto.

Las baterías de coches eléctricos permiten, por ejemplo, asegurar la energía en el centro de procesamiento de datos de un banco

Entre esas posibilidades destaca el uso de energía solar en horas de sombra. Es decir: acumular la energía renovable en el momento en que se produce —en este caso, durante las horas de sol— para poder emplearla después —por ejemplo, por la noche—. Esto es especialmente importante para el desarrollo de un futuro sistema energético basado en energías renovables. No basta con producirlas: además, debemos poder utilizarlas cuando las necesitemos. “El almacenamiento de energía es vital para el sistema renovable futuro”, afirma contundente Fontela. “Sin almacenamiento de energía y tecnologías de electrónica de potencia que permitan estabilizar la red, será inviable llegar a sistemas que utilicen más del 70% de energías renovables. Esto es algo indiscutible hoy en día”.

Otros posibles usos de las baterías de coches eléctricos pueden estar vinculados a actividades menos intensivas. Por ejemplo, asegurar la disponibilidad de energía en infraestructuras críticas, como el centro de procesamiento de datos de un banco. También podríamos llegar a tener baterías usadas de vehículos eléctricos en nuestras casas, enchufadas a los paneles eléctricos del tejado o tal vez en nuestra comunidad energética local más cercana. En cualquier caso, este tipo de experimentos ayudan a sentar las bases de un futuro sistema energético sostenible, imprescindible para mitigar —e idealmente revertir— el cambio climático. Ahí es donde entran en acción esas fuentes de energías limpias e inagotables como la solar o la hidráulica, la sustitución de carburantes por electricidad para movernos o el desarrollo de soluciones que nos permitan aprovechar hasta el último milímetro los recursos que nos ofrece el planeta. Emplear baterías usadas de vehículos eléctricos parece un buen punto de partida para conseguirlo.

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