Electrificación: por qué no vas a dejar de escuchar esta palabra
Este proceso, que consiste en sustituir los combustibles fósiles por energías renovables y electricidad, tiene el potencial de cambiar nuestras vidas y también las de quienes vendrán detrás de nosotros. Así podemos empezar a electrificar nuestro día a día… y el futuro
Este proceso, que consiste en sustituir los combustibles fósiles por energías renovables y electricidad, tiene el potencial de cambiar nuestras vidas y también las de quienes vendrán detrás de nosotros. Así podemos empezar a electrificar nuestro día a día… y el futuro
Es uno de los términos que más se escuchan últimamente. La electrificación está por todas partes, pero no nos equivoquemos porque no es uno de tantos términos de moda. Para probarlo, no hay más que hacer un sencillo ejercicio mental: imaginemos cómo será nuestra vida en el futuro. Lo más probable es que pensemos en un hogar totalmente conectado e inteligente o en vehículos autónomos que nos llevarán y traerán cuando lo necesitemos. Busquemos ahora, en esa imagen, dónde están las chimeneas y los tubos de escape. Exacto: no están. ¿Y si nos hubieran pedido imaginar el futuro dos o tres décadas atrás? Seguramente se parecería bastante a Mad Max. ¿Qué ha cambiado desde entonces? Básicamente, que nos hemos anticipado a esa distopía. Y la electrificación es la respuesta que hemos encontrado para hacerlo.
Antes de llegar a ese futuro sin malos humos, lo primero que hay que entender es que la electrificación consiste en sustituir los combustibles fósiles por electricidad producida a través de fuentes renovables como el sol, el viento o la hidráulica. Se trata de un proceso que comprende desde la electrificación de un hogar a la de la economía de todo un país o incluso la de una entidad más compleja como la Unión Europea. Esto significa que es susceptible de electrificarse un amplísimo rango de actividades: desde las involucradas en nuestra vida cotidiana hasta las que desempeñan los distintos sectores productivos.
La principal razón por la que se ha puesto en marcha este proceso de electrificación es su potencial descarbonizador. Reducir la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que se emiten a la atmósfera es esencial para afrontar algunos de los retos más importantes de la sociedad, como el cambio climático y sus efectos más dramáticos. La Unión Europea se ha fijado como objetivo alcanzar la neutralidad de carbono en el año 2050. Es decir: para entonces, la cuenta entre las emisiones de GEI que se producen y las que se pueden procesar para evitar sus efectos nocivos debe estar a cero.
Evolución prevista hacia la neutralidad de carbono en 2050 en la UE
Fuente: Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo. Comisión Europea
En este escenario, el uso masivo de electricidad es fundamental porque es capaz de reducir las emisiones a la mínima expresión, tanto en su uso como en su producción. El secreto no es otro que las energías renovables. Así lo explica María Malaxechevarría, directora general de Sostenibilidad en Endesa: “El desarrollo sostenible es nuestro principal reto como sociedad. Todos queremos garantizar ese desarrollo sostenible en los procesos en los que participamos y, además, hacerlo sin comprometer el futuro de las próximas generaciones”.
En este contexto, es imprescindible luchar contra el cambio climático para lograr que no afecte al planeta. “Esto implica ir hacia una economía descarbonizada, sin emisiones”, asegura la experta. “Para lograrlo, debemos avanzar en dos frentes: la descarbonización del mix energético —es decir, que toda la energía que se produce proceda de fuentes renovables— y también electrificar la demanda de sectores que hoy utilizan combustibles fósiles como fuente de energía”.
Previsión de descarbonización del consumo energético en la UE
Fuente: Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo. Comisión Europea
Cómo se debe realizar la electrificación
Si queremos optar a un futuro lo más alejado posible del escenario Mad Max, todo este proceso de electrificación de la economía debe realizarse, además, de acuerdo con los principios de la economía circular. “Tenemos que asegurarnos de que todos los modelos de negocio y las tecnologías que vamos a desarrollar tengan en cuenta principios como la minimización en el uso de recursos o generar la menor cantidad de residuos posible. Y que los que se generen puedan integrarse de nuevo en el ciclo productivo”, comenta María Malaxechevarría. “Hoy consumimos más recursos de los que la Tierra puede producir. Si queremos garantizar ese futuro sostenible para nuestra sociedad, es necesario avanzar en la electrificación y hacerlo bajo los principios de la economía circular”.
De hecho, el beneficio medioambiental de la electrificación se puede multiplicar gracias a la aplicación de los principios de la economía circular. Así lo explica Malaxechevarría: “El proceso de descarbonización y electrificación ayuda a combatir el 55% de las emisiones globales de CO2”. ¿Y qué ocurre con el 45% restante? Que está asociado al consumo de materiales y al uso que hacemos de la Tierra. Y es la economía circular la que se encarga de que sean lo más eficientes posible. “Por eso, no es lo mismo construir plantas renovables o vender equipos sin tener en cuenta la economía circular, que hacerlo con ella siempre en mente. En Endesa llevamos ya algunos años llevando esos principios a toda la cadena de valor”.
Mejora de la calidad del aire
Reducción de la huella de carbono
Más empleo
Mayor eficiencia energética
ahorro económico, autoproducción de energía en el hogar
Mejora de la calidad del aire
Reducción de la huella de carbono
Más empleo
Mayor eficiencia energética
ahorro económico, autoproducción de energía en el hogar
Mejora de la calidad del aire
Reducción de la huella de carbono
Más empleo
Mayor eficiencia energética
ahorro económico, autoproducción de energía en el hogar
Parece claro que promover el uso y la generación de energías más limpias y eficientes es una buena apuesta para dejarles un mundo mejor a quienes vengan detrás de nosotros. Sin embargo, los beneficios de este proceso no se reducen a una estampa familiar de nuestros descendientes viviendo felices en un planeta sin humos. La electricidad es verde y sostenible y, además, también es útil. Nuestra vida cotidiana como ciudadanos mejora gracias a la electrificación así como la competitividad de las empresas. Para comprender el alcance de sus beneficios, es bueno echar un vistazo a los principales sectores que son susceptibles de electrificarse por el uso que hacen de la energía: construcción, movilidad e industria.
En lo que más energía se invierte a nivel mundial es en nuestras casas. En concreto, calentar los edificios representa aproximadamente un tercio de la energía final, mientras que calentar agua y cocinar suponen alrededor de una quinta parte de la energía que usamos a nivel doméstico. Por eso, electrificar la calefacción y la refrigeración es una de las principales oportunidades para descarbonizar los edificios. Ante ello, señala Malaexevarria, “en el sector de la construcción, la electrificación pasa por la instalación de bombas de calor para agua caliente y calefacción, que son cuatro veces más eficientes que los calentadores tradicionales de petróleo o gas”.
Según Bloomberg New Energy Finance (BNEF), mejorar la eficiencia de las propias edificaciones puede reducir el 10% las emisiones en 2050. Sin embargo, el mayor margen de mejora procede del uso de bombas de calor eficientes, calentadores eléctricos directos y cocinas que funcionen con electricidad. Si, además, se integran soluciones inteligentes en los edificios capaces de analizar datos en tiempo real, su eficiencia energética se disparará.
Edificación
El calentamiento de espacios es la mayor fuente de uso de energía a nivel mundial en los edificios de hoy en día, representa aproximadamente un tercio de la energía final, mientras que el calentamiento del agua y la cocina representan alrededor de una quinta parte. Las bombas de calor, los calentadores eléctricos directos y las calderas eléctricas ya se utilizan en varios países, pero generalmente son más caras que el uso de gas natural.
Todas estas son grandes ventajas relacionadas con el uso eficiente de energía procedente de fuentes limpias e inagotables. Eso sí, no son las únicas. La estabilidad del suministro, la democratización del acceso a la red energética e incluso la facilidad a la hora de desarrollar hábitos eficientes son algunas de las que apunta María Malaxechevarría. “Por una pequeña inversión se puede obtener un consumo menor de energía y acceso a fuentes renovables que, en principio, no presentan los vaivenes que estamos viendo actualmente en las energías procedentes de combustibles fósiles. Esto supone que, si optas por la electrificación de tu consumo energético, harás que este sea más asequible y más competitivo”.
Por otro lado, tener todo el consumo energético de un hogar o una empresa en una sola factura permite analizar más fácilmente los patrones de consumo y adoptar otros nuevos que ayuden a optimizarlo. “Nos concienciamos más sobre lo que consumimos, es más fácil verlo en una sola factura”, sostiene la directora general de Sostenibilidad de Endesa. “Además, la electrificación basada en energías renovables, innovadoras y digitales empodera al ciudadano porque le permite convertirse en productor de energía. Y no hablamos solo de autoconsumo: si hay a una comunidad de autoconsumo en un radio de 500 metros, cualquier ciudadano también se puede ver beneficiado”, añade.
Movilidad: desplazamientos sin humos ni ruidos
Evolución de este sector, así como de los principales avances tecnológicos y herramientas, que permitirán la reducción de emisiones necesaria para cumplir con los compromisos.
Según la AIE y BNEF, para lograr las cero emisiones netas a mediados de siglo, el 60% de todos los automóviles vendidos a nivel mundial deben ser eléctricos ya en 2030. Solo cinco años más tarde, en 2035, esa proporción deberá ser casi del 100%.
“Si queremos garantizar ese futuro sostenible para nuestra sociedad, es necesario avanzar en la electrificación y hacerlo bajo los principios de la economía circular”
Este es un camino que ya estamos recorriendo: actualmente hay 12 millones de vehículos eléctricos de pasajeros circulando por todo el mundo. De ellos, más de tres millones se vendieron solo en 2020. Son vehículos que circulan sin emisiones locales ni ruidos procedentes del motor. Y que, a la larga, también ahorran dinero a sus propietarios.
“La electricidad es el sector energético más eficiente y el que supone menor gasto. Esto puede parecer contraintuitivo en un momento en el que la factura energética sube. Sin embargo, la electricidad no es lo único que debemos tener en cuenta. También hay que contar el gas y la gasolina o el gasóleo. Y, cuando lo hacemos, vemos que, con la electricidad, ahorramos en el total de nuestro gasto en energía”, explica Malaexevarria.
Al no producir emisiones contaminantes locales, los coches eléctricos también son una gran ventaja para las ciudades. “Por supuesto, la electricidad también es mucho más limpia. Contribuye a la calidad del aire en las ciudades lo que, a su vez, supone importantes beneficios en salud”, añade la experta. “Incluso la contaminación acústica, un parámetro fundamental a la hora de medir la calidad de vida en un entorno, es menor porque se elimina el ruido procedente de los motores de combustión”.
Industria: más limpia y competitiva
Evolución de este sector, así como de los principales avances tecnológicos y herramientas, que permitirán la reducción de emisiones necesaria para cumplir con los compromisos.
Fuente: Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto demográfico, 2020
Hoy, alrededor del 50% del calor que se emplea en la industria se obtiene mediante la combustión directa de carburantes. El 32% se corresponde con electricidad. Tal y como subraya BNEF, cambiar la combustión por electricidad es hoy la ruta más directa para reducir las emisiones en sectores que emplean calor a baja temperatura. Según las estimaciones de BNEF, solamente el cambio a la electricidad representaría entre el 41% y el 46% de la reducción total de emisiones en la industria. Más adelante, también los procesos de alta temperatura se podrían electrificar si se cambia el proceso de producción.
Hablamos aquí de la industria del acero, el cemento o la producción de alúmina.
“La electrificación propulsa la competitividad de las empresas. Esto se debe a que las energías renovables son más eficientes y más asequibles”, recuerda María Malaxechevarría. Este no es el único beneficio económico que se puede obtener de la electrificación de la economía de un país. Este proceso también puede contribuir a generar más empleo. De hecho, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 prevé que las inversiones en energías renovables podrían generar entre 107.000 y 135.000 empleos para 2030. Además, las previsiones apuntan que el cambio de modelo energético puede generar cerca de 120.000 empleos indirectos más cada año.
Acceder a un futuro mejor para nosotros y para nuestros descendientes está al alcance de nuestra mano. La electricidad está dispuesta a echarnos una mano. Solo hay que abrirle la puerta para empezar a disfrutar sus beneficios.
7500
inversión de 7.500 millones de euros en tres años
Una oportunidad y un compromiso
“España cuenta con una posición única, de liderazgo, para desarrollar la transición energética y convertirse en un referente internacional”, subraya la directora general de Sostenibilidad de Endesa. “Nuestra compañía, por su parte, aporta una visión líder en el sector a través de su propio plan estratégico. Contamos con un plan industrial enfocado al Objetivo de Desarrollo Sostenible nº 13 —adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos— que contempla una inversión de 7.500 millones de euros en tres años”.
En su hoja de ruta para descarbonizar su propio mix energético, Endesa se ha fijado dos objetivos para 2040: abandonar el uso del carbón y también el del gas. La compañía también cuenta con un compromiso de digitalización y automatización de todas sus redes de distribución para permitir el acceso de todas las energías renovables y las tecnologías que se desplegarán. Asimismo, apoyará la penetración del vehículo eléctrico con el despliegue de una red de puntos de recarga y una oferta variada de servicios para acompañar a ciudadanos, empresas y Administración en su electrificación.
Todo ello, con un fuerte compromiso con el entorno. “Lo haremos sin dejar a nadie atrás y desarrollando valor en las comunidades en las que operamos mediante nuestros propios planes de valor compartido”, asegura María Malaxechevarría. “Nuestro objetivo es contribuir a crear una sociedad mucho más justa, más sostenible e inclusiva”.
Cómo hacer del planeta un lugar mejor para todos. Un planeta sostenible y habitable. La respuesta está en la energía. En concreto en la buena energía necesaria para crear nuestro día a día, para ser y para estar y, sobre todo, para construir el latido de lo que somos y de lo que queremos ser.
Ese compromiso es Buena Energía, un proyecto con el que Endesa quiere seguir construyendo un país sostenible, inteligente, limpio y para todos. Un país que, ahora más que nunca, tenga en la sostenibilidad y en una transición energética justa su espina dorsal. La descarbonización y la apuesta por las energías renovables teniendo siempre presente el desarrollo local y la economía circular, la generalización de las ciudades y los hogares inteligentes, el avance en movilidad eléctrica y los principios de igualdad, equidad y transparencia guían este proyecto porque para que el mundo avance es necesario que todos vayamos de la mano. Juntos y con Buena Energía.
Créditos
Proyecto coordinado por:
Prado Campos
José M. Sánchez
Dirección de Arte y Diseño UI:
Alessandro Marra
Infografías:
Pedro Jiménez
Desarrollo y maquetación:
Saúl Fernández
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