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Olmedo: cuando las mujeres toman las riendas en la meseta castellana

Vivir en el entorno rural no tiene nada que ver con quedarse anclado en un modo de vida del pasado. Así lo demuestra Olmedo, un pueblo vallisoletano en el que mujeres como Carmina y Gemma dejan claro que es posible encontrar la perfecta comunión entre tradición y vanguardia

Laura Sutil

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Decían los compañeros de Carmina que era “la que mejor y más completos enviaba los partes de la provincia de Valladolid”. Hablaban del trabajo de Carmina Rodríguez cuando, allá por los años setenta, se hizo cargo junto a su marido Pedro Conde de la oficina de MAPFRE en Olmedo. Ella rememora con una sonrisa -imborrable durante el tiempo que dura nuestro encuentro- cómo a su marido le encantaba socializar y hablar con unos y con otros. Él era quien convencía a los clientes, hablaba con ellos y apuntaba sus datos en servilletas. Esa colección de servilletas llegaban intactas a las manos de Carmina, encargada de darles a aquellas anotaciones forma de seguro.

Juntos formaban un equipo fuerte y cercano, también a nivel laboral. Algo no muy común en la época, ya que en palabras de la propia Carmina, aquello era toda una proeza en un tiempo en el que “las mujeres del pueblo se dedicaban a la casa y los niños. Había muy poquitas que trabajasen fuera: las que tenían alguna tiendita igual sí, pero poca cosa”. De ahí se explica el tesón con el que relata cómo sacó adelante su trabajo con suma brillantez convirtiéndose en la cabeza visible de la oficina, mientras se dedicaba a la crianza, también, de sus tres pequeños.

Hoy Carmina Rodríguez camina más pausada y con más años, pero con la seguridad y la paz que le da haber sido una de las primeras. Y, sobre todo, haber dejado en buenas manos su legado. De la delegación se empezó a ocupar su hijo Pedro Luis y ahora es su nuera, Gemma Aguado, su cabeza visible. Por eso, no son de extrañar las miradas cómplices que comparten las dos mujeres mientras, de fondo, se escucha la voz de ‘la matriarca: “Ahora eres tú la jefa y yo estoy muy feliz”.

Vivir en el entorno rural no tiene nada que ver con quedarse anclado en un modo de vida del pasado

El paralelismo entre la vida de ambas es incuestionable: ambas comenzaron como apoyo a sus maridos en la oficina de MAPFRE y las dos consiguieron ser la imagen y el alma de la delegación en Olmedo. Gemma llegó a la delegación a principios de la década de los 2000, después de que Pedro la convenciese de que “aquello era de los dos”. “Y ahora eres tú la imagen y la marca de MAPFRE en Olmedo”, le dice su marido. Basta con verla pasear por las calles de Olmedo para darse cuenta de que la cercanía y el contacto con los vecinos del pueblo es parte de su trabajo, de su día a día. Ella, que nació en un pequeño pueblo situado a unos pocos kilómetros de Olmedo, se siente olmedana de pleno derecho: su vida está aquí, su trabajo está aquí y también sus hijas que, recalca, está segura de que si algún día deciden irse del pueblo, al menos, “habrán tenido una infancia plena aquí”.

Olmedo, el pueblo de los siete ‘sietes’

Olmedo recibe su nombre de la gran cantidad de olmos que abundaban en el municipio hasta la aparición de la grafiosis, pero, además, es conocido como el pueblo de los siete ‘sietes’: siete iglesias, siete caños, siete plazas, siete conventos, siete puertas, siete casas nobles y siete pueblos de su alfoz. Puede que no sea casual que en el imaginario colectivo de esta localidad el ‘7’ siempre haya sido considerado el número de la buena suerte.

La innovación desde los orígenes

Escuchar hablar a Pedro Luis, Gemma y Carmina es ser testigo de los cambios que ha sufrido el mundo de los seguros y de la forma en la que hoy se trabaja. De hecho, esa evolución ha discurrido paralela a la del propio pueblo. Pedro Luis asegura que no le gusta hablar de España vacía porque, explica, solo se pone el énfasis en las personas que se van y no en todos los jóvenes que deciden continuar con el negocio familiar, como es su caso y el de otros muchos vecinos. Eso ha posibilitado la revitalización de la localidad. Si bien el sector primario sigue siendo uno de los principales motores económicos, cada vez es más palpable el surgimiento de otro sector imprescindible: el turismo, asociado en gran medida al mundo del vino con la Denominación de Origen Rueda por bandera.

“Ahora eres tú la jefa y yo estoy muy feliz”

Carmina Rodríguez

La convivencia y el equilibrio entre ambos ámbitos es fundamental para comprender hoy cómo es Olmedo, explican Pedro Luis y Gemma. La mejor muestra de esa unión entre las raíces y una innovación que va más allá de las lindes del pueblo se puede observar en la granja ovina de Alberto García Torés. La suya también viene de una tradición familiar -sus padres fueron propietarios de una granja avícola durante mucho tiempo- y, tal y como explica, su amor por los animales se lo inculcaron sus progenitores. “En el medio rural, la influencia de los padres es brutal. Mi padre y mi madre fueron los que me inculcaron el cariño a los animales y para desarrollar mi actividad profesional aquí”, afirma.

Y es que la suya no es una granja al uso. García Torés se ha implicado para que su negocio sea pionero en innovación y bienestar animal. Para ello, cuida la alimentación de sus corderos desde recién nacidos y, además, recurre a técnicas de cría naturales y sostenibles para que tanto la carne como la leche que procede de sus animales sea óptima. Una leche con la que, por cierto, innova. ¿Por qué? Porque no contento con su faceta agroalimentaria, AGM -la explotación que lidera- ha dado el salto al mundo de la cosmética, creando jabones a partir de leche de oveja y aceites naturales de diferentes plantas. Unos jabones que -además- van envueltos en lana de oveja merina filtrada artesanalmente y que funciona a modo de esponja exfoliante. Una idea que, con ese encanto que solo guardan los pueblos, también se inspira en generaciones pasadas: las abuelas, con esa fortaleza y sabiduría femenina tan propia de las mujeres del campo, antiguamente utilizaban la leche de forma cosmética para hidratar y regenerar la piel.

Olmedo está situado al sur de la provincia de Valladolid y cuenta con

3.754

habitantes

Su población se mantiene estable en los últimos años gracias al creciente sector servicios.

Fuente: INE, 2021

La provincia de Valladolid tiene una población de

519.361

habitantes

En las últimas dos décadas ha aumentado su población en más de 100.000 habitantes.

Fuente: INE, 2021

Ese mimo y cercanía con el que Alberto García Torés trata a sus animales, a los productos y a sus clientes es la base también de su relación Gemma y Pedro Luis. “En una granja como la nuestra tenemos que tener seguros que cubran todos los riesgos que podamos tener. Es una seguridad tener a gente que, si pasa algo, podamos contar con su asesoramiento y cercanía”, señala. Algo que, agrega Pedro Luis Conde, es la clave de la relación de los delegados del ámbito rurales de MAPFRE que, a su vez, «favorece la fijación de la población en los pueblos y la implicación familiar en el negocio». Porque, en el fondo, como añade Gemma Aguado, en Olmedo “apostamos por la calidad de vida. Teniendo recursos aquí no hay necesidad de salir. Es una buena forma de generar riqueza y de seguir apostando por Olmedo”. Esa es la sensación que uno siente cuando pasea por las calles de esta villa vallisoletana, conocida como el pueblo de los siete ‘sietes’, un número que, por cierto, todos los vecinos coinciden en señalar como el de la buena suerte. La de gentes que van y vienen, conversan, intercambian y miran al futuro sin dejar de lado sus raíces. Eso es, al fin y al cabo, la verdadera suerte.

Créditos

Redacción: Prado Campos

Diseño UI y Dirección de Arte: Alessandro Marra

Maquetación: Saúl Fernández

Producción vídeo: Delia Blesa