Un proyecto con
Mar, la paciente que está libre de cáncer dos años después de recibir una nueva terapia revolucionaria
Le dijeron que su pronóstico no era bueno y estuvo a punto de perder la esperanza. Pero entonces se convirtió en la primera paciente que ha recibido terapia CAR-T en el hospital Gregorio Marañón y todo cambió.
Mucho calor durante unos segundos. Esa fue la única sensación que percibió Mar cuando el líquido atravesó el catéter central y penetró en su pecho con la misión de salvar su vida. Era el día 10 de junio de 2019. También era su última esperanza. Podía salir bien o podía salir mal. Pero salió bien. De hecho, salió genial. Lo supo algunas semanas después, sentada junto a su madre en la consulta de la doctora Mi Kwon, jefa de sección clínica de Hematología del hospital Gregorio Marañón de Madrid, que le dio la noticia con un “estás limpia”. Eso era todo lo que ella necesitaba escuchar en aquel momento. Dos palabras que desencadenaron un llanto en Mar que no cesó en todo el día. Pero, esta vez sí, las lágrimas eran de felicidad.
Ahora Mar tiene una risa contagiosa, el alta médica, una familia a la que adora y dos cumpleaños: el del día en que nació y el del día en que la terapia celular le hizo renacer. Los celebra con su tarta y con sus velas, y todos le cantan con los ojos empañados, porque cuando la quimioterapia no te ha funcionado durante cuatro años, cuando has escuchado “tu pronóstico no es bueno” de la boca de demasiados médicos, y un día te hablan de un nuevo tratamiento y resulta que funciona para ti, entonces la vida hay que celebrarla por todo lo alto. Una, dos y las veces que haga falta. “Estás limpia”. Y de repente todo parece una pesadilla que no ha existido nunca: la primera vez que Mar nota sus tobillos inflamados, la primera vez que escucha la palabra linfoma, las sesiones de quimioterapia que fracasaron, todos los miedos.
CAR-T
es una terapia que consiste en obtener linfocitos T del paciente (células del sistema inmunitario) a través de un procedimiento llamado aféresis
En ese procedimiento se obtienen estas células, que se mandan al laboratorio y se modifican genéticamente para introducirles un receptor a esos linfocitos T, que es el CAR. Una vez modificados para que ataquen las células tumorales, los linfocitos se vuelven a transferir al cuerpo del paciente para que puedan reconocer y destruir las células cancerosas.
Mar celebra dos cumpleaños: el día que nació y el día que la terapia CAR-T hizo que volviera a nacer
«Si me hubieran denegado la terapia CAR-T, no tenía más opciones que esperar a que saliese algo o a que yo me muriese antes. Si me decían que no, mi esperanza de vida era muy corta», asegura Mar, que pasó cuatro años intentando, sin éxito, curarse de un linfoma de grado 2. «Uno de los médicos me llamaba Rasputín, porque por mucho que quisieran envenenarme con la quimio, no pasaba nada», cuenta entre carcajadas.
Y de Guadalajara, donde había agotado todas las opciones, al Gregorio Marañón de Madrid. Un rayo de luz se ilumina para ella cuando le hablan de la posibilidad de participar en un ensayo clínico. Pero pronto se difumina y vuelve la oscuridad: «Al revisar las pruebas, descubrieron que el linfoma se había transformado. Había pasado a un tercer grado para el cual no había ensayos en ese momento ni tampoco medicación. No había nada».
Después del jarro de agua fría, las buenas noticias no tardaron en llegar: «Me hablaron de que sí que habría la posibilidad del CAR-T. Y mientras todo se tramitaba (la terapia tenía que ser autorizada por la compañía farmacéutica y la Comunidad de Madrid) pasaron unos tres meses donde me tuve que volver a dar quimio, sobre todo para intentar que el linfoma no pasara a la cabeza».
La revolución de la terapia CAR-T
En qué consiste
«Se trata de obtener linfocitos T del paciente (células del sistema inmunitario) a través de un procedimiento llamado aféresis, en el cual se obtienen estas células, que se mandan al laboratorio y se modifican genéticamente para introducirles un receptor a esos linfocitos T, que es el CAR», explica el doctor Pere Barba, médico del Servicio de Hematología de Vall d’Hebron y coordinador del programa de terapia CAR-T. En el caso de Mar, sus linfocitos se trataron en un laboratorio de Estados Unidos: «Mis linfocitos han viajado más que yo», bromea ella. Una vez modificados para que ataquen las células tumorales, los linfocitos se vuelven a transferir al cuerpo del paciente para que puedan reconocer y destruir las células cancerosas.
La terapia CAR-T consta de los siguientes pasos:
Paso 1. Recolección de las células T mediante la sangre del paciente
Paso 2. Las células T se convierten en células CAR-T en un laboratorio especializado
Paso 3. Reproducción de cientos de millones de células en el laboratorio
Paso 4. Preparación del paciente para recibir las células CAR-T (generalmente con quimioterapia)
Paso 5. Infusión de células CAR-T al paciente a través de una vía venosa
Mar se convirtió, el día 10 de junio, en la primera persona en recibir terapia CAR-T para un linfoma en el hospital Gregorio Marañón. La encargada de aplicarle la terapia fue la misma doctora que le dio la noticia de su curación: Mi Kwon, jefa de sección clínica del servicio de Hematología del Hospital Gregorio Marañón, y responsable del programa clínico de trasplante de progenitores hematopoyéticos y terapias CAR-T.
Situación en nuestro país
«A día de hoy tenemos dos terapias CAR-T aprobadas en España: para pacientes con linfoma B agresivo y leucemia aguda linfoblástica en pacientes hasta 25 años, y se espera que en los próximos meses tengamos muchas más terapias para otras enfermedades hematológicas», asegura el doctor Pere Barba, y añade: «Se está investigando en otros cánceres hematológicos y también en otros tumores oncológicos y estoy seguro de que veremos resultados en los próximos años».
Una esperanzadora idea con la que coincide la doctora Mi Kwon, cuando afirma que «estamos en el comienzo”. “Ahora mismo y gracias a la continua investigación, van a surgir muy pronto nuevos productos para otro tipo de tumores hematológicos, y habrá cada vez más enfermedades que puedan beneficiarse también en la práctica clínica. Sin duda, la terapia CAR-T podrá extenderse a otro tipo de cánceres. Algunos estudios están dando resultados bastante esperanzadores. Muy probablemente, en los años venideros, ese será el otro capítulo en el que también harán su revolución estas nuevas terapias», explica.
Efectos secundarios
Ante un nuevo tratamiento, es lógico plantearse de qué manera puede afectar a los pacientes que lo reciben. El doctor Pere Barba es claro: «Es un tratamiento que tiene efectos secundarios importantes, aunque de forma grave son muy excepcionales. Los dos principales son el llamado síndrome de liberación de citoquinas, que es un cuadro de fiebre, inflamación… como si tuviera una infección, pero no hay ningún germen que la produzca. Y en algunos casos puede ser grave y requerir un ingreso en la UCI. La segunda complicación son problemas neurológicos que son de presentación muy variable (confusión, dificultades en el habla…) Son transitorias pero también pueden ser temporalmente graves. La mayoría de complicaciones ocurren en las primeras dos semanas después de la aplicación de la terapia».
Esa es la razón que mantuvo a Mar ingresada en el hospital Gregorio Marañón durante los días posteriores a la infusión: «Me sentí muy mimada y cuidada en todo momento. Me iban a ver tres o cuatro veces al día, me hacían preguntas para controlar que mi cerebro funcionara correctamente, que no se me deformara la cara…». Afortunadamente, nada de eso sucedió. Mar únicamente tuvo fiebre un par de días. Y, en cualquier caso, era un riesgo que merecía la pena correr: «Son pacientes que no tienen otras posibilidades de tratamiento curativo. Evidentemente, eso siempre favorece la balanza a ir adelante con la terapia», afirma la doctora Mi Kwon.
El tobillo dio la voz de alarma
A Mar le diagnosticaron un linfoma en segundo grado en abril de 2017. Pero hasta ese momento no había tenido ningún síntoma: «Todo empezó muy poco a poco. Yo tengo problemas de circulación y en cuanto hace calor se me hinchan las piernas. Pero me extrañó porque esta vez me estaba pasando antes del verano. Empecé a tomar diuréticos pero iba a más, hasta que llegó un momento en que me tuve que comprar unos pantalones cuatro tallas más grandes para poder meter las piernas. Mis tobillos eran del mismo tamaño que mis muslos», cuenta Mar, que entonces tomó la decisión de acudir al médico de cabecera.
La primera vez que me dijeron que no había funcionado fue un shock. Pero luego me acostumbré a escuchar esa frase
Mar
«Me hizo una prueba de proteína, y como salió alta, me dijo que tenía que irme a Urgencias, pero todas las pruebas que me hacían salían bien. En el hospital de Guadalajara me hicieron más pruebas y en un principio pensaban que se trataba de otra cosa, así que me hicieron un TAC con contraste para confirmar. Ahí es donde por fin vieron que tenía el sistema linfático inflamado, estaba llena de ganglios que me oprimían la vena cava. La sangre no llegaba bien al corazón y los riñones no estaban haciendo su función. Lo que tenía en las piernas era retención de líquidos».
No tardaron en comunicarle la noticia: Mar tenía un linfoma en segundo grado. Lo que en ese momento no sabía es que su curación iba a tardar cuatro años en llegar: «La primera vez que me dijeron que no había funcionado fue un shock. Pero luego me acostumbré a escuchar esa frase».
La habitación en aislamiento donde cambió la suerte de Mar
«Durante el ingreso para el procedimiento, yo estaba aislada porque se trató como si hubiera sido un trasplante de médula ósea», recuerda Mar. «Durante una semana, me dieron quimio para “resetear” el cuerpo. En ese momento te quedas sin defensas. Así que solo podía haber una persona en la habitación, y siempre tenía que ser la misma. Si alguien me visitaba, tenía que hacerlo a través de una ventana. Mi madre estaba conmigo tres o cuatro días, y para que ella descansase, se turnaba con mi hermana, que estaba otros tres o cuatro días».
Mis padres y mi hermana son para mí los auténticos héroes de esta historia. Nunca he estado sola, siempre me han acompañado, y han soportado hasta lo indecible
Mar
A Mar se le quiebra la voz cuando recuerda el apoyo incondicional que siempre le ha brindado su familia: «Mis padres y mi hermana son para mí los auténticos héroes de esta historia. Ellos han aguantado mi mal humor, mis días tristes, te puedo asegurar que han soportado hasta lo indecible. Y nunca he estado sola, siempre me han acompañado, tanto en consultas como en los ingresos. Han estado a mi lado y han sido mi gran apoyo».
El 4 de junio de 2019, Mar recibió su última sesión de quimio. Fue para preparar su cuerpo antes de aplicar la terapia CAR-T. El día 10 le hicieron la transfusión. Y el día 24, como todo había salido bien, le dieron el alta. Una semana después, le hicieron un PET (tomografía de emisión de positrones), y días después supo el resultado. Aquel “estás limpia” que cambió su suerte. «La verdad es que cogí el tratamiento con muchas ganas. Mientras tengas esperanza, no puedes rendirte», dice con seguridad Mar.
Con la mirada puesta en el futuro
Ahora sigue habiendo motivos para el optimismo: «A nivel de eficacia, con las terapias CAR-T se han obtenido resultados muy esperanzadores y claramente superiores a los que proporcionaban las quimioterapias convencionales en este tipo de cánceres», asegura el doctor Pere Barba.
Ramón García-Sanz es médico, jefe del laboratorio de biología molecular y HLA del Hospital Universitario de Salamanca y además preside la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), una entidad en la que, en palabras de su presidente, «nos ocupamos de intentar que la hematología se conozca, se investigue y se enseñe, para así ayudar a que la asistencia en hematología en España sea la mejor posible». Aunque se declara satisfecho con la situación de las terapias CAR-T en nuestro país, Ramón García-Sanz recalca los próximos retos: «En primer lugar, facilitar la indicación. El segundo reto es la mejora en la eficacia y en la reducción de la toxicidad. Otro reto es la sostenibilidad: esta terapia tiene que tener un menor coste, y para ello se están intentando hacer cosas nuevas, como por ejemplo, los CAR-T alogénicos. Tenemos mucho donde progresar».
Y precisamente para poder progresar, es fundamental seguir investigando: «Con el Covid-19 lo estamos viendo. Si no se hubiera hecho toda esta investigación previa en las vacunas de ARN, no se hubiese podido jamás sacar una vacuna tan rápido. Y esto pasa en todos los terrenos científicos. La investigación hay que mantenerla continuamente, aunque no se llegue de forma concreta a ningún objetivo específico, porque justamente esa investigación es la que dará todas las pistas para que en el momento en que se requiera algo, ya esté avanzado lo suficiente como para poder desarrollarlo rápidamente», razona la doctora Mi Kwon.
Los avances científicos transforman el mundo y nos hacen avanzar como sociedad. En algunos casos, son capaces de crear nuevos escenarios optimistas y esperanzadores: «Ahora mi vida es totalmente normal, como si nunca hubiera enfermado», puede afirmar Mar después de que una terapia nueva y revolucionaria le diese la oportunidad de celebrar dos cumpleaños cada año y darse cuenta de que el verdadero regalo es la vida.