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De 300 a más de 3.000 euros: sabes cuánto puedes ahorrar eliminando los gastos hormiga

Ponte a prueba y descubre cuánto puedes ahorrar al año reduciendo caprichos como un refresco o un bollo a la semana, un dinero que agradecerás muchos para unas vacaciones, un smartphone nuevo o planificar tu futuro

María Cáceres

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Esos caprichos pequeños, casi imperceptibles, que nos damos cada día suman mucho en nuestros gastos mensuales y anuales. Un refresco o una botella de agua a media mañana en la universidad, el café de después de comer, unas cañas rutinarias con los amigos, abusar del delivery por la pereza de preparar el tupper o una ensalada o comprar de forma impulsiva desde el sofá. Estos pequeños gastos prescindibles en los que no reparamos en nuestro día a día son los llamados gastos hormiga, porque son tan inapreciables que apenas se ven pero, en conjunto y a la larga, representan mucho en nuestro bolsillo. Y, lo que es más importante, en nuestra capacidad de ahorro.

La lista de gastos hormiga es bastante extensa y seguro que le suena a cualquiera: un refresco, una botella de agua, un dulce, snacks, comida a domicilio, llamadas innecesarias con el móvil, intereses y comisiones a las que no prestamos atención por dejadez, compras online innecesarias, pequeños vicios como alcohol o tabaco… 

De media, pueden llegar a suponer hasta 150 euros en nuestro presupuesto mensual. Un dinero que, sumado en uno o varios años, podría convertirse en un smartphone nuevo, en unas vacaciones soñadas, renovar el coche o en un buen ahorro para poder soñar con emanciparse o hacer planes para el futuro. Entre 300 y más de 3.000 euros se puede llegar a ahorrar al año eliminándolos. Pero, ¿realmente sabes cuántos gastos hormiga tienes?

Los gastos hormiga, también conocidos como el factor latte por el economista David Bach en referencia a ese café diario fuera de casa, demuestran cómo esos pequeños gastos diarios pueden mermar nuestro presupuesto mensual, pero también nuestra capacidad de ahorro. Un dato primero: más de la mitad de españoles no ahorra más de 50 euros al mes porque, aseguran, no saben cómo hacerlo. ¿Ahorro? ¿Si no llego a final de mes? Sí, has leído bien. Ahorro. No hablamos de hacer un gran esfuerzo sino de evitar esos pequeños gastos superfluos y, spoiler, hacerlo es muy sencillo y perfectamente adaptable a todo tipo de economías. 

Hasta 3.000 euros al año extra en tu bolsillo

Pero no hay nada mejor que un ejemplo para entender lo que suponen en tu economía los gastos hormiga. Según los datos recopilados por la Fundación MAPFRE, tomar un refresco cinco veces a la semana (a 1,25 euros cada uno) supone un gasto de 325 euros anuales perfectamente evitable. Si un menú del día o una hamburguesa pedida en un servicio de delivery te cuesta 12 euros y recurres a ello el fin de semana, estarás desembolsando nada menos que 1.248 euros al año. Si comes cinco días a la semana fuera, el gasto se dispara hasta 3.120 euros. 

Esos pequeños gastos prescindibles en los que no reparamos en nuestro día a día pero que, a la larga, representan mucho en nuestro bolsillo son los llamados gastos hormiga

¿Y me estás diciendo que tengo que renunciar a grandes placeres de la vida como las cañas del finde con los amigos? Por supuesto que no. La clave está en consumir de forma racional y analizar dónde acaba el gasto y empieza el despilfarro. O, al menos, saber (de verdad) en qué gastamos nuestro dinero. Si una caña nos cuesta 1,5 euros (siendo optimistas, especialmente en grandes ciudades), tomarnos cinco cañas a la semana nos supondrá en un año la nada desdeñable cantidad de 390 euros. Otro ejemplo: dos taxis a la semana durante un año te cuestan 676 euros y jugar a la lotería dos veces a la semana son 260 euros menos en tu bolsillo al cabo de 365 días. 

Pero no hay que asustarse ni sacar la calculadora para reducir los gastos hormiga. Basta con pasar de ser un consumidor pasivo a uno activo (o prosumer) que sabe en qué emplea su dinero y tiene capacidad de prever ciertos gastos futuros, llámense un smartphone nuevo, una escapada de fin de semana, la entrada de un piso o, como decían nuestras madres y abuelas, un colchoncito para imprevistos. 

Si necesitas más razones para empezar a reducir los gastos hormiga, apunta la última (e imbatible): es sostenible. Si evitas los botellines de agua y llevas tu botella reutilizable de casa, ahorras dinero y evitas plásticos al planeta; si coges el transporte público en vez del privado, ahorras y emites menos CO2 a la atmósfera; si optas por un tupper o superar holgazanería e ir a hacer la compra y ponerte a los fogones, tu alimentación y salud te lo agradecerán también. Porque, como suele decirse, “nadie puede hacerlo todo, pero todos podemos hacer algo”.

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