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''El baloncesto femenino es pura pasión''

Humildad, ilusión y equipo son las armas de la selección española para conquistar la triple corona en este Eurobasket. Así lo confiesa Laia Palau, Cristina Ouviña y Raquel Carrera, veteranía y juventud del baloncesto español

Prado Campos

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Humildad, ilusión y equipo son las armas de la selección española para conquistar la triple corona en este Eurobasket. Así lo confiesa Laia Palau, Cristina Ouviña y Raquel Carrera, veteranía y juventud del baloncesto español

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Doce medallas con la selección española de baloncesto, más que el mismísimo Pau Gasol. El puesto más alto nunca conseguido por una jugadora española en el draft de la Women NBA. La mejor base y MVP de la temporada en la Liga Femenina Endesa. Son Laia Palau, Raquel Carrera y Cristina Ouviña o, lo que es lo mismo, el trío de oro generacional que vertebra y lidera la selección española femenina de baloncesto.

A pesar de este palmarés de vértigo, algunos no conocen sus nombres ni sus caras. Pueden remediarlo. Esta semana comienzan a jugar en Valencia el EuroBasket, al que llegan tras ganar en Praga 2017 y en Belgrado 2019 con esperanza de conseguir la triple corona. O, como dice el seleccionador nacional Lucas Mondelo, «podemos convertir la historia en leyenda». Además, a partir del 23 de julio estarán en los Juegos Olímpicos de Tokio tras la plata conquistada en Río.

«El secreto es la humildad. Queremos ganar siempre, pero afrontamos cada campeonato desde cero. Si piensas que por llevar esta camiseta o por lo que hemos ganado, te van a dejar pasar… es al revés. Lo que hay que hacer siempre es intentar alcanzar el mejor tú, como equipo e individual», explica la capitana de la selección, quien a sus 41 años y con 298 internacionalidades a su espalda sopesa decir adiós a la Roja tras este verano. Eso sí, Laia Palau seguirá una temporada más en el UNI Girona.

El secreto es la humildad. Queremos ganar siempre, pero afrontamos cada campeonato desde cero

Laia Palau, capitana de la selección femenina de baloncesto

Palau es una de las grandes referentes del baloncesto mundial. Solo hay que escuchar hablar de ella a las nuevas generaciones el baloncesto nacional como Raquel Carrera. A sus 19 años debuta este verano en competición internacional con la absoluta y cuenta con orgullo que Palau era una de las jugadoras que veía de niña en la tele. Por eso, afirma, «la ilusión más grande es debutar con ellas. El hecho de estar aquí y aprender de ellas es seguir creciendo personalmente tanto fuera como dentro de la pista», cuenta el ala-pivot del Valencia Basket, que ha hecho historia al conseguir 15 puntos de Atlanta Dream en el draft de la WNBA. «Estoy centrada en el verano, pero sí es cierto que cuando te draftean es un momento muy bonito. Desde niña siempre he mirado a la WNBA y que Atlanta confíe en mí es muy bonito. Ahora tengo un contrato increíble con Valencia Basket, pero sí es cierto que, en algún momento, me gustaría irme a Estados Unidos», confiesa.

Ilusión y equipo

Ilusión, trabajo y equipo son las tres palabras que más repiten las jugadoras de la selección. La base del Valencia Basket, Cristina Ouviña, 81 veces internacional, dos oros europeos y MVP de la temporada, asegura que «la lucha y la entrega y confiar en tus compañeras, porque sabes que todas vamos a dar el 100%» son los pilares de esta selección ganadora. La jugadora zaragozana tiene claro, además, que la ilusión es fundamental para darlo todo en cada partido. Ella misma llegó a perderla durante los ocho años en los que jugó en países como Polonia, Rusia, Francia o República Checa y donde cada vez que saltaba a la pista sentía que era «como otro día más en la oficina, y eso es muy duro. Al final llegó Valencia Basket [volvió a la Liga Femenina Endesa en la pasada temporada 20/21] y me he vuelto a enamorar del baloncesto». Y un ingrendiente más: el amor por un deporte que sigue haciendo que a las tres les brillen los ojos porque, como afirma Palau, «el baloncesto femenino es pura pasión».

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¿Y la presión antes las expectativas tras todo lo ganado? ¿Cómo se lidia con ella? «Intentar no pensarlo mucho, ese es el único secreto. Lo que hay que hacer es no llevar mochila, que es lo que hacemos cada verano. Hemos demostrado que tenemos esa capacidad mental», asegura Palau, quien confiesa que saben que deben dar «el do de pecho porque el EuroBasket se juega en casa, pero sin pensar en el oro». «Presión ninguna», agrega Ouviña. «Siempre competimos, podemos ganar o perder pero lo vamos a competir y no vamos a dar nada por perdido».

De lo que también son conscientes las jugadoras de la selección española es de la responsabilidad que tienen en visibilizar el deporte femenino y romper estereotipos de género. A pesar de que sus nombres cada vez suenan más, al igual que pasa con el fútbol femenino o con deportistas como Carolina Marín, Mireia Belmonte, Ruth Beitia o Garbiñe Muguruza, todavía se sigue cuestionando el papel de la mujer en el deporte. Por ejemplo, Palau cuenta que ha tenido que escuchar infinidad de veces cómo le preguntan que, además del baloncesto, a qué se dedica. «Me lo han dicho muchas veces y es patético. Por eso ahora me siento aún más atada a todo esto, por esa responsabilidad y por pensar que podemos, a través de nuestro trabajo, generar cambios y crear conciencias».

El problema es que tenemos una concepción mala del deporte. No podemos poner deporte y fama al mismo nivel

Laia Palau, capitana de la selección femenina de baloncesto

Ella ejemplifica en primera persona la profesionalización de la mujer en el deporte. Empezó de niña porque sus padres y su hermano también jugaban al baloncesto y durante su exitosa trayectoria ha visto como las nuevas generaciones ya se preparan desde niñas para iniciar una carrera deportiva. Por ejemplo, Carrera salió de casa con 13 años al Celta, uno de los grandes viveros del baloncesto femenino de las últimas décadas, para labrar una carrera profesional. «Es maravilloso. Tengo la suerte de estar en este momentazo con una generación maravillosa. Se me pone la piel de gallina», reconoce.  «Algo está cambiando. No digo que sea la leche ni que vayamos a cobrar millones, pero empieza a haber una repercusión y una visibilidad. Eso es un primer paso para la normalización», añade Palau. De todos modos, matiza, «la sombra del deporte masculino y, sobre todo, del fútbol nos come a todos. Ocupa mucho espacio social y no deja ver a otros deportes como el baloncesto, el balonmano, el waterpolo, la marcha o el remo. El problema es que tenemos una concepción mala del deporte. No podemos poner deporte y fama al mismo nivel. Nosotras no jugamos para salir en la revisas, juego porque me gusta, por el challenge, la superación y la adrenalina. Esto es así y es lo que me gustaría que viera la sociedad. Vamos a dar espacio no solo a la mujer sino a todas las cosas pequeñas y minorías».

Otro aspecto que irá de la mano de visibilidad será el de romper los techos de cristal porque aunque los nombres de las deportistas cada vez son más conocidas, pocas son las que hay en los puestos directivos. «No sé qué nos deparará el futuro. A mí me gustaría seguir vinculada al baloncesto. Es nuestra responsabilidad también el no decir ya no soy jugadora y me desvinculo. Ese impulso debe venir de nosotras y es una forma de seguir rompiendo barreras. Cada día somos más conscientes y es una responsabilidad que hay que tomar. Es el otro relevo que hay que hacer para demostrar que, después del baloncesto en activo, tienes otras salidas en el mismo mundo», reflexiona Ouviña.

El deporte (y los valores) que más practican las mujeres

«Lo inteligente es seguir». Palau, Carrera y Ovuiña son contundentes. Este es el mensaje que dan a las niñas que practican baloncesto porque ellas también empezaron de pequeñas y son el mejor ejemplo de que no hay que abandonar, ser puede ser profesional y tener una carrera llena de éxitos.

El baloncesto es el deporte al que más juegan las chicas: en España hay federadas 132.937 mujeres, según los últimos datos del Consejo Superior de Deportes (CSD) de 2019, pero paradójicamente su tasa de abandono entre las chicas de 12 a 18 años es muy alta. Así se desprende de Basket Girlz, un estudio elaborado por Endesa con la colaboración de la Federación Española de Baloncesto y el CSD, que también señala como causas de este abandono prematuro a la compatibilidad con los estudios, la presión familiar, la desigualdad de género y a esos tópicos de «el deporte no es para chicas».

«Una cosa fundamental para mí es que jugar a baloncesto me permite tener una pandilla siempre. Esto es súper importante y más en un mundo cada vez más individualizado», subraya Palau haciendo hincapié en la unión y el equipo. Tanto que, confiesa, cuando mira sus éxitos deportivos, «lo que veo son las caras de mis compañeras. Lo hemos hecho juntas. Es una pasada. Les diría a esas niñas que tendrán una familia». ¿Y qué le diría Laia Palau a esa niña que empezó a jugar en el equipo de su barrio hace más de tres décadas? «Lo vas a flipar. Agárrate porque viene fuerte».

«Va por etapas. Al principio aprendes a socializar, a mí se me abrió el mundo y ahora voy a Rusia o a Francia y tengo amigas. He conocido mundo, valores, culturas y eso en mi pueblo, quizás, no lo hubiera tenido. El baloncesto te enseña valores como la disciplina, la lucha o la constancia», asevera Ouviña. Por eso, destaca, es importante potenciar los referentes femeninos en el deporte para evitar que las niñas lo dejen. Cada vez son más visibles, reconoce, pero queda mucho por hacer. «En España tenemos mucho talento en el deporte y, con este impulso, podríamos tener muchos más éxitos a nivel femenino», analiza. Sobre todo, si tenemos en cuenta que las mujeres son las que lideran las medallas olímpicas de la participación española en los últimos Juegos Olímpicos de Río 2016 (cuatro de los seis oros de España y nueve de las 17 preseas fueron conquistadas por mujeres) o de Londres 2012 (fue la primera vez que las deportistas españolas sumaron más metales que los hombres).

Carrera es la más joven y la demostración de que una carrera deportiva de éxito es compatible con los estudios. Ella cursa un Grado de Nutrición y dice que le gustaría estudiar Fisioterapia también. «El baloncesto te ayuda también fuera de lo deportivo a estudiar, a organizarse… Todo se puede compatibilizar». Pero, sobre todo, agrega, «las amistades que genera el baloncesto son para siempre. Más que un equipo somos una familia».