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Paco Roncero, el lujo extraordinario de los pequeños placeres

«No concibo la vida sin disfrutar», dice el chef madrileño, considerado uno de los referentes de la gastronomía de vanguardia española y cuyo buque insignia abrió sus puertas en Madrid a finales de los noventa como La Terraza del Casino. Uno de sus placeres es conducir

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Javier Márquez

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Hace ya algunos años que Paco Roncero (Madrid, 1969) quedó fascinado por la práctica del running y se sumergió en ella hasta convertirla en una de sus pasiones. En otra, de hecho, porque hay pocas cosas que practique este chef multiestrella que no las viva de manera apasionada, sencillamente porque esa es su manera de entender la vida. “Me considero una persona que tiene claro que quiere que su vida sea extraordinaria en todos los aspectos y lucho cada mañana, cuando abro los ojos, por todo aquello que me hace feliz. Me alimento de los objetivos, de los retos, de los sueños”. Así se define uno de los referentes de la gastronomía de vanguardia española, cuyo buque insignia abrió sus puertas en Madrid a finales de los 90 como La Terraza del Casino, y hoy, ya bajo su nombre, se ha convertido en un destino gastronómico obligado –reconocido con dos estrellas Michelin– que ocupa el ático de ese club privado decimonónico.

“No concibo la vida sin disfrutar, ¿para qué estamos aquí si no?”, reflexiona Roncero, quien asegura que es una persona que siempre intenta encontrar el lado positivo: “Me gusta exprimir lo que me hace feliz, y a lo que no, intento dedicarle la menos atención y tiempo posibles. La vida es tan extremadamente corta…”.

En virtud a esa filosofía, este profesional de los fogones ha hecho de su hobby, su trabajo, y de este, su gran pasión, “por eso trabajar nunca será un trámite al que dedico equis horas al día. Forma parte de mi vida. Al final, nosotros nos dedicamos a hacer felices a nuestros clientes, a hacer que se sientan como en casa, a sorprenderles, a mimarles, a hacerles sonreír… a intentar que se vayan una pizca más vivos de lo que llegaron. ¿No es eso algo extraordinario?”

Nacido en Madrid en 1969 y con dos estrellas Michelín, Paco Roncero es uno de los máximos representantes de la cocina de vanguardia española

El reto de buscar siempre lo mejor y que lo mejor se adapte a tus necesidades

Siempre inquieto y en busca de nuevas experiencias a cuál más fascinante, el chef puso en marcha tiempo atrás el Paco Roncero Taller, “un sueño”, como él lo define, en el que se sirve de la gastronomía para provocar nuevas sensaciones y ser capaz de comunicarse a través del lenguaje universal de la emoción, un espacio único en el que crea experiencias multisensoriales como nunca antes se habían conseguido en el campo de la gastronomía.

Alcanzar un logro tan extraordinario requiere indudablemente de un espíritu exigente y hedonista, y Paco Roncero hace gala de ambos impulsos incluso en su vida cotidiana, por ejemplo, a la hora de disfrutar de sus aficiones: “Es importante buscar siempre lo mejor, y que lo mejor se adapte a tus necesidades particulares. Si hablamos de conducción, por ejemplo, mi Jaguar I-PACE es innegociable”.

El Jaguar i-Pace es un SUV eléctrico de imponente carrocería que destaca por sus 400 CV

No en vano, cuando se le pregunta al chef por los pequeños placeres asegura que es indispensable tenerlos, “es la salsa de la vida”, aunque matiza que los suyos son bastante sencillos. De hecho, uno de los mayores lujos para Roncero, hoy en día, “es tener tiempo para poder hacer aquello que más me gusta con los míos, ¿puede haber algo mejor?”

¿Pero qué hay de esos placeres? Sobre estos, el chef se queda con el que más echa de menos estos días de pandemia: “Me encanta marcarme objetivos deportivos con mi mujer, Nerea, y disfrutarlos juntos: un maratón al año era nuestro fin de semana donde aprovechábamos para visitar una ciudad del mundo, recorrerla, conocer su gastronomía y finalizar cruzando la meta de esos 42 kilómetros y 195 metros. Aunque si algo he aprendido de ella, que fue atleta profesional, es a disfrutar del camino, de esos entrenamientos que te llevan a vivir ese gran objetivo de una manera diferente”.

Para el empresario y chef internacional, que ha hecho historia con su experiencia estival en el futurista Sublimotion del Hard Rock Hotel de Ibiza, y que ha puesto en marcha recientemente la escuela MOM Culinary Institute by Paco Roncero & CHA, el lujo y el placer no son una cuestión de cantidad sino de calidad.

De hecho, tiene claro cuál es el placer más exquisito del que jamás podría no podría prescindir: “No podría renunciar a ser feliz. Al final creo que la felicidad es una actitud, más que un estado, y me siento absolutamente privilegiado y agradecido de poder buscarla y sentirla”.

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