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PAGO DEL CIELO

Descubre cómo viajar hasta las estrellas con el mejor maridaje

España es un país privilegiado en destinos ‘estelares’, un turismo en alza por el que podemos brindar con un vino único: Celeste Crianza.

Javier Márquez

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Este año se ha hablado mucho de turismo espacial. Tal vez avivados por la necesidad de disfrutar al máximo tras tanto confinamiento, se han sucedido noticias sobre las numerosas iniciativas privadas que parecen acercar cada vez más la realidad de poder ir de viaje más allá de la atmósfera terrestre para pasear entre las estrellas.

A la espera de que ese sueño se convierta en una realidad, y sobre todo, al alcance de la mayoría de los bolsillos, muchos han descubierto un turismo alternativo más próximo, agradable e igual de ‘estelar’. Hablamos del turismo de las estrellas o astroturismo que, promovido por la Fundación Starlight (reconocida por la UNESCO), está cobrando cada vez más relevancia en España gracias a la acreditación de aquellos espacios y lugares que poseen “una excelente calidad de cielo y donde la observación del firmamento forma parte del patrimonio natural, paisajístico, cultural o científico”.

La despoblación de grandes extensiones de terreno, el clima y la protección de espacios y parques naturales son algunos de los factores que hacen que España cuente con algunos rincones que gozan de las condiciones idóneas para disfrutar de impagables cielos estrellados. Además, a la hora de elegir nuestro próximo destino de astroturismo existen diversas webs especializadas con abundante información de interés sobre los puntos y condiciones de observación así como datos prácticos para el alojamiento o la gastronomía local. Con ello, buena compañía y un mapa de la bóveda celeste será suficientes para convertir un par de noches en el destino adecuado en una experiencia inolvidable.

Una de las opciones más evidentes sería poner rumbo al archipiélago canario, no en vano estas islas constituyen uno de los mejores sitios de Europa para ver las estrellas. En ellas encontramos tres reservas Starlight: Fuerteventura, el Teide (en Tenerife) y La Palma. Esta última isla es tal vez un destino menos conocido, pero con una cota de 2400 metros, cuenta con el Observatorio del Roque de los Muchachos, considerado uno de los mejores emplazamientos de todo el mundo para observar el cielo.

Ya en la península, podríamos poner rumbo a la Serra del Montsec, en el Prepirineo Catalán, donde podemos encontrar el Parc Astronòmic Montsec (PAM), un centro para potenciar la astronomía en la zona. Los 24 municipios de la comarca ya cuentan con la certificación Starlight, y cada vez son más los hoteles y restaurantes que apuestan por el turismo de las estrellas. 

Si decidiéramos ir más al sur, en la provincia de Valencia, entre los ríos Turia y Arcos, se encuentra Aras de los Olmos, un pueblo lejos de toda contaminación lumínica que se ha convertido en uno de los destinos destacados del astroturismo español, dado que allí se encuentra el Observatorio Astronómico de la Universitat de València (UV), y cuenta dos observatorios más. 

Y de norte hasta el sur, ya en Andalucía, en la provincia de Córdoba localizamos la comarca y el valle de Los Pedroches, declarado reserva Starlight, una de las zonas del mundo únicas para la observación del cielo nocturno. 

“En los viñedos más elevados, cerca de las estrellas, es donde la uva tempranillo despliega sus mejores virtudes”

Pero hablar hoy de astroturismo en España hace que resulte inexcusable poner rumbo a Extremadura. Allí, el Parque Nacional de Monfragüe, en Cáceres, es uno de los emplazamientos más apreciados por los amantes de la astronomía. Y es que esta reserva de la biosfera constituye un lugar mágico para disfrutar de experiencias de astroturismo, aunque en realidad, no es más que uno más de los diversos enclaves repartidos por Extremadura. 

De hecho, esta comunidad autónoma ha puesto en marcha una ambiciosa e innovadora iniciativa de astroturismo, Extremadura Buenas Noches, que cuenta entre sus principales propuestas con una Red de Miradores Celestes. Estas instalaciones permiten al aficionado interpretar los cielos nocturnos de la región, conocer las diferentes constelaciones y saber cuál es la mejor forma de observar el firmamento incluso sin ser un profesional de la astronomía. 

Y precisamente Celeste, como esos singulares miradores extremeños, es también el nombre de uno de los mejores compañeros que podemos tener con nosotros para disfrutar aún más de una agradable velada observando las estrellas. Hablamos de un vino singular que nace de los viñedos de la bodega Pago del Cielo, en la comarca vallisoletana del Campo de Peñafiel, concretamente, en Fompedraza, un lugar donde las viñas y el cielo estrellado establecen una conexión mágica.

En las noches frescas de Ribera de Duero, al amparo de la bóveda celeste, las vides encuentran sosiego, recuperándose del agobiante calor diurno y concentrado los aromas y el sabor de sus uvas. En los viñedos más elevados, cerca de las estrellas, es donde la uva tempranillo despliega sus mejores virtudes, y es justamente a 900 metros sobre el nivel del mar, en las cotas más altas de la D.O. Ribera del Duero, donde cobra vida la viña de Pago del Cielo. De ella nace ese tinto generoso en expresión frutal, con cuerpo voluminoso y firme estructura, que es Celeste Crianza.

Expresivo y elegante, suave en el paladar, se trata de un vino ideal para acompañar distintas propuestas gastronómicas, desde carnes a la brasa a quesos maduros o cordero asado. Pero de igual modo se muestra versátil y muy agradable sencillamente para acompañarnos en una charla con los amigos o, por supuesto, una excitante experiencia de astroturimo.

Si dicen que los mejores vinos son un fiel reflejo del lugar del que proceden, no cabe duda de que Celeste Crianza evoca la misma frescura, emoción e intensidad que una noche bajo un cielo cuajado de estrellas.

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