Sri Lanka, una viaje a la isla del té
Las verdes e infinitas plantaciones de té son uno de los grandes atractivos de este paÃs que es el cuarto productor del mundo

El verde domina hasta donde alcanza la vista. Laderas y laderas de montañas envueltas en bruma y cubiertas de vegetación. La panorámica de Nuwara Eliya es una de esas instantáneas que se quedan grabadas en la retina de por vida. El frondoso verde, las kilométricas plantaciones de té y el perfil inquieto de las mujeres encargadas de recolectarlo de forma manual crean un paisaje de una belleza difÃcil de olvidar. Sri Lanka en sinónimo de té. No en vano esta isla situada al sur de la India antes se llamaba Ceilán, como la variedad de té que la ha hecho mundialmente conocida.
Considerado uno de los mejores del mundo, el té de Sri Lanka es uno de sus principales atractivos. Más de 200.000 hectáreas cultivadas de la planta de té convierten al paÃs en uno de los mayores productores y exportadores. En concreto, es el cuarto productor del mundo con una industria que da trabajo a más de 1,5 millones de personas. Su clima, que combina humedad, vientos y lluvias, es perfecto para crear un té de la mejor calidad que consigue generar esa sensación de calma y relax digna del paisaje que lo ve crecer.

El verde de las terrazas infinitas de té, que asà se llaman las plantaciones que se acumulan entre las laderas de las montañas, solo lo rompen los coloridos trajes de las indias tamiles que con sus manos seleccionan y recolectan los brotes más tiernos y frescos. Esas hojas después pasan a las fábricas, donde se someten a un proceso de selección y secado para eliminar su humedad. Tras dejarlas fermentar a temperatura ambiente, pasan a una cocción de carbón que evita las reacciones quÃmicas.
La estampa de Nuwara Eliya, a donde se llega en un tren que parte desde Kandy en un viaje más que recomendable, no puede ser más famosa. Este pequeño pueblo fundado en el siglo XIX (apodado la Pequeña Inglaterra) está ubicado en una colina a unos 1.900 metros de altura. Se ha convertido por derecho propio en la capital mundial del té, aunque cuenta con otros atractivos como el lago Gregory y las cataratas de Laxapana.

Curiosamente, Sri Lanka fue primero productor de café. No fue hasta la segunda mitad del XIX cuando el té llegó a la isla, aumentando la producción exponencialmente a finales de siglo hasta sustituir al café. Hoy el té es como una religión. No solo es un espectáculo admirar sus plantaciones infinitas sino también presenciar la meticulosidad de ceremonia en la que se prepara y degusta el té. Ese momento de calma y quietud que, casi como un rito, con un sorbo nos transporta esas verdes laderas. Es la misma sensación de desconexión, tan necesaria a diario, que hay que encontrar en los pequeños momentos de relax en medio la rutina.
Eso es lo que propone Honest, con una gama de tés bio hechos con la mejor materia prima: con hojas recolectadas a mano y llegadas directamente, entre otros lugares, de Sri Lanka. Una bebida refrescante, natural, ecológica porque sus ingredientes provienen de la naturaleza y, sobre todo, sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Es por ello por lo que tomarlo nos hace viajar directamente a lugares tan mágicos como las terrazas de té de Sri Lanka, de donde proceden parte de las hojas de té negro, o a los recóndito paisajes chinos, de donde se extraen las de té blanco.
Los tés bio de Honest están elaborados con hojas de té cuidadosamente seleccionadas, marinadas con aromas naturales de frutas y con un toque de azúcar de caña (además de bajo en calorÃas). Además, son tés con certificado ecológico y sin colorantes ni conservantes. Todo para conseguir un viaje sensorial a Sri Lanka a través de tres variedades como son el té negro con sabor a limón y flor de naranjo, el té negro con frambuesa y albahaca, y el té blanco con sabor a melocotón y romero.