?


VISITNORWAY

Las mejores rutas para descubrir los fiordos noruegos

Desde Bergen hasta Ålesund y Stavanger, naturaleza, cultura, arte e historia se funden para definir a la Noruega más espectacular

Content Factory

Compartir

Fueron los vikingos los que acuñaron la palabra más célebre del noruego: fiordo. Ese lugar ‘por donde el viajero pasa’ es el emblema del país. Unos paisajes tan espectaculares que cortan la respiración. Son la naturaleza en estado puro.  Y no, no es un cliché. La belleza apabullante de los fiordos noruegos es tal que es imposible describir con palabras. Noruega, con más de 1.000 fiordos en todo el país, es famosa por sus increíbles paisajes, pero también es sinónimo de historia, cultura y la mejor gastronomía. Ingredientes todos para unas vacaciones irrepetibles.

Tomar como referencia el oeste del país es un buen punto de partida para visitar los fiordos más espectaculares en una ruta plagada de contrastes naturales, con montañas, glaciares y arrecifes de postal, y urbanos en un viaje absolutamente completo. Bergen no solo es la segunda mayor ciudad de Noruega sino que es conocida como El portal de los fiordos. Por ello, es el mejor lugar para comenzar una visita. Con el encanto y el ambiente de un pequeño pueblo, ejemplifica a la perfección esa combinación de naturaleza, cultura y una más que atractiva vida urbanita y estudiante. Aunque, sin duda, su principal atractivo son los fiordos. El verano es el mejor momento para verlos en su máximo esplendor. Además, Norwegian tiene vuelos muy económicos para estos meses. En concreto, el nuevo vuelo directo Madrid-Bergen desde 53 euros y desde Barcelona se puede volar a Bergen y Stavanger a partir de 65 euros.

Desde Bergen se puede acceder con facilidad a tres de los fiordos más conocidos del país: Sognefjord, Nærøyfjord y Hardangerfjord. Los fiordos noruegos se crearon por una glaciación masiva que afectó a las zonas por debajo del nivel del mar. Durante 2,5 millones de años, una sucesión de edades de hielo fue tallando la superficie terrestre de estos valles en forma de U. Definidos como “la propia obra de arte de la naturaleza”, los fiordos están hoy prácticamente igual que en las épocas de los primeros asentamientos humanos. El fiordo Sognefjord es el más largo y profundo de Noruega y uno de los más populares para ir de excursión. Alcanza su máxima profundidad a 1.300 metros bajo el nivel del mar, mientras que las montañas se elevan a más de 1.700 metros de altitud. Su brazo más estrecho y conocido es Nærøyfjord, que, con 250 metros de ancho en su parte más reducida, es para muchos uno de los más bellos del país. De hecho, está catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

LA REINA DE LOS FIORDOS

Si el Sognefjord es el rey de los fiordos, el Hardangerfiord es la reina. Es el segundo más largo del país y el cuarto del mundo, con 179 kilómetros de largo, y una profusión de espectáculos naturales tales que aglutina cascadas, majestuosas montañas, glaciares y campos de manzanas, que llevan creciendo en estas tierras desde el siglo XIII. De hecho, en la actualidad el 40% de las frutas de Noruega se cultivan aquí. Por eso, es más que recomendable no perder de vista la sidra local.

Hardanger (Robin Strand/Norphoto/AS)

Para disfrutar al máximo del regalo para los sentidos que es este fiordo, lo mejor es optar por el circuito Handangerfjord in a Nutshell, de Fjord Tours. Un recorrido que, saliendo desde Bergen u Oslo, se puede diseñar a medida para hacer tantas paradas como sean necesarias. Eso sí, hay que parar con tiempo y una buena cámara de fotos en el vertiginoso afloramiento de roca que cuelga alrededor de 700 metros sobre el lago Ringedalsvatnet, en Odda, porque los azules que se admiran son indescriptibles. También es un buen lugar para practicar senderismo, con rutas bien señalizadas y cabañas para pasar la noche.

Pero no solo de la naturaleza vive Bergen. La ciudad esconde atractivos tan imprescindibles como Bryggen, el antiguo muelle hanseántico que forma parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Sus casitas de madera de postal recuerdan la época en la que fue el centro de comercio porturario entre el país y  Europa. Hoy está plagado de bares, restaurantes y museos. También se impone una subida en el funicular Fløibanen, que ofrece las mejores vistas de la ciudad y sus siete colinas; una visita a la Torre Rosenkrantz de 1270; a la iglesia medieval de madera de Fantoft; el acuario y, sobre todo, al mercado de pescado, donde se puede probar lo más granado de la gastronomía local: cangrejo real, trucha, bacalao y el mejor salón noruego.

Barrio de casitas blancas de Stavanger, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO

El Púlpito, en el fiordo de Lysefjord y cerca de Stavanger (Casper Tybjerg / VisitNorway)

Hardangerfjorden

Bryggen, el antiguo muelle hanseático de Bergen (Robin Strand/Bergen Tourist Board)

Vista panorámica de Ålesund (Samuel Taipale / Visitnorway)

avanti
indietro

Naturaleza y arte en estado puro

La ciudad de Stavanger ejemplifica a la perfección la unión de naturaleza y cultura que mejor define a Noruega. La que fuera Capital Europa de la Cultura hace una década, destaca por su vida nocturna y por su gastronomía. Aquí se forman los chefs más reputados del país y cuenta con los mejores restaurantes de Noruega, además del célebre festival gastronómico Gladmat (del 18 al 21 de julio). Una buena idea es recorrerla a pie o en bici parando en su asentamiento de casas de madera (las mejores conservadas de Europa) con más 170 preciosas casitas blancas, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, así como en los museos del Petróleo y de la Sardina.

Vista panorámica de Ålesund

El regalo natural que esconde Stavanger es el Preikestolen, El Púlpito. Probablemente sea uno de los lugares más famosos y espectaculares de todo el país. Está junto al fiordo Lysefjord, desde donde se puede acceder a esta plataforma rocosa de infarto, ubicada a 640 metros sobre el nivel del mar. El camino de subida son dos horas y requiere cierta preparación física, pero las vistas compensan absolutamente todo. Para los que prefieren menos ajetreo, también se puede admirar desde las aguas del fiordo en barco. Si el senderismo te gusta, otra actividad que no hay que perderse es el trekking a la roca Kjerag, que se mantiene de forma milagrosa sobre este fiordo, a casi 1.000 metros de altura, como un prodigio de la naturaleza. Hay rutas, con traslado desde Stavanger, que duran entre 10 y 11 horas.

Como contrapunto, Ålesund es la ciudad modernista de Noruega. La cuna del Art Noveau (hermanada, por cierto, con Barcelona) es una recoleta localidad que se puede admirar en su conjunto desde el mirador Aksla, pero que, sobre todo, hay que pasear para inmortalizar sus numerosos edificios estilo art noveau, entre ellos el centro de arte. Bien podría ser el escenario de un cuento de hadas nórdico porque, a su encanto urbano y a la romántica posibilidad de dormir en un faro, hay que sumar el imponente fiordo Gerirangerfjord, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Con excursiones de un día en autobús y ferry, visitarlo es dejarse enamorar por el azul profundo de sus cascadas salvajes, el verde exuberante de su vegetación y la nieve que cubre los picos de su montaña. También ofrece muchas opciones para los amantes de los deportes de naturaleza como senderismo, kayak, rafting o pesca.

Fiske Balestrand (Vegard Aasen/VERI Media)

Además, desde Ålesund también hay que visitar el fiordo Hjorundfjor, hacer senderismo por los Alpes de Sunnmore e ir a la isla de los pájaros, Tunde, donde anida la mayor colonia de frailecillos de Noruega. La llamada Escalera de los Trolls, también conocida como la carretera Trollstigen, también merece una conducción a través de su escarpada ladera, que alberga 11 cerradas curvas aptas para los más avezados. En definitiva, un viaje al lugar donde la naturaleza se funde con la naturaleza tan idílico y de postal para caer rendido ante la majestuosidad de los fiordos noruegos.

Si necesitas mas información visita: www.visitnorway.es

Compartir

Contenido de Content Factory para VISITNORWAY. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.