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'La Peste': epidemias, lujo y corrupción en la Sevilla del siglo XVI

Movistar + estrena el 12 de enero este thriller ambientado en la rica y decadente Sevilla del Siglo de Oro dirigido por Alberto Rodríguez

Prado Campos

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Ambientada en la Sevilla del Siglo de Oro, rodada en 130 localizaciones con casi 200 actores y como si fuera una gran película, con un presupuesto de 10 millones de euros y el tándem Alberto Rodríguez y Rafael Cobos detrás. La nueva serie de Movistar+ llega dispuesta a revolucionar la televisión nacional con un thriller donde se mezcla opulencia, pobreza, corrupción y asesinatos.

Un viaje a la Sevilla de la opulencia. A la ciudad más bella del mundo, la puerta de América y la nueva Roma del siglo XVI, pero también a la Sevilla de la miseria y la podredumbre, de la peste y la corrupción. Esa ciudad bipolar, repleta de contrastes donde el oro convive con las ratas, donde cristianos, judíos, moriscos, esclavos, nobles y prostitutas se mezclan es la que recrea La Peste, la nueva serie de Movistar+ que se estrena el 12 de enero con la temporada disponible al completo en VOD y en #0 con la emisión de un doble capítulo.

Creada por Alberto Rodríguez y Rafael Cobos (La isla mínima, El hombre las mil caras), La Peste es, sin duda, la serie más ambiciosa de la televisión española. Se ha rodado como si fuera una gran película durante 18 semanas y ha contado con un presupuesto de 10 millones de euros. Cuenta con más de 130 localizaciones, en su gran mayoría reales, y han participado más de 400 técnicos, más de 2.000 figurantes y casi 200 actores. Además, es la primera serie que ha formado parte de la sección oficial del Festival de Cine de San Sebastián.

Con estos números y seis episodios de 50 minutos llega esta primera temporada en forma de un thriller trepidante donde lujo, pobreza, corrupción, inmigración y prostitución se mezclan con un asesino en serie y la peste negra.

Es, precisamente, durante la plaga cuando el exmilitar Mateo regresa a Sevilla para sacar de la ciudad a Valerio, el hijo de un amigo fallecido. Huido de la ciudad acusado de hereje por imprimir libros prohibidos, Mateo ahora se reencontrará con su pasado y acabará arrestado por la Inquisición aunque puede salvar su vida si resuelve una serie de crímenes con tintes diabólicos. Paco León encabeza el reparto como el nuevo rico Luis de Zúñiga, acompañado de Pablo Molinero como Mateo Núñez; Sergio Castellanos como el joven Valerio; Patricia López Arnái; Manuel Solo o Cecilia Gómez.

Con esta trama Alberto Rodríguez sigue erigiéndose como uno de los grandes cronistas de la ficción española. En La Peste retrata las cloacas de la sociedad, las del XVI pero también la de nuestro XXI: corrupción, inmigración, guetos, desigualdad...  Los paralelismos son evidentes y, de este modo, la nueva serie de Movistar+ se erige como una suerte de máquina del tiempo realista.

Trailer La Peste

El reto: recrear la Sevilla del Siglo de Oro

Rodríguez ha afirmado en varias ocasiones que La Peste es el rodaje más complicado de todos los que ha abordado. El director, ganador de dos premios Goya, asegura que "a la dificultad de un rodaje complejo como este, ha habido que añadir la complejidad de tener que inventarnos una ciudad que no existía ya hoy en día. Ha habido un gran trabajo de todos los departamentos para resucitar de una manera u otra la ciudad".

Pepe Domínguez del Olmo, director de arte de la serie, lo confirma. "El mayor reto ha sido doble. Por un lado, entender bien la época para no caer en los clichés y, por otro, desarrollarla en la serie. No es como las series habituales que se refugian en cuatro o cinco decorados sino que se ha rodado casi siempre en exteriores y, realmente, de lo que hay menos documentación es de cómo eran las calles y las casas populares", explica.

De hecho, esa es la mayor dificultad y lo más espectacular de La Peste: hacer real esa Sevilla del Siglo de Oro que era eslabón con el Nuevo Mundo y ostentaba el monopolio del comercio de las Indias, pero que también era sinónimo de riqueza y corrupción, de decadencia y especulación y una auténtica Torre de Babel donde se hablaban más de 50 idiomas.

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Rodríguez y Domínguez han creado esa ciudad de contrastes entre los ricos palacios de los nobles y los arrabales extramuros donde se concentran inmigrantes, pobres y apestados. Mercados bulliciosos, puertos repletos, callejones y recodos crean una Sevilla de claroscuros y muy caravaggista. El director de arte, ganador de un Goya, explica que ha habido un arduo trabajo de documentación porque esa ciudad barroca no tiene nada que ver con la que hoy tenemos en la retina. "Todo está medido y no se ha caído en el efectismo, es una virtud que forma parte del lenguaje de Alberto Rodríguez , que es muy realista y va a sumergir al espectador en la época".

El equipo de arte comprobó que urbanísticamente la ciudad no tenía mucho que ver con la Sevilla de mediados del XVI. El rodaje, hecho en localizaciones en Andalucía y Extremadura, ha convertido emplazamientos como el convento de la Concepción de Carmona en un mercado de pescado donde hay hasta esturiones autóctonos del Guadalquivir de la época; la hacienda Martín Navarro de Alcalá de Guadaíra es la fábrica de añil; la isleta de Coria del Río es el puerto de Sevilla y el Palacio de la Montilla de Sevilla, el lugar donde vive Zúñiga.

También se ha consultado documentación para dar forma a esos guetos extramuros donde se hacinaban los pobres. "Existían en prácticamente todas las ciudades fortificadas. Hemos tenido que hacer un ejercicio de creación porque había poca documentación sobre cómo eran los arrabales. Nos hemos apoyado en un grabado en el que en una esquina aparece una cabaña de la época y también en textos como El Quijote, que habla de esos arrabaleros cargados de corcho. De hecho, de ahí ha surgido la idea de hacer los techos de corcho", explica Domínguez.

Cuenta otras curiosidades como que han utilizado enormes cantidades de tierra y de fruta y verdura podrida para los suelos del mercado. "Para mí era muy importante porque queríamos darle mucha profundidad a ese suelo. Hemos usado cantidades inmensas, camiones y camiones, de mantillo y picadura de árbol y de fruta y verdura podrida".

A esa reproducción medida y fiel de ese barroco, se suma el retrato que hace Alberto Rodríguez de su sociedad. "Una de las grandes virtudes de Albero es que es un gran cronista. Esa insistencia en ser muy exactos en la época y trasladarla hoy en día es donde se consiguen los brillos de la serie", garantiza. Por eso, La Peste también habla de esa sociedad de doble moral, luchas de poder y corruptelas políticas y eclesiásticas. Tanto es así, por ejemplo, que la plaga de peste negra no solo es una crisis sino un negocio que se usó para especular, gentrificar y hacer caja inmobiliaria. Y todo ello, regado con unos intrigantes crímenes que enganchan al espectador a esta nueva serie como si de la propia peste se tratara.

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