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RENFE

Viajando en verde

El transporte de mercancías y viajeros por ferrocarril, una de las fórmulas de transporte más sostenibles

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Cada vez viajamos más. El importante incremento de la movilidad de personas y mercancías en los últimos años hace indispensable encontrar fórmulas sostenibles para que el transporte perjudique lo menos posible al medio ambiente. Las estadísticas demuestran que moverse en tren es una de las mejores opciones para viajar y al mismo tiempo contribuir al cuidado de nuestra atmósfera. Los datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) y de la Unión Internacional del Ferrocarril (UIC) no dejan lugar a dudas: el transporte es el responsable del 23% de los gases de efecto invernadero debidos a consumo de combustible. Por otra parte, se espera que la demanda de movilidad mundial tanto de viajeros como de mercancías se duplique entre 2010 y 2050, de modo que el riesgo medioambiental se agravará. No podemos frenar el progreso, así que debemos trabajar por hacerlo más sostenible.

El tráfico rodado, el principal problema

Las emisiones de de CO2 del transporte ferroviario son sustancialmente menores a las de otros sistemas

Según el Plan Nacional del Aire del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, el tráfico rodado es el principal responsable de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y óxidos de nitrógeno (NOX) en las grandes ciudades. Desde este ministerio y la Dirección General de Tráfico se está promoviendo el uso de vehículos eléctricos a través de múltiples medidas de apoyo, ya que tienen la gran ventaja de no emitir elementos contaminantes a la atmósfera. Así, queda patente que los medios de transporte propulsados por energía eléctrica son la elección más sostenible para desplazarse, tanto en ciudad como fuera de ella.

Las emisiones de de CO2 del transporte ferroviario son sustancialmente menores a las de otros sistemas

El tren: un medio rápido, cómodo y verde

Precisamente en la emisión de gases contaminantes, el tren tiene una de sus mayores ventajas comparativas. Los datos de la IEA señalan que el 8% del transporte mundial se realiza por ferrocarril, pero sólo el 3,5% de los gases de efecto invernadero se deben a este modo de transporte. Esta diferencia es debida sobre todo a las emisiones de de CO2, que son sustancialmente menores que en otros sistemas.

La razón principal es el uso creciente de energía eléctrica en el transporte por tren. Según cifras de Renfe, el 89% del volumen de transporte de viajeros y mercancías se desarrolla por redes electrificadas, por lo que está “parcialmente descarbonizado”. Esto significa que el 53% de la energía que emplea es sin emisiones y el 33% restante es energía renovable.

Una huella de carbono cada vez más baja

Desde 1990, año base establecido por el Protocolo de Kioto, Renfe ha reducido su huella de carbono un 56%, hasta situarse en 24,2 g. de CO2 por unidad transportada. Por su parte, los datos de Ecologistas en Acción aportan que un turismo medio con un solo pasajero emite 320 g de CO2 por kilómetro recorrido, así que las cifras hablan por sí solas.

Volviendo al informe de IEA, vemos que el 10,5% de los gases de efecto invernadero producidos por el transporte se deben a la aviación; el 10,4% a la navegación y un contundente 73,2% al tráfico rodado. Una vez más, el tren se erige como el medio menos contaminante.

Veinticinco años de mejora continua

En los últimos veinticinco años, la sostenibilidad del transporte ferroviario ha mejorado sustancialmente:

Las emisiones de CO2 debidas al transporte ferroviario se han reducido un 63% en viajeros y un 48% en mercancías.

Comparada con 1990, la intensidad energética del sector ferroviario (energía por unidad transportada) ha decrecido un 33% en todo el mundo.

Más de un tercio de la energía empleada es eléctrica y un cuarto de las líneas están electrificadas a nivel mundial.

En el caso de España, Renfe apuesta firmemente por la sostenibilidad y la eficiencia energética, por lo que ha suscrito un nuevo acuerdo con Adif (que se ocupa de las infraestructuras y de gestionar la circulación ferroviaria en España) para profundizar en varias áreas, incluyendo la mejora de las prácticas para el consumo y el ahorro de energía y la realización de proyectos de innovación para buscar sustitutos del combustible fósil, como el gas natural licuado o las pilas de hidrógeno.

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