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Qué hacer y qué no hacer en las redes en caso de atentado

Qué hacer y qué no hacer en las redes en caso de atentado

A las pocas horas del terrible atentado terrorista en las Ramblas de Barcelona la red social Facebook activó un botón especial para advertir a los contactos de un determinado perfil si esa persona se encontraba a salvo. De hecho, hasta las fuerzas de seguridad pidieron en las mismas redes sociales que se avisara a través de este tipo de aplicaciones y no por vía telefónica para no colapsar las líneas. Pero no es lo único que recomendaron. Esta es una lista de algunos consejos a seguir.

Jueves, 1 de enero 1970

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1. Fuentes contrastadas.

Los expertos insisten en asegurarse de quién es la fuente de la que estamos obteniendo información. «Hay que seguir informaciones a través de fuentes oficiales» porque de esa manera, explica la Guardia Civil en una de sus comunicaciones, «ayudaremos a establecer la normalidad». En las primeras horas del atentado de Barcelona desde diferentes cuentas se extendía la idea de que un terrorista se había atrincherado en un local con rehenes. Incluso se algunos llegaron a decir que se escuchaban «tiros». Bastó que alguien dijera que lo había escuchado en una televisión local para que el bulo se extendiera.

2. En quién confiar.

Si alguien necesita información ante un hecho relevante, lo fundamental es cerciorarse de que la fuente es fiable y eso implica, añade la Guardia Civil, «conocer los canales habituales de comunicación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, policías autonómicas, locales y servicios de emergencias». Por la agilidad e inmediatez de la información, Twitter es la red social más recurrida en estos casos y todos los cuerpos de seguridad y emergencias tienen un perfil en la misma. En el caso de Barcelona, la cuenta de los Mossos dio información puntual sobre hechos contrastados y, al menos, de lo que podía ir conociendo para no entorpecer la labor policial.

3. Avisos para pedir ayuda y ofrecimientos.

Uno de los «poderes» que tienen las redes sociales es la rápida difusión de los mensajes. Precisamente por ello resultan útiles para, en casos como el de Barcelona, encontrar a gente desaparecida. Lo mismo se puede aplicar para los ofrecimientos de ayuda. Taxis, hoteles y particulares ofrecieron su ayuda a través de las redes sociales. Bajo la etiqueta #BedInBarcelona decenas de personas ofrecían abrir su casa a quienes lo necesitaban copiando una iniciativa que se inició en Bélgica tras otro atentado terrorista. El problema vuelve a ser qué difundir y qué no. De hecho en las mismas redes sociales se denunciaron varios perfiles que difundieron la fotografía de una persona dándola por desaparecida. Se trataba de un nuevo bulo elaborado con la misma fotografía que ya se había utilizado en otros casos. La búsqueda de «likes» o retuits para lograr «influencia» está detrás de este tipo de actitudes. ¿Qué se puede hacer frente a ello? Los expertos recomiendan cerciorarse antes de apretar en botón de enviar. Una búsqueda sencilla en Google, por ejemplo, puede sacarnos de más de un engaño. En momentos de crisis, advierten, también suelen aparecer vídeos o capturas de titulares igualmente falsos. La fotografía de un simple coche de policía con las luces de alarma encendidas puede hacerse viral con el mensaje: «En estos momentos, la policía enfrentándose a uno de los terroristas».

4. Seguir las advertencias.

A través de las redes sociales se pudieron seguir las diferentes recomendaciones y advertencias de los cuerpos de seguridad durante las horas siguientes al atentado de Barcelona. De hecho buena parte de las personas que se vieron confinadas en distintos locales cercanos a las Ramblas iban conociendo lo que estaba pasando gracias a ellas.

5. Información.

Los cuerpos de seguridad también utilizan las redes sociales para obtener información. De hecho, a través de distintas cuentas, se pidió la colaboración ciudadana, para lo cual se remitía a un correo electrónico y un número de teléfono.

1. No apresurarse a apretar el botón de «enviar».

Los medios de comunicación también se equivocan y, en ocasiones, más que contribuir al debate y formación de la opinión pública se convierten en distribuidores de noticias no contrastadas, rumores o imágenes sin tratar de forma adecuada, por ejemplo, pixelando las caras de agentes o menores. El diario Público lo reconocía este viernes en un artículo de su directora, Ana Pardo de Vera: «En los primeros minutos del atentado, este diario publicó de forma indiscriminada las imágenes del atropello terrorista en Barcelona sin tener en cuenta si las fotografías mostraban el rostro o la identidad de las víctimas».

2. Imágenes de víctimas.

En un mundo hiperconectado a las redes sociales y con las estadísticas de teléfonos móviles por habitante disparadas, encontrarse con millones de fotografías de un hecho puntual es lo habitual. El atentado en Barcelona no fue una excepción y muy pronto comenzaron a circular vídeos y fotografías. Las fuerzas de seguridad insistieron a través de sus cuentas en la recomendación de no retuitear este tipo de fotografías y, de hecho, dio pie a copiar la misma campaña que se puso en marcha en Bélgica, la de difundir «fotos de gatitos» para contrarrestar. Desde luego parece legítimo entablar un debate sobre qué tipo de imágenes se deben difundir. Algunos consideran que hay una gran diferencia entre popularizar una fotografía con la intención de «concienciar», como en el caso de las imágenes de refugiados, y ofrecer simplemente «morbo» porque informativamente no es relevante.

3. #StopBulos, #TontosdelBulo

De nuevo relacionado con el hecho de apretar demasiado rápido el botón de enviar o, simplemente, con el ansia de lograr la famosa influencia. Muchas personas con buena intención caen en cadenas de mensajes que no son más que bulos. «Protección Civil de Málaga preguntaba a sus seguidores en Twitter: «Si por WhatsApp te dicen que las vacas vuelan ¿Tú te lo crees? Pues eso, no sigas el rollo a #TontosDelBulo». Y es que, efectivamente, durante las siguientes horas del atentado de Barcelona, y, según advierten los expertos, durante los próximos días, se suelen generar cadenas y cadenas de mensajes falsos. Por WhatsApp también le llegaba a mucha gente que desde el viernes por la mañana España estaba en el nivel de Alerta 5, el máximo, por un nuevo ataque terrorista inminente y que no lo decían para no asustar a la población. La Policía Nacional y la Guardia Civil difundieron sin descanso la falsedad de este mensaje, pero bastaba con acudir a la fuente adecuada, el Ministerio del Interior, para ver que en su propia página web anunciaba que la alerta se mantenía en el nivel 4.

4. Operativos policiales.

Las Fuerzas de Seguridad también piden la colaboración ciudadana para no desvelar dónde se sitúan los controles policiales o de las distintas intervenciones para evitar dar esas pistas a los terroristas.

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