Tras dos años sin San Patricio, «estamos cogidos con pinzas»

Al tiempo de celebrar cualquier gran evento en Lanzarote, fácil resultaba hasta marzo de 2020 hacer empleo de alguna de las propuestas vinculadas con el inversor Cristóbal Sánchez Ferrer. La pandemia ha hecho que la actividad de las empresas vinculadas con este hombre de negocios, con casi 100 empleados, se haya visto rebajada a la mínima expresión, quedando estos días con la veintena. Mes a mes, durante un año, ha ido tirando de ahorros y operaciones financieras, como la gran mayoría de los empresarios de hostelería de la isla y del resto de Canarias. «Estamos cogidos con pinzas», resume.

Las celebraciones con irlandeses por San Patricio fueron sus primeras cancelaciones de notabilidad. Un año después, a pesar de la devoción por Lanzarote que hay en el país del trébol, tampoco habrá lugar a fiestas. Sánchez Ferrer asume con resignación que aún no hay condiciones; pero no se deja llevar por el pesimismo. A fin de cuenta, para alguien con casi tres décadas de experiencia profesional que las ha visto de todos los colores, sabe que ya vendrán tiempos mejores. A un año vista, vacuna de por medio, confía en que San Patricio sea digno de recordar en 2022.

Para salir adelante, junto al esfuerzo personal, demanda este inversor un rápido giro de 180 grados en el trato que reciben los emprendedores de las administraciones. «Tienen que copiar lo bueno de Europa», sentencia, «porque ahora mismo», pese a múltiples anuncios, «hay cero ayudas». De este modo enlaza la tardanza en abonar subvenciones con los condicionantes que se demandan. «No entiendo que uno de los requisitos para cobrar sea estar al día en impuestos y Seguridad Social», con el pago de nóminas, en consecuencia, en segundo o tercer plano. Y siendo la alternativa aplazar al 3%, por encima del interés que da la banca. «El Estado no debería hacer negocio con nosotros», lamenta.

Y se justifica matizando que «detrás de un autónomo, de un emprendedor, hay muchas familias». Más que nunca ve precisa una ley de segunda oportunidad, que ahora mismo está a expensas de la clase política, sin distinciones sobre derecha, izquierda o centro. Porque vaticina Cristóbal que cuando la economía se vea reflotada, «cuando se abra, el que esté débil lo va a seguir sufriendo», con riesgo en consecuencia de no superar el bache y quedando en la estacada todo el capital humano de cada proyecto que decaiga. Sabe este empresario que «detrás de cada trabajador hay una historia». Que la misma no adquiera tintes de drama dentro de unos meses dependerá de cómo las administraciones actúen a corto plazo con los emprendedores, entiende Sánchez Ferrer, conocedor del panorama en general desde su papel como directivo del Círculo de Empresarios de Lanzarote.

A nivel particular, este inversor procura ir salvando sus propuestas día a día, pero sin desmerecer al futuro menos inmediato, con la esperanza de que 2022 y 2023 sean años de bonanza. Cerrados los bazares de Puerto del Carmen, así como algunos de sus grandes propuestas en materia de restauración, por la escasez de turistas; se está volcando con algunas apuestas más orientadas al consumidor local, caso del acogedor Arenas Lounge. Desde esta plaza intenta cuando mira la agenda observa que para buena parte de 2022 «está a tope». Pero para llegar hasta entonces, insiste este emprendedor en que haya verdaderas sinergias entre los que se juegan los euros y los que tienen mando institucional. «Y no importa cuál es su color político», zanja.

La Confederación Empresarial de Lanzarote (CEL) esta semana se ha pronunciado a favor de que las ayudas directas a las empresas que se contemplan por el Gobierno de Canarias y los ayuntamientos, se centren en dar liquidez a dichas entidades en lugar de incidir en la flexibilidad fiscal. Para el presidente, Francisco Martínez, «las actuales circunstancias generadas por la pandemia hacen imprescindible que se articulen ayudas directas para mantener el tejido empresarial y productivo».