El legado póstumo de Juan Brito

Entrar en la vida de Juan Brito Martín (El Peñón del Indiano, Tinajo 1919, Arrecife 14 de febrero de 2018) es como mirar por un caleidoscopio de enormes dimensiones. A sus 98 años, y hasta el último día de su vida, este lanzaroteño universal no dejó de trabajar, idear y pergeñar nuevas propuestas y proyectos encaminados a enriquecer la cultura y el legado de su isla.

Así, tal y como relata uno de sus máximos colaboradores, su hijo Pedro, «hasta el último aliento de su vida no dejó de idear cosas nuevas y solo tras la muerte de mi madre se dio cuenta de que tenía mucha prisa por acabarlas y de que apenas le quedaba tiempo». De este modo, dejó cerca de una docena de proyectos póstumos, algunos concluidos y revisados, listos para darse a conocer, y que en poco tiempo saldrán a la luz; y otros muchos esbozados, ya que el propio Juan Brito iba escribiendo allí donde le cuadraba, en servilletas, prospectos, facturas, cartas del banco, papeles reciclados o en sus múltiples cuadernos de espiral, en los que este anciano de espíritu joven y libre iba anotando ideas nuevas. «Ahora nos queda una ardua tarea que nos llevará a mis hermanos y a mí», según explica su hijo Pedro, «largo tiempo hasta lograr ordenar, pasar a limpio y mecanografiar para un día poder publicar y dar a conocer».

Entre sus últimos trabajos destacan un cuento infantil en el que Juan Brito relata su infancia de niño pastor y su amor por los animales, con una sabia moraleja sobre cómo llegar a viejo. Su título es Muñequito de Trapo, con ilustraciones de una niña de 15 años, Daniela Plasencia, que está a punto de editarse con la ayuda del Cabildo.

También destaca su gran obra Mi Vida en Coplas, con varios centenares de estrofas en las que relata su cerca de un siglo de vida.

Otro proyecto tendrá que ver con su vasto legado arqueológico, cedido al que será el futuro Museo Arqueológico, que le dedicará una sala en reconocimiento a su labor, como la persona que más hizo por conservar, proteger y cuidar los yacimientos de la isla. De hecho, gran parte de los restos que se conservan los guardó durante años en su casa.

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