Un efectivo de la UME controla uno de los drones desplegados en la vigilancia del proceso eruptivo en Cumbre Vieja. EFE

Drones: los nuevos aliados en la vigilancia aérea del volcán palmero

Siete aparatos del Instituto Geológico y Minero de España y del Grupo de Emergencias y Salvamento captan la evolución de la erupción

Carmen Delia Aranda

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 9 de octubre 2021, 01:00

Los drones se han convertido en unos grandes aliados en la gestión de la emergencia volcánica de La Palma y en el seguimiento científico del proceso eruptivo.

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«Estamos 'volando' para dar asistencia al comité científico asesor. Si detectan una anomalía o evento nuevo, se ponen en contacto con nosotros e, inmediatamente, hacemos un vuelo de emergencia para ver qué ha ocurrido; si ha surgido una boca nueva, si hay un cambio de coloración en los gases, una grieta en la base o algún cambio en el avance de las coladas», explica Carlos Lorenzo, integrante del Servicio de Trabajos Aéreos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) desplegado en estos días en La Palma.

La función de los drones es tan esencial que están las 24 horas disponibles para pilotarlos hasta las puertas del infierno y grabar las imágenes de lo que allí ocurre. «Como mínimo, hacemos un vuelo por la mañana y otro por la tarde», apunta Lorenzo sobre estos trayectos aéreos en los que recorren el volcán desde el cono hasta la fajana, sin olvidar el nuevo ramal surgido el miércoles.

Actualmente, el IGME dispone de cuatro aparatos, a los que se suman otros tres del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES) del Gobierno de Canarias. Unos y otros trabajan juntos en la vigilancia de la erupción.

Los drones que manejan están dotados de dos tipos de cámara; RGB y térmica. «Cuando las coladas se han enfriado en superficie, con la cámara RGB no somos capaces de advertir lo que está pasando y con la térmica podemos ver el calor que conduce cada afluente de la colada», dice este piloto con formación de geólogo.

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Sorprendentemente, los aparatos resisten bien las difíciles condiciones de los vuelos, llegando a acercarse a cien metros de la boca del volcán. «La temperatura es el menor de nuestros males. Otros factores más limitantes son las interferencias electromagnéticas que producen la erupción y las coladas que provocan la pérdida de la señal del dron», comenta el técnico.

También el impacto de los piroclastos dificulta el vuelo de los drones. «La ceniza impacta en las hélices, que se quedan como sierras. También entra en los estabilizadores de las cámaras y en los motores», señala Lorenzo admirado de la resistencia de los artefactos. «Están aguantando bien las condiciones extremas de los vuelos, incluso las ondas de choque de los pulsos explosivos que nos tiran el dron para atrás», comenta el geólogo y experto en el manejo de estos dispositivos.

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Algunos de los vídeos captados en estos vuelos de reconocimiento de la evolución del volcán están publicados en el canal de YouTube del IGME.

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