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El presidente del Cabildo, Antonio Morales (derecha), observa varias piezas de la exposición. C7

El tesoro a punto de expolio hallado en Guayadeque es del siglo VIII al X

La datación de fibras de junco con carbono 14 remonta el yacimiento a 1.000-1.200 años antes. Destaca la variedad de las fibras vegetales

Jesús Quesada

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 24 de febrero 2022

El millar de piezas de cestería, madera, cerámica, molinos y argamasas, entre otros elementos, que corrían serio peligro de expolio en una cueva de Guayadeque ha resultado ser uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos años en Gran Canaria. La datación con carbono 14 de una cesta hecha con fibra de junco sitúa el yacimiento entre los siglos XIII y X después de Cristo, una etapa prehispánica menos conocida que la correspondiente a los 500 años anteriores a la Conquista.

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El buen estado de conservación de las piezas (algunas estaban ya metidas en sacos dentro de la cueva), el amplio repertorio material de tejidos vegetales (sobre todo de junco) y el trabajo de laboratorio convierten a esa cueva natural en uno de los pocos espacios que permiten una visión integral de la vida doméstica en la isla en las postrimerías del primer milenio. Son 40 generaciones de personas de hace 1.000 a 1.200 años resumidas en una cueva.

La variedad de tipos de tejido documentados cubre las seis urdimbres descritas para la confección prehispánica y tal vez una séptima. Y de la fineza del hilo de junco utilizado y la densidad del tejido logrado se desprende la posibilidad de que se utilizaran telares horizontales de madera para su elaboración. Además, se observa el tratamiento de algunos tejidos con barro, quizás para su impermeabilización y mejor conservación.

Uno de los tejidos vegetales encontrados en la cueva de Guayadeque. C7

Y todo gracias a un aviso ciudadano, que advirtió al Servicio de Patrimonio Histórico de que alguien intentaba robar material arqueológico de una cueva del barranco de Guayadeque de difícil acceso (se precisa una escalera para entrar).

Era diciembre de 2020 y en la primera visita, los inspectores del Cabildo se encontraron varios sacos con piezas arqueológicas dispuestos para el expolio, un sacho, una barra de hierro... No era sencillo bajar los sacos. Nunca apareció el expoliador y queda la duda razonable de si llegó o no a llevarse material, pero en todo caso el hallazgo ha superado con creces las expectativas iniciales.

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Próximas dataciones de otros materiales recuperados podrían extender el periodo de uso prehispánico de la cueva, a cuya conservación contribuyó el hecho que no fuera reutilizada después de la Conquista. Las realizadas con elementos hallados en el barranco de Guayadeque sitúan su ocupación entre los siglos IV y XI después de Cristo, un calendario que también podrían alternar las piezas de esta cueva.

Una de las curiosidades del hallazgo es una pieza de la argamasa con la que se revestían las paredes de la cueva, en la que aparecen incrustados los dedos de la mano de algún albañil de aquella época.

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Un trozo de argamasa para revestir paredes con la forma de dedos incrustados. C7

Al presentar los resultados del hallazgo, el presidente del Cabildo, Antonio Morales, destacó que las piezas recuperadas están en «su preciso contexto arqueológico, lo que facilita su estudio» y aseguró la continuidad de recursos para la investigación en el barranco de Guayadeque.

También resaltó el incremento experimentado en los últimos años por el inventario arqueológico insular, que suma más de 1.100 lugares y acumula otros 200 en estudio. Para ello ha sido fundamental la colaboración ciudadana, decisiva para la protección de este patrimonio y que regularmente comunica hallazgos casuales.

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Xavier Velasco, inspector de Patrimonio Histórico de Cabildo, comentó que el hallazgo confirma que el barranco de Guayadeque «no está agotado arqueológicamente» y que el amplio repertorio de materiales vegetales «abre la mirada al papel de la mujer en la comunidad».

El trabajo arqueológico en la cueva se llevó a cabo por la empresa Tibicena en 2021 y no fue hasta diciembre pasado cuando llegaron de Estados Unidos los resultados de la prueba de carbono 14.

Semillas de higos y de cebada, raquis de cereales y otros elementos vegetales encontrados entre las fibras de las cestas recuperadas arrojarán más luz sobre la alimentación de entonces gracias a los hallazgos en esta cueva dividida en varias estancias y en las que los tejidos para almacenamiento de alimentos se atesoraban en los espacios más oscuros e interiores.

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Varias piezas recuperadas en la cueva del barranco que sirve de frontera entre Agüimes e Ingenio se exponen hasta el día 4 de marzo en el patio interior de la Casa Palacio del Cabildo, fecha en la que dos profesionales que trabajaron en la recuperación de las piezas. Sara Bosch y Verónica Alberto, expondrán los resultados de la investigación.

Para Xavier Velasco el caso de esta cueva de Guayadeque, donde se evitó la pérdida de materiales arqueológicos de gran valor, es un claro ejemplo de los beneficios de la participación ciudadana en la protección del patrimonio. Se trata, dijo el arqueólogo, de una responsabilidad social compartida que hace que «todas las semanas nos lleguen notificaciones de hallazgos casuales y denuncias».

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